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Se aproxima la fecha en que tú irás a presentar tu examen de ciudadano. Pero debes tener un gran cuidado. Por favor, reflexionemos todos conjuntamente.
El día 16 de mayo de 2010, los ciudadanos mexicanos de Yucatán tienen la opción de ir a votar. En alguna parte se dice que tienen la "obligación" de hacerlo. Pero no hay sanciones para quien no lo haga. Por lo tanto, es correcto decir que tienen la opción de hacerlo o de no hacerlo.
Una opción les daría gobiernos y representantes que sólo le deberían sus puestos a los electores. Otra opción sería a favor de personas que no sienten que sus puestos sean gracias a los electores, sino gracias a sus "patrones" o "patrocinadores". Hoy hay silencio electoral y, por lo tanto, no se debe hacer mención alguna de preferencias de partido. Pero sí podemos hablar en abstracto y dejar que cada quien saque sus propias conclusiones.
El voto es libre, sí, pero no tan libre. Me explico. Al votar tenemos la obligación de estar bien informados. Votar sin información fidedigna, exacta y verdaderas es dejar de cumplir una muy grave obligación. El voto no puede ser un acto de cumplimiento de promesas por intercambio de regalos o promesa de "chamba". El voto sólo puede ser la petición clara y concreta de que quien debe gobernar cada ciudad y quien debe representar a los ciudadanos en el congreso, debe ser gente sólo comprometida con sus electores. Debe ser gente que no sienta que le debe algo a su partido o a los dirigentes de su partido, y mucho menos a los políticos con o sin autoridad emanados de su partido.
Cada ciudadano que sea electo sólo debería poder serlo cuando se trate de personas libres, sin ataduras o compromisos con los promotores de su ascenso. Y esto lo decides tú, el que va y vota. Cuando estás parado ante esa boleta con N símbolos de partidos políticos o coaliciones, con la cortinita cerrada para que nadie afuera pueda ver por quién votaste, tienes un grave deber, muy grave —porque no sólo te afecta a ti, sino que afecta a tus hijos menores, mayores y a tus nietos y bisnietos, viviendo o por nacer—: el de estar bien informado de que la opción que escogerás es la que objetivamente más le conviene a tu ciudad, a tu estado, al presente y al futuro: no sólo al tuyo personal.
Si no sabes por quién debes votar, si no tienes información, ¡búscala entre personas inteligentes y libres de tu comunidad! No les preguntes a los políticos o a allegados a políticos, porque te van a decir que lo hagas por quienes a ellos les conviene. Detecta, de todas formas, en sus palabras, si lo que dicen tiene fundamento en realidades. No te quedes con cualquier respuesta: exige datos, exige pruebas.
No se vota por quien te conviene a ti en lo personal, sino por quien le conviene a tu ciudad, a tu estado, a tu país, a tu presente y a tu futuro. Si no sabes por quién votar, ¡no votes! Si no estás seguro o segura, ¡anula tu voto! No votes sin saber. ¿Qué probabilidades hay de que al responder, en un examen, "a ver qué pasa" pases tu examen? Digamos que 25%: podrías "atinarle" a la respuestas correcta. Pero si no le atinas, ¡repruebas! Y tú en lo personal tienes un problema.
Pero si te equivocas en tu voto electoral, el problema no es sólo tuyo, sino que le estás dando a tu ciudad, a tu estado, a tu nación, a tus hijos y nietos y bisnietos, un grave problema y todo por tu ignorancia de la cual deberías arrepentirte y sentirte mal.
Cuando votes, recuerda la historia de tu ciudad, de tu estado. Recuerda quiénes han gobernado cuando las cosas han funcionado mejor, cuando se ha hecho más obra pública, cuando se ha endeudado menos o nada a tu ciudad o estado. Ten eso presente: es muy importante. Observa a tu alrededor y ve los esfuerzos que hoy hace tu nación por salir adelante. Pregunta qué lugar ocupa hoy tu nación a nivel mundial en las tareas que sólo se habrían podido hacer con un gobierno que sostenga y promueva libertades.
Recuerda quiénes son los que han llegado a tener problemas para pagarles sueldos a los maestros y quiénes siempre les pagaron puntualmente. Recuerda cuándo la construcción de casas para los trabajadores fue ágil, eficiente, rápida y real. No olvides quién estaba en el gobierno cuando el fondo para construir casas de los trabajadores fue cancelado y usado para pagar los errores del gobierno.
Pregunta quiénes se atrasan en pagarles a los proveedores de los gobiernos locales, nacionales y estatales. Pregunta quiénes pagan a tiempo. Pregunta quién hace más obra sin endeudar a las generaciones futuras. Pregunta quién ha pagado las deudas públicas adquiridas por gobiernos anteriores. Si no sabes las respuestas a esas preguntas, tú no debes votar. Tú sólo puedes votar cuando sabes a ciencia cierta de dónde han emanado los gobiernos que mejor han administrado tu ciudad, tu estado y tu nación.
Votar no es un jueguito ni el cumplimiento de una promesa a tu compadre. Votar es elegir y elegir es escoger y escoger es señalar en base a resultados obtenidos en el pasado —reciente o de más atrás. Votar sin saber es como presentar un examen sin haber estudiado: vas a tronar, pero vas a tronar no sólo tú, sino a todos a los que afectes con tu voto ignorante.
Entérate y sólo vota porque sabes quiénes son los más decentes, los más ordenados, los más responsables, los que trabajan para el presente y para el futuro, siempre corrigiendo lo que han aprendido que no funcionó bien en el pasado. No juegues con el futuro de tus seres queridos: haz las cosas con responsabilidad ciudadana.