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Daniel Jesús Carrillo Polanco
EnMérida, en Umán, en Cansahcab, en el Distrito 14 o en cualquiera quesea la demarcación territorial en donde ocurra la elección el 16 demayo, el triunfo de la sociedad no depende de lo que hagan o dejen dehacer los rojos, sino de lo que hagan o dejen de hacer los propiosciudadanos.
Antes de que se inicie la campaña electoral, advertimos que los rojos—que forman parte de la maquinaria electoral que tiene como fin ganarelecciones a costa de lo que sea—, harían todo lo que están haciendo.
Desde mucho antes comentamos que a esa organización nunca le hainteresado violar leyes, utilizar el dinero del pueblo para apoyar asus candidatos, y que en general no les importa absolutamente nada contal de obtener "victorias".
Lo importante es ocupar los espacios públicos para tratar deperpetuarse en el poder de facto mediante argucias clientelares concargo a los propios ciudadanos. A las viejas prácticas se han sumadootras más modernas, como el uso de la mercadotecnia para enganchar alos ciudadanos bajo engaños, aunque todo sea pura cáscara o apariencia.
Es una realidad social que no podemos negar o hacer como que no existe.Pero tampoco podemos ni debemos pasarnos toda la vida quejándonos de lomismo. El alacrán es venenoso por naturaleza y así será siempre.
Cada tres o seis años, desde hace más de 80, ha sido la misma historia:que compraron votos, que inflaron el padrón, que violaron las leyes,que agredieron a ciudadanos, que desviaron dinero para las campañas,que repartieron carne, que las autoridades electorales estaban a modopara sus intereses, etc. ¿Acaso alguien esperaba algo distinto en estaselecciones? Estamos a tiempo para evitar caer, una vez más, en lasquejas contra un sistema político que de antemano sabemos cómo semueve, qué hace y qué no hace. Les pregunto: ¿Servirá de algo quejarseotra vez por algo que es y seguirá siendo bola cantada? No está ennuestras manos hacer que los rojos sean legales, que respeten a losciudadanos, que no gasten el dinero, etc.
Lo que sí Lo que sí está en nuestras manos es que nosotrosmismos cambiemos nuestras actitudes y conductas. Está comprobado quecuando la sociedad se une es capaz de derribar cualquier muro deignominia.
Lo que sí podemos cambiar es nuestra apatía por una actitud proactivaque nos permita no sólo participar activamente sino también ir a moverotras almas. Lo que sí podemos cambiar es nuestra actitud egoísta parair a buscar a quienes se sintieron lastimados en procesos anteriores.Lo que sí podemos cambiar es dejar a un lado nuestros interesespersonales para dar primacía a los intereses amplios de la sociedad. Loque sí podemos cambiar es nuestra actitud de soberbia para entender quenos necesitamos todos para alcanzar verdaderos triunfos culturales.
¿Quejarse contra los rojos ayuda en algo? ¿Alguna vez ha procedido algocontra ellos? El cambio que sí es posible es el que debe provenir delos propios ciudadanos que son muchos, pero muchos más.
El 16 de mayo es el día del ciudadano. Es el momento en que con sucredencial, de manera libre y voluntaria, decidirá qué es lo que quierepara los próximos dos años.
Cola de nota.— En Umán abundan los héroes anónimos, me constaque todavía existen muchos y muchas. Gente que se la rifa poniendo enriesgo su salud, su patrimonio y su libertad, sin recibir nada acambio, sólo en aras de alcanzar un bienestar común. En ese lugar, lacandidata del PAN apenas ha gastado el 12.42% del tope autorizado. Lapropaganda roja es de 30 a 3 contra la azul. La pregunta es ¿nuevamentepodrá más el dinero que la conciencia de la gente?— Mérida, Yucatándajecapo@hotmail.com ————— *) Panista. Maestro en Comunicación Política y Mercadotecnia.
Fuente:http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp?cx=11$2900000000$4301119&f=20100513