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El "Día del Ciudadano". Así le llamó Magaly Cruz, presidenta del PAN yucateco al día de las elecciones locales de 2010.
No está mal la expresión para nombrar una jornada electoral: "Día del Ciudadano". Los demás días, por lo tanto, no son del ciudadano, sino de los políticos y de los partidos para decidir sobre lo que afectará a los ciudadanos.
Indudablemente algo no "suena bien". Sería lógico que todos los días sean del ciudadano. De hecho, sería lo único congruente. El problema es el concepto de representación. Las cosas deben ser hechas, ejecutadas, por personas representativas de los ciudadanos. De allí que el día de la elección sea el único "día del ciudadano".
Es bueno que haya traído Magaly Cruz a colación este concepto hoy. Nos recuerda, así, que los ciudadanos nos la hemos pasado demasiado lejos del punto en que podríamos influir, para empezar, en que no sólo sea "nuestro día" el día de la elección, sino todo lo contrario: cada día que se toman decisiones que nos afectan.
Pero es correcta la apreciación de Magaly Cruz y, por lo tanto, es incorrecto el arreglo existencial que ahora existe en nuestra sociedad. Todos los días habrían de ser "del ciudadano", no sólo los de elecciones.
Hemos sido los ciudadanos los que les hemos entregado a los políticos la facultad de decidir por nosotros. El día que votamos, les enviamos un "cheque en blanco" con nuestra boleta, para que hagan lo que les parezca. Pensamos que la orden es: "hagan las cosas lo mejor que se pueda en nuestro beneficio y en beneficio de las generaciones futuras", aunque todo indica que tácitamente comenzamos a aceptar una condición muy diferente: hagan lo se les pegue la gana y déjenme en paz. Ya sabemos lo que hacen con esa orden.
Es nuestra responsabilidad modificar ese orden de cosas. Las modificaciones no se harán por sí mismas y tampoco serán inventadas por quienes serían afectados en sus niveles de derechos y deberes. Los políticos disfrutan el poder —decidir, hacer y deshacer, por nosotros— que en forma de "cheque en blanco" les entregamos con nuestro voto. Y si no votamos, la renuncia a nuestro "día del ciudadano" es aún más patente.
Esta situación debe llegar a su fin ya. Las condiciones tecnológicas permiten, el día de hoy, 16 de mayo de 2010, que todos sean días del ciudadano. El sistema de representación ya no tiene razón de ser. En vez de ello, la democracia podrá estar basada en el criterio masivo que se expresará en forma medible instantáneamente y a costo significativamente bajo a través de un sitio de Internet para resolver los asuntos que afectan la vida de todos. ¿La forma de hacerlo? ¡Existen millones de formas potencialmente adecuadas y factibles! Aquí empezaría la discusión o debate.
Si te gustaría participar en la definición consensuada de la forma de gobierno ciudadano que sustituya políticos y elecciones —¡¿te imaginas un mundo sin propaganda política?!— usa el formulario que podrás llenar aquí.
Por tu colaboración para que todos sean "Días del Ciudadano", muchas gracias.