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Los acontecimientos que se han suscitado recientemente en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Yucatán, constituyen un hito histórico, si bien esto no es nada para enorgullecerse. Veamos porque:
Si bien el Partido Revolucionario Institucional siempre ha tenido las manos metidas en las agrupaciones estudiantiles, que han constituido su semillero natural y constituyen la base donde se inicia la práctica cotidiana, común y consustancial a los integrantes del tricolor, de todo género de prácticas antidemocráticas, tendientes a distraer la conciencia y aturdir el espíritu cívico, a base de dádivas y distracciones, lo anterior ocurrìa de manera lateral y soterrada. Esto es, el disimulo y la simulación eran asuntos de orden común en lo concerniente a los usos y costumbres de la política estudiantil, donde el partido dominante y sus más destacados cuadros intervenían y daban puntual seguimiento a cuanto pasaba en ese ámbito, pero lo hacían de modo solapado, a base de personeros que generalmente eran los propios dirigentes estudiantiles, que se encargaban de mantener a sus compañeros dentro de los márgenes considerados saludables políticamente, al menos para los intereses del grupo hegemónico. Fuerza es admitir, que hubieron escasas y contadas excepciones a las circunstancias descritas con antelación, pero tristemente eran las menos.
De tal suerte, funcionarios del priato, partidistas y gubernamentales, se encargaron de apadrinar la carrera política de multitud de dirigentes estudiantiles, ávidos de incursionar en las grandes ligas de la gestión pública, destinando ingentes cantidades de dinero al efecto y garantizando impunidad a sus protegidos. A cambio, exigían contar con el estudiantado para hacer bulto en los grandes eventos partidistas o como grupo de choque, en varios casos. Al amparo de condiciones de esta índole, se forjaron trayectorias políticas entre las que sobresale por razones obvias, la de Víctor Cervera Pacheco (qepd).
Es innegable, que así como el gobierno intervenía en el escenario estudiantil, de manera posterior y en mucho menor escala, lo hicieron también organizaciones de izquierda como el difunto Partido Comunista Mexicano, entonces en la clandestinidad y de derecha inclusive, vinculadas lo reconociera o no, a la Iglesia Católica Romana. ¿Quien no se acuerda de la inolvidable Corporación de Estudiantes Mexicanos, mejor conocida como los chicos malos del Padre Bueno, de cuyas filas surgieron elementos como Carlos Pasos Novelo, Federico Granja Ricalde y ¡Jorge Carlos Ramírez Marìn!, en su última etapa, naturalmente.
Pero si bien existía presencia de diferentes organizaciones y partidos, éstas por lo menos cuidaban de no aparecer directamente y las autoridades universitarias que por obvios motivos siempre han estado vinculadas a alguna entidad partidista, independientemente de sus siglas, por lo menos se preocupaban de no entrometerse de manera descarada. La presión se ejercía de otras formas, principalmente en lo concerniente a la posibilidad de otorgar derecho a presentar exámenes ordinarios o a título de suficiencia, u otorgando algunos puntitos que fueran requeridos para alcanzar la calificación aprobatoria. Nihil novum sub solem, ¿verdad?
Reitero, partidos y autoridades, cuidaban de no hacerse notorios y de no evidenciar su ingerencia. Pero claro, esto no aplica hoy día en la lógica de la nueva mayoría y menos en esta tierra donde los sueños se hacen realidad, porque el rector actual de la UADY, Alfredo Dájer Abihmeri y el director de la Facultad de Derecho de dicha casa de estudios, José Luis Vargas Aguilar, hermano por cierto de Elizabeth Vargas Aguilar, síndico en el ayuntamiento impuesto ilegítimamente por la tixkokobense Angélica Araujo y pariente de Jorge y Alfredo Aguilar, notoriamente vinculados al grupo Granja, en aras de quedar bien con sus amos, decidieron hacer el trabajo sucio de favorecer la imposición de un candidato en particular a la presidencia de la sociedad estudiantil de ese plantel, emitiendo en contubernio con los líderes de las federaciones estudiantiles existentes en la universidad, una convocatoria a modo, tendiente a facilitar la asunción al poder de Jorge Carlos Ramírez Granados, hijo de Jorge Carlos Ramírez Marín, diputado federal priista y presidente en turno de la cámara citada. Situación completamente inédita y grotesca y que constituye una descarada muestra de la sumisión y arrodillamiento de los funcionarios universitarios, dispuestos a lamer las manos y otros miembros de funcionarios gubernamentales, con tal de poder reelegirse y ascender en posiciones. Lo que resulta francamente vergonzante.
La mal llamada nueva mayoría está desmecatada, ha perdido toda proporción y buen sentido y se entromete descaradamente donde se le antoja, como consecuencia de su borrachera de poder y la inmensa cantidad de complejos que la afectan y que la llevan a jugar a ser dioses, traduciéndose todo esto en su brutal invasión de ámbitos que atañen exclusivamente al estudiantado, como sucede ahora en Derecho y como se apresta a ocurrir en el Tecnológico donde se intenta imponer a un hijo de Porfirio Trejo y lo mismo en la Preparatoria Número dos
Es una verguenza lo que sucede en la Universidad, es muy grave lo que en breve acontecerá en el tecnológico y la Prepara, es lamentable lo que ocurre en Yucatán, es patético lo que hace la mal llamada nueva mayoría, la pandilla que encabeza Ivonne Ortega. ¿Hasta cuando vamos a permanecer con los brazos cruzados?
Dios, Patria y Libertad