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Lamentablemente el Instituto de Cultura está hecho un desastre y su director general se encuentra cercado por un grupo de personas que se dedican nada más a grillar y poco o nada entienden de cultura. Esto se refleja en la arbitraria programación y calendarización de los eventos artísticos correspondientes al Otoño Cultural, donde se han incrustado actividades y exponentes que carecen del sustento de calidad requerida para ocupar espacios como el teatro Peón Contreras, que es la catedral de la cultura en nuestra entidad, que recibe de esta manera, continuas afrentas y faltas de respeto al albergar penosos espectáculos que no van acordes a la sede, expresó el intérprete Alfredo Bolio Loría, en entrevista donde mencionó su inconformidad por el trato institucional recibido de parte de la Dirección de Promoción Cultural del ICY.
Desde muy joven la música ha sido mi pasatiempo favorito y aunque me dediqué al trabajo en la industria farmacéutica de lleno, en mis ratos libres me enfoqué a fungir como intérprete en diversos eventos, como el Festival Peninsular de la Canción, que organizaban Grupo Sipse y el Dr. Víctor Esquivel y a cantar en diversos lugares como el Trovador Bohemio, donde me invitó Lía Baeza, lo mismo que en otros espacios con personajes como don Pastor Cervera.
Con motivo del Otoño Cultural, concebí una propuesta artística de interpretación de Boleros Inmortales de Cuba y México, con la participación de una orquesta integrada por 16 músicos, incluyendo ejecutantes de la sinfónica, dirigidos por el maestro Juan Valdez, prestigiado arreglista y director musical y la participación de Nancy Maas, solista de la Orquesta Típica Yucalpetén.
El evento planteaba un presupuesto de $48,000, previstos para cubrir básicamente honorarios de los músicos y de Nancy, amén de los imprescindibles aspectos técnicos y logísticos, correspondientes a espectáculos de esta clase. Cuando le hice el planteamiento a Renán, preguntándole si lo consideraba viable, recibí un sí categórico por respuesta, lo que me hizo ir adelante con la organización y detalles de este proyecto.
El evento fue diseñado para realizarse teniendo el Peón Contreras como sede, no solamente por la majestuosidad y relieve del teatro, sino considerando aspectos técnicos y logísticos como la calidad de la iluminación, escenografía, tamaño del proscenio y otros más, que contribuirían a hacer del evento, un éxito rotundo.
El caso es que fui avisado por Fernando Faz, encargado de programación de la Dirección de Promoción Cultural del ICY, que mi propuesta no contaría con el sustento presupuestal solicitado. Ante esta situación, me di a la tarea de encontrar patrocinadores que garantizaran su viabilidad en la iniciativa privada. Gracias a la actividad que por años desempeñé como representante de laboratorios, no tuve problemas para ello. Pero cuando le avisé a Faz Rodríguez que lo económico no representaba obstáculo, me informó que mi evento no se verificaría en el Peón Contreras, sino en el Daniel Ayala.
Sin menospreciar ni demeritar el espacio propuesto como alternativa, el Daniel Ayala carece de los elementos de espacio, logísticos y técnicos requeridos ex-profeso para mi espectáculo; así que opté por declinar presentarlo, tratando de ser respetuoso de la calidad de mi trabajo y de las condiciones en que tocaría lo hicieran mis compañeros en este evento.
Pero al acudir a diferentes eventos realizados en el marco de este Otoño Cultural, veo con tristeza que existen espectáculos que no cumplen con los parámetros de calidad requeridos para presentarse en las sedes que han sido programados, principalmente en lo concerniente a producción, escenografía, iluminación, vestuario, acompañamiento musical y calidad artística y he tenido que caer en la cuenta que la asignación ha sido hecha con criterios políticos, para otorgarse a los protegidos y consentidos, de gente interesada en brindar esta clase de apoyo. Lo malo es que se ha apoyado gente sin la debida calidad y desplazado a muchos artistas con trayectoria y merecimientos.
Lamento que Renán no me haya dicho de inicio que esto no era viable, dado que entiendo que el Instituto tiene muchas deudas y que el presupuesto con que se cuenta es insuficiente para asignarse a la atención de todos los artistas. Empero, no podemos ser medidos con el mismo rasero, en función de calidad y trayectorias. Según Faz a los únicos que se da lo que soliciten sin regateos es a María Medina, Sergio Esquivel y Armando Manzanero. Estoy de acuerdo en que la calidad de estos personajes los ponga en primerísimo lugar, pero reitero que los demás no podemos ser catalogados en identidad de calidad y méritos.
Es una lástima que Renán nos haya abierto las puertas y dicho que la tarea del Instituto tendría como sustento el trabajo de los artistas locales, si esto no iba a ser realidad y prevalecerían las relaciones políticas y las amistades sobre la calidad.
En el Instituto de Cultura existe gente interesada en frustrar el trabajo del Director General, como José Avilés Marín, que desconoce el medio cultural y a los artistas y que está empeñado nada más en llevar agua para su molino. Avilés es uno de los peores enemigos del proyecto cultural de Renán.
Lamento que para mi perjuicio hayan prevalecido las diferencias existentes entre Néstor Rodríguez Silveira, Director de Grupos Artísticos y Nancy Maas, a la que supe que le tiene mala voluntad por ser de origen extranjero (es cubana). Es deplorable que gente así, ocupe sitiales de conducción y decisión en la cultura. Ya anteriormente, el año pasado Nancy había tenido problemas para presentarse en mi espectáculo, merced a las dificultades con el director de su área. Si no fuera por Luis Pérez Sabido que la ha apoyado mucho, ya la habrían corrido.
El Instituto está quebrado y carece de recursos para trabajar. La realidad es que su patronato, presidido por Roberto Abraham, no ha conseguido hacer de recursos al ICY para el desarrollo de su labor cultural e institucional.
Lamento que una persona como Renán, con una trayectoria tan amplia en la cultura, esté involucrada en semejante desbarajuste gubernamental. Entiendo que no es su culpa y más allá de partidismos e interpretaciones políticas, es necesario denunciar las irregularidades e injusticias que suceden y se cometen, no para que concluyan, porque tristemente nos damos cuenta que no hay voluntad de rectificar, sino para que la gente reflexione la próxima vez, a quien debe elegir para hacerse cargo de la conducción de la nave oficial.
La carta que dirigí a Renán Guillermo es un reclamo justo, cortés y fundamentado y que pretende señalarle la necesidad de que el Instituto de Cultura cuente con un área encargada de determinar el espacio y el presupuesto acordes para cada propuesta artística considerada para presentarse en los diferentes espacios institucionales. Quizá tras esta entrevista con Artículo 7 lo único que ocurra es que se formalice e intensifique el veto en mi contra, pero es necesario que esto no se repita, ni en mi caso ni en el de nadie.
He recibido inclusive del ICY, la propuesta de diseñar otro espectáculo para presentar, pero por respeto a mi trayectoria y a la de mis compañeros, he decidido no hacerlo. Es muy triste que, la cultura como el gobierno de Yucatán, anden con tanto desorden, finalizó.