830 palabras
Mal deben andar las cosas para el copete más promocionado de México, toda vez que contra las conveniencias y la lógica, de esperar el momento más adecuado para soltar la bomba, se vio en la necesidad de anticipar su enlace con su famosa Gaviota, a efecto de ver si de este modo podía posicionarse de nueva cuenta en la mira de los reflectores y recuperar algo de su popularidad, que a últimas fechas se ha visto profundamente quebrantada.
Definitivamente en un tipo como el gobernador del estado de México, estas cosas no se dan por casualidad sino por cuestiones de marketing e impacto mediático; él no es un ser común y corriente cuya boda revista interés para las partes involucradas nada más y es de esperarse que la novia no es una núbil contrayente a la que se le quemen ya las habas por estar al lado de su príncipe azul. Es claro que se trata de una mujer que sabe y puede esperar.
Descartada que fue la hipótesis de la urgencia y ansiedad de su futura consorte, no queda sino considerar que Peña Nieto a últimas fechas se ha visto víctima de presiones de diversa naturaleza: desde la eventual y ya prácticamente consumada alianza electoral entre PAN y PRD en territorio mexiquense que lo pondría técnicamente en la picota, muy cerca de la desgracia política, si es derrotado en toda la línea, pasando por el esperado fortalecimiento de las aspiraciones de Manlio Fabio Beltrones, consecuencia de la llegada en cualquier momento de Humberto Moreira al PRI nacional, así como de la operación política y el cabildeo de una chucha cuerera como Emilio Gamboa Patrón para los intereses del aspirante norteño, así como por el horizonte que se dibuja favorable en lontananza para azules y amarillos, que cada día meditan más y mejor y caen cabalmente en la cuenta, que lo mejor que pueden hacer si tienen aspiraciones de llegar al poder unos y mantenerse en él, los otros, es cerrar el paso a la posibilidad de un eventual retorno priista, para lo cual y en interés de ambos, deben coyunturalmente unirse y poner las condiciones para una candidatura accesible a ambos partidos.
Peor aún, el copetón es víctima de la natural sobreexposición a los medios y del desgaste consecuente con este fenómeno. También está pagando los costos que la rumorología impone sobre las extrañas circunstancias del deceso de su primera esposa y de la pésima actuación realizada por la procuraduría de justicia a su cargo en el caso Paulette. Todavía pesa una carga más sobre los hombros del mandatario estatal y primera opción del salinismo: el precio que resulta de tener tan malas amistades y escuálidas alianzas, como la que implica su vinculación con la desprestigiadísima y desdeñadísima gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, que se obstina en no despegarse del puesto, para desgracia de los intereses tricolores en Yucatán. Peña Nieto se ve obligado en sostener a Ivonne a toda costa y esto, le representa política y económicamente tanto como a Hitler su empeño de sostener a Mussolinni.
Por tanto, es de esperar que la boda sea rumbosa, con efusión de personajes notables de la farándula y del mundillo político y profusión de detalles de chabacanería y de mal gusto. Esos que Peña Nieto sabe que tanto le gustan a las masas incultas y fáciles de sojuzgar.El problema es que el cartucho está quemado y francamente falta mucho trecho para llegar a la verdadera batalla interna para hacerse de la nominación tricolor, que sin duda será mucho más cruenta y encarnizada que cualquiera que se haya vivido antes y falta mucho más aún para el combate por la primera magistratura, que será a no dudar de dimensiones epopéyicas, pues quien crea que los panistas van a ceder la presidencia de la república sin combatir, es un ingenuo.
Por tanto, tendrá nuestro copetón protagonista que hacer gala de ingenio y creatividad para inventar algo que sea lo suficientemente cursi y ramplón como para captar el morbo o interés de la nación de modo favorable a sus aspiraciones. Una posibilidad es el bautizo de un hijo de Gaviota, para lo cual tendrá que ponerse a trabajar de inmediato para que se ajuste en tiempo y otra, es pedir asesoría a la gobernadora de Yucatán, que para asuntos de mal gusto, se pinta sola.
Dios, Patria y Libertad