1411 palabras
Fue un día de emoción y lágrimas. Los estadounidenses se unieron ayer para homenajear a las 3000 víctimas del atentado que pulverizó hace diez años las Torres Gemelas del World Trade Center. No hubo lugar para las diferencias ideológicas ni raciales. La ceremonia fue presidida por el presidente Barack Obama y el ex jefe de Estado, George W. Bush. Fue un verdadero paréntesis en la virulenta lucha política que viene teniendo lugar en Washington.
Robert Peraza pone la mano sobre el nombre de su hijo muerto, Robert David Peraza, grabado en la fuente norte, que es monumento a las víctimas.
Por la noche, en una conferencia en la Casa Blanca, Obama cerró la jornada de homenajes en un discurso a los estadounidenses. “Estados Unidos no cede al temor”, remarcó, y agregó que “nada puede quebrar la vocación de unos verdaderos Estados Unidos de América”, subrayando con fuerza la palabra ‘Unidos’. Y ante el aplauso de periodistas y funcionarios sostuvo que estos diez años que pasaron desde los atentados “narran una historia de resistencia”.
Danny Shea, policía de Nueva York, saluda a la bandera desde un ángulo del estanque o fuente norte.
Para los familiares que asistieron a la ceremonia en Ground Zero lo más implorante del día de ayer no fueron ni los discursos, ni los himnos. Fue el poder ver y tocar el nombre y apellido de sus seres queridos grabados en el borde de las dos grandes fuentes, llamadas “Reflecting absence”, construidas en el lugar donde cayeron las torres.
“Mi hermano está enterrado aquí, murió bajo los escombros de las torres. Nunca pudimos recuperar su cuerpo. Por eso no puedo explicarle lo que significa para mí poder ver su nombre junto al de su novia grabado en el bronce. Estoy segura que murieron abrazados. Se querían tanto”, dijo Kathy Grzmalski con lágrimas en los ojos. La ceremonia acababa de terminar. Pero Cathy seguía conmovida. Matthew, su hermano y Kathleen Pezutti, su novia, trabajaban en Cantor Fitzgerald, una financiera que ocupaba cuatro pisos en la torre norte. Los 658 empleados de esta financiera murieron bajo los escombros. El único que se salvó fue el presidente Howard Lutwick, únicamente porque ese día decidió llevar a su hijo al jardín de infantes. “Lo más lindo es que en vez de respetar el orden alfabético han rodeado los nombres de la víctimas de acuerdo al grupo al que pertenecía. El nombre de mis hermanos está junto el de sus compañeros de trabajo”, dijo Cathy.
“Nunca pensé que iba a tener que venir a honrar la memoria de mi marido a un espacio público”, dijo Lilian McGuinesse, cuyo marido Tommy murió en la torre norte. “Pero es reconfortante ver qué lindas son las fuentes. El agua fluye todo el tiempo. Me da una enorme paz ”, dijo. Bajo extremas medidas de seguridad, los familiares de las víctimas del atentado comenzaron a llegar ayer al Ground Zero a partir de las cinco de la mañana. Todos tenían una cinta azul que los identificaba. Había mujeres de negro, niños con flores en sus manos.
“Diez años han pasado desde que una mañana de perfecto cielo azul se convirtió en el día más negro de Estados Unidos”, dijo el alcalde Michael Bloomberg al inicio de la ceremonia. “Las víctimas eran nuestros vecinos, nuestros amigos, esposos, mujeres, hermanos, hermanas y padres, eran los que corrieron a ayudar. Cada uno tenía una cara, una historia, una vida cercenada antes de tiempo”, agregó.
A las 8:46 horas, momento en que hace 10 años el vuelo 11 de American Airlines se estrelló contra la torre norte del World Trade Center, tuvo lugar el primer minuto de silencio. Pareció una eternidad. Hasta los neoyorkinos más escépticos se conmovieron. “La verdad es que nunca pensé que se me iba a escapar una lágrima”, reconoció Emily Bind, una madre de dos hijas que un día antes dijo que estaba harta de los aniversarios y de las medidas de seguridad.
Durante los ataques de 11-S no sólo murieron quienes quedaron atrapados en las torres, sino también 388 bomberos y policías que intentaron rescatarlos. Mientras que la gente que trabajaba en las torres bajaba por las escaleras para escapar del infierno, los bomberos y los policías subían por las mismas escaleras arriesgando sus vidas para salvar la de otros. “Fueron verdaderos héroes”, dijo Steve Fish, quien se encontraba ayer en la Capilla St John que, situada a pocos metros de la Zona Cero, se transformó en aquel entonces en el refugio de los que trabajaron en el rescate. Joseph Lanes, ingeniero, describió el ambiente reinante entre las fuerzas de seguridad y los voluntarios aquel día: “En ningún momento hubo un pensamiento sobre la raza, la creencia religiosa, el color o el género. Solo espero que cuando todo esto haya terminado, nadie olvide eso”. El ambiente reinante ayer fue muy parecido.
Nueva York recordó el 11 de septiembre con ceremonias que comenzaron desde el amanecer y terminaron después de que anocheciera con un Homenaje Luminoso que se elevaba hacia el cielo desde donde alguna vez estuvo del Centro de Comercio Mundial.
En la calle Chambers de Manhattan, Kurtis Douglas, de 26 años, tomó el domingo una fotografía de las dos columnas brillantes. "Es sorprendente" , dijo.
"Me encanta, iba de prisa pero me detuve para tomarle una foto" .
Bomberos ven el tributo luminoso a las puertas de un bar cercano al World Trade Center.
Cuando están a su capacidad máxima las luces se pueden ver desde muchos kilómetros (millas) de distancia, dependiendo del clima.
El efecto de las columnas no se crea sólo por la luz sino por los reflejos que hacen en ella el polvo y la humedad, así que la forma en la que se ven las columnas puede cambiar de una noche a otra, dependiendo del viento, la neblina y las nubes.
La primera vez que se encendieron las luces del espectáculo conocido como Homenaje Luminoso, la zona cero era todavía un desastre.
Habían pasado seis meses desde que el Centro de Comercio Mundial se derrumbó, los neoyorquinos todavía estaban perplejos y dolidos, y temían a los funerales.
Cuando llegó el momento de encender el homenaje hubo poca pompa, la cantante de ópera Jessye Norman interpretó "America the Beautiful" y algunos políticos dieron discursos cortos.
"Después se prendieron las luces" , recordó Michael Ahern, el productor de teatro que desde hace una década ha estado encargado del tributo.
"Me pareció que era absolutamente hermoso" , dijo. "Y parecía que a la gente le importaba mucho, la gente como los constructores, los socorristas, me dijo que los conmovió de inmediato" .
Entre todos los actos que se han realizado en los últimos 10 años para recordar el 11 de septiembre, quizá ninguno ha sido tan alentador como el Homenaje Luminoso, que utiliza unas poderosas bombillas para crear dos columnas de luz espectral que se colocan muy cerca del lugar donde se encontraban las torres gemelas.