1000 palabras
A veces uno debe hacer uso de ciertas facultades relacionadas con lo que se siente que está deambulando por el ambiente periodístico de cualquier formato. Estamos a 20 de enero de 2013, 51 días de tener como presidente a Enrique Peña Nieto. Calderón estuvo 2190 días y Fox otros 2190 en ese mismo puesto.
Entonces, ¿es posible que los 51 días de Ernesto Peña Nieta sean los responsables de los cambios que se dejan oler a través de todos los formatos de medios?
Ningún medio tocaba este tema en estos términos. Todos los titulares disfrazaban lo de la solidez de la economía con redacciones que siempre dejaban entrever las cosas como incompletas, negativas, que “algo faltaba”.
“El crecimiento no será suficiente”, “La deuda pública ha crecido”, “Los pobres han aumentado”, “Ya son 70, 80, 90 mil muertos”, “La violencia ahuyenta a los inversionistas”, y así, similares.
En 51 días es obvio que las cosas no pudieron haber cambiado. Mucho menos pudieron haber cambiado en 1 o 2 o 10 o 15 días. Sin embargo, el sentido de los titulares, ¡cambió totalmente! Uno se pregunta: “¿De qué se trata? ¿Vivimos en un país de medios idiotas?”
“Se augura mejor crecimiento”, “La deuda pública, de las más bajas en el mundo”, “El aumento de los pobres ha sido menor”, “Los inversionistas tienen confianza en México”. El conteo diario de los muertos, realizado por múltiples medios, ha disminuido en por lo menos 85% —las acciones de contar y hablar del tema, aunque los muertos por la violencia de los grupos del crimen organizado enfrentándose, ha continuado elevándose.
La solidez que hoy tiene México como país a nivel mundial es algo que se gestó, realmente, durante todos estos años que las cosas se han hecho como el librito ordenaba. Los gobiernos panistas han sido estrictos en cuidar los dineros, evitando despilfarros. Han logrado los menores o nulos déficits presupuestarios en décadas en México, si no es que en toda la historia.
El crecimiento pudo haber sido mayor, pero las reformas estructurales fueron sistemáticamente negadas por los legisladores de la oposición a los gobiernos panistas. Hoy, esos que ayer fueron oposición, ahora están en el poder. Ahora sí van a hacer las reformas, porque los legisladores panistas —muy pocos ahora, pero necesarios para cubrir la mayoría constitucional— sí van a actuar a favor de México y no solo a favor de los intereses electorales que movieron a la negativa que en forma tajante mantuvo el PRI (y el PRD) en aprobar lo que se necesitaba para soltarle las riendas artificiales al progreso de México.
En la medida en que estas cosas no se entiendan, estamos en peligro de volver a repetir todos los errores que nos condujeron a la terrible crisis de 1994-95, causada ni más ni menos que por la irresponsabilidad de Carlos Salinas de Gortari de mantener una economía en base a simulaciones y juegos con la impresión de billetes. Recordemos que en sus tiempos, el Banco de México no era autónomo. Fox y Calderón tuvieron —al igual que Zedillo— un gobierno del Banco de México completamente autónomo.
La recuperación de México de la crisis de 2008-09 fue vertiginosa, bajo todos los parámetros mundiales. ¿Por qué? Nada más y nada menos que por la solidez que ya se había logrado en todos los indicadores macro económicos.
Es obvio que, dada una mesa servida, es solo sentarse a disfrutar del banquete. Más o menos esa es la situación del priismo que llegó al poder el 1 de diciembre.
Las esperanzas de los que estamos observando el panorama con realismo —y viendo las cosas como realmente son, y no fantaseando— se enfocarán en que lo ya declarado por Peña Nieto cuando tomó posesión:
Mantendremos cero déficit presupuestal
Así, lo dijo y esperamos que sea cumplido a cabalidad y sin simulaciones. Ya todos sabemos que esa propuesta no fue precisamente la que siguieron muchos gobernadores priistas en las últimas administraciones. Dejaron estados fuertemente endeudados, y se especula que fueron fondos en parte enviados all centro político del PRI para que se pudiera ganar la elección.
¿Pruebas? Yo no las tengo, pero insisten medios y editoriales en que eso fue lo que sucedió.
¿Cómo podemos vigilar este gobierno federal actual para que eso jamás pase a nivel de toda la nación? Digo, es elemental que, como mexicanos, estemos de acuerdo en que no se puede permitir que tal cosas suceda, ¿o los dejamos que hagan de las suyas y luego colocamos panistas en el poder para resolver el lío? ¿Y El Progreso de México?