442 palabras
Miércoles 6 de febrero.- Cada país tiene su himno, cada ejército su marcha y cada programa su sintonía. La música genera cohesión social y fomenta el sentimiento de pertenencia a un grupo; eso es así y lo ha sido a lo largo de millones de años. Esa identidad grupal es, según el arqueólogo inglés Steven Mithen, autor de un ensayo sobre las capacidades musicales del cerebro neandertal, la que ayudó a estos antiguos pobladores, una especie humana específicamente europea que desapareció hace 30,000 años, a resistir los estragos climatológicos y les permitió sobrevivir.
«Los neandertales usaban una forma de comunicación prelingüística, basada en las variaciones del tono, el ritmo y el timbre de sus voces, un lenguaje musical que acompañaban con gestos y con el que expresaban emociones y fomentaban el sentimiento de grupo», explica a ABC este catedrático de Arqueología de la Universidad de Reading, autor de «The Singing Neanderthals» -traducida al castellano como «Los Neandertales Cantaban Rap»-.
«Sería más bien ópera y no rap lo que cantaban», matiza el arqueólogo. Recuerda que «el rap está asociado a las palabras y las frases, algo de lo que carecían los neandertales». Según su teoría de la musicalidad como forma de comunicación prelingüística, nuestro lenguaje, compuesto de palabras y reglas gramaticales, es una evolución de un lenguaje manipulador y marcadamente melódico que usaban los hombres primitivos. «Se comunicaban para reforzar los vínculos con sus bebés, para el contacto sexual y para la unificación de grupos», explica el arqueólogo, que desde Reading dirige dos excavaciones (una en Jordania y otra en Escocia).
Ese lenguaje musical con el que construían el vínculo social es el que, según afirma, les permitió afrontar unidos los drásticos cambios climáticos. «El grupo sobrevive mejor que el individuo a las situaciones adversas», dice Mithen, que recientemente participó en una conferencia organizada en el CosmoCaixa de Barcelona. Steven Mithen está convencido de que, aunque los neandertales están extintos y es imposible revivirlos -rechaza la hipótesis del científico de Harvard George Church de que pueden «resucitarse»- «aún hay trazos de su musicalidad en nosotros» y admite que «es probable que hoy existan genes de estos antiguos pobladores en los seres humanos». (ABC)