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Con esas palabras califica Joaquín López Dóriga la situación en la que Ivonne Ortega Pacheco ha caído, al convertirse "en un gobierno de conflicto", en vez de ser un gobierno cercano a la gente", como se decía en un principio.
En otras palabras, está ella aún en el gobierno de Yucatán porque no tiene "un jefe" superior que le ordene envíar su renuncia e irse, para que otro ocupe su lugar, no sin antes dejar claro el hecho de que, al irse, las responsabilidades que se puedan encontrar serán fincadas en su contra conforme a la ley.
Y aquí es donde nosotros entramos, los ciudadanos. ¿No somos todos, en conjunto "el jefe" de la gobernadora? Es correcta la apreciación de López Dóriga en el sentido de que las cosas hoy son muy diferentes de lo que lo fueron "ayer". En otros tiempos, las órdenes para remover gobernadores que no estaban haciendo "bien" las cosas —o mejor, que no las estaban haciendo al gusto del presidente en turno— provenían directamente de Los Pinos.
Dulce Sauri fue un caso totalmente diferente: le espetó a Carlos Salinas su renuncia en la cara, porque éste decidió que tenían razón quienes decían que el procedimiento electoral que le dio a don Orlando Paredes el primer lugar "sufrió de algunas suciedades".
Es muy inesperado que un verdadero delfín de Televisa sea quien hoy levante la voz a nivel nacional para declarar que Ivonne Ortega Pacheco, asidua clienta de los servicios de esa empresa creadora de imagen —es su más importante misión el día de hoy— ha resultado en un "gobierno de conflicto". ¿Por qué les tomó tanto tiempo descubrir en el centro del país esto que Artículo 7 viene diciendo desde su primer momento?
Esos mismos empresarios que ahora le piden cuentas, fueron visitados por Artículo 7 para que colaboraran en hacer de este semanario un medio fuerte, precisamente porque estábamos dispuestos a decir las cosas en forma clara y abierta, en vez de andar escondiendo hechos como estaba sucediendo con el resto de los medios. De hecho, fuimos nosotros los que lanzamos el informe a la sociedad de cómo la señora se había comprado "imagen" con dinero público —23 millones de pesos durante 2008— al pagarle a un rotativo mercenario para mantenerla "bien vista".
Ninguno de los que hoy "piden cuentas", y otros, que también están de acuerdo en lo mismo, tuvo el valor de tan siquiera comprarnos algunos anuncios que no habrían sido colaboración gratis, sino inversión perfectamente recuperable conforme Artículo 7 se hiciera más fuerte. Hubo excepciones, muy honrosas: gente de gran calidad ética apoyó, sin un solo interés oscuro, sin "condiciones", la labor que nos proponíamos hacer.
Denunciamos muchos hechos, indiscutibles, de intentos del gobierno de Ivonne Ortega, violando las leyes, por hacerle creer a la gente que había gente "mala" que era necesario meter a la cácrcel. Cada intento fue un fracaso porque jamás tuvieron un solo elementa real para probar un solo acto chueco, turbio o fuera de la ley.
Detuvieron gente que trabajaba con el ex Director de Seguridad, Javier Medina e intentaron sembrarles delitos. Le colocaron al propio Medina Torre aparatos de espionaje en el vehículo oficialmente asignado al ex director. Persiguieron en forma implacable a Eduardo Chuc Baas, ex presidente municipal de Dzemul, porque la señora gobernadora venía con profundas ansias de venganza: personalmente el subprocurador hizo el "arresto" por una serie de "delitos" inventados a modo para llevárselo y demostrarle "el poder". Los graves perjuicios económicos que le generaron al ciudadano Chuc Baas, ¿quién se los va a regresar?
El día de las elecciones locales, con lujo de violencia, las fuerzas armadas del estado, comandadas por Ivonne Ortega, detuvieron a "El Brujo" de Dzemul: de nuevo, "ansia de venganza" de la señora; crueldad contra alguien que osó recordarle, el 20 de mayo de 2007, que ella "también tenía que hacer cola para votar".
La policía política de Ivonne Ortega, también como resultado de más ansias de poder, inventaron un delito —circular billetes falsos— para parar la venta de camisetas que tenían la leyenda "Yo chiflé a Ibom" —o algo en ese sentido.
En contubernio con Ivonne Ortega, el día de las elecciones federales de 2009, la fuerza pública de Tizimín detuvo a los repartidores de periódicos, que ese día también llevaban ejemplares de Artículo 7. Fueron detenidos con lujo de violencia y traídos a Mérida "por estar repartiendo propaganda política". Entre ellos se encontraban menores de edad.
El ex diputado local, Ismael Peraza, había sido perseguido por agentes disfrazados. Él lo notó y decidió preguntarles: el resultado fue batazos con tubo metálico en su antebrazo, rompiéndole 2 huesos. Nuevamente, las ansias de venganza de la gobernadora se habían saciado. Unos días después, el mentiroso, cínico, conjunto de personas que están dentro del grupo político de la señora de Dzemul, inventaba que los que atacaron a Ismael Peraza fueron personas relacionadas con el PAN local, pero manipuladas por personajes de ese mismo partido a nivel nacional.
Intentaron también involucrar al hermano del ex gobernador Patrón en delitos relacionados con la venta y distribución de sustancias hasta hoy prohibidas. En un remitido a la opinión pública, el esposo de la propietaria de la hacienda "Poxilá" instó a la gobernadora a proceder si tenía pruebas o a dejarlo en paz si no las tenía, como sería el caso.
Es extraño que el señor López Dóriga, quien está en comunicación con el hombre del recio bigote, José Luis Preciado —"máster" de la comunicación "a modo", después de la gente del Por Esto!— no haya sido informado, desde 2008, lo que ya circulaba en Yucatán dentro de las páginas de Artículo 7. Ha de haber sido porque los empresarios estaban "dormidos" o acobardados.
Es, además de imperdonable, aberrante la comparación totalmente desproporcionada que hace de Vicente Fox —un presidente que deja la reserva con 4 veces más de lo que la recibe, construye más casas para trabajadores que en 6 sexenios anteriores, deja un erario en orden, sin déficit— con las ruinas administrativas que ha provocado Ivonne Ortega Pacheco.
Quizás Vicente Fox no supo cómo hacer la magia que se necesitaba para que los legisladores del PRI —"inteligentemente" colocados por los "genios" electores mexicanos— entendieran que lo que pretendía hacer era por el bien de México. ¿Y por qué no decimos, también, por qué los legisladores traidores no tuvieron el patriotismo necesario para actuar a favor de México en vez de sólo hacerlo a favor de la imagen de su partido? Entonces, Vícente Fox, se limitó a cumplir con la ley y, al hacerlo, logró la limpieza fiscal general que el mismo Calderón ha mantenido, aumentándola: en los últimos 10 años, el gobierno federal ha hecho más vivienda que en 4 sexenios anteriores.
Ivonne Ortega se ha caracterizado por cero obra con endeudamiento creciente —para pagar gasto corriente. Ha pagado terrenos de Chichén Itzá a 2650% el precio del avalúo federal, único que podía pagarse sin caer en un peculado disfrazado que debe ser investigado. Cuenta, además, con el pago de terrenos en Ucú —$360 millones— que no están a nombre del gobierno del estado, a pesar de que el dinero para "pagarlos", salió de esas arcas.
López Dóriga: gracias por darse cuenta finalmente. Sin embargo, señores a nivel nacional, entiendan que la cosa en Yucatán es mucho más grave de lo que se imaginan. La gente ha sido engañada y como producto de las mentiras, tiró grupos políticos que habían mantenido la ciudad de Mérida limpia de deudas y boyante en progreso, limpieza y bien vivir. La Araujo y su gente se han dedicado a lo mismo que el grupo del que emanaron: endeudar el gobierno de la ciudad, cero obras, anti democracia, opacidad, mala administración.
Eso sí: rápidamente pavimentan el pedazo de la casa que compró la madre de la gobernadora y luego dicen que "casualmente" así sucedió, tratando, en forma burda y cínica de canturrear la mentira y falsedad de que un regidor de la oposición —Kirbey Herrera— había hecho lo mismo de llevar equipo para pavimentar su calle.
López Dóriga: tenga usted la amabilidad de solicitar información que puede llegarle con sustento real. Y sepa que su contacto en "Radio Fórmula" es un comunicador "a modo", receptor regular de dádivas secretas para "pintar las notas" del color de quien paga.
Ya es hora de que en Yucatán alguien comience —o bien, continúe con pasión— el periodismo real, el de contenido informativo que realmente le permita al lector entender la realidad.