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A una semana de su concierto previsto en Miami, el cubano Pablo Milanés ha generado un gran debate entre sus partidarios y los exiliados cubanos de línea dura, que se niegan en rotundo a que el cantautor ofrezca su actuación el día 27 de este mes.
Milanés, de 68 años, ha ganado dos premios Grammy y es uno de los músicos más emblemáticos de Cuba, parte de una élite artística de la isla a quien se le permite viajar libremente y actuar en el extranjero. Su concierto programado en Miami será su primera presentación en el sur de Florida, considerado el bastión de los exiliados anticomunistas cubanos.
Grupos de la línea dura anticastrista en Miami, incluyendo a ex presos políticos, han pedido al alcalde de la ciudad, Carlos Giménez, que cancele su actuación, describiendo a Milanés como un títere del Gobierno de Cuba. Los detractores sostienen que La Habana usa estos eventos con fines de propaganda y tienen previsto manifestarse durante el concierto.
"Si viene y se queda acá como nosotros; si renuncia al régimen, nosotros vamos a verlo", dijo Antonio Esquivel, presidente de la Junta Patriótica Cubana, un grupo de exiliados de Miami que se opone a cualquier acercamiento con La Habana mientras exista un Gobierno comunista en la isla. Las opiniones sobre el concierto han dividido a la comunidad cubana en el exilio en alusión a las medidas que ha impulsado el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de incrementar los intercambios "pueblo a pueblo" con la isla, al permitir más acercamiento en temas culturales, artísticos y religiosos.