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Los exámenes toxicológicos que se le practicaron a Amy Winehouse, de 27 años, no muestran rastro de sustancias ilegales. Sin embargo, sí se ha encontrado alcohol en su sangre aunque el portavoz no ha podido concretar cómo de determinante fue en la causa de su muerte, el pasado 23 de julio.
La cantante sólo llegó a publicar dos álbumes, Frank y Back to Black. El segundo la catalpultó a la fama mundial y le proporcionó cinco premios Grammy.
La familia de Winehouse ha agradecido a la Policía su trabajo y ha dicho que esperará al próximo 26 de octubre para conocer más detalles de la investigación. La incógnita sobre su muerte continúa, ya que los resultados de la autopsia que se hicieron públicos hace un mes tampoco aclararon la causa del fallecimiento.
La artista fue enterrada tres días después en presencia de unas 200 personas en el cementerio judío de Edgwarebury, al norte de Londres, donde el padre de la artista, Mitch Winehouse, le dirigió estas palabras: "Buenas noches, ángel mío, duerme bien". Al término del funeral, en el que sonó la melodía So far away de Carole King, una de sus favoritas, los restos de la artista fueron trasladados al crematorio del barrio judío de Golders Green, donde su cuerpo fue incinerado tras otro servicio al que asistieron sólo la familia y algunos amigos.
En junio, la cantante empezó una gira por Europa y, en aquel momento, su entorno aseguró que se encontraba en buena forma. Sin embargo, el concierto que llevó a cabo en Belgrado el 18 de junio, en el que apenas pudo cantar y se tambaleó en el escenario, volvió a demostrar que tenía problemas. Winehouse llegó una hora tarde, lo cual enfadó mucho al público y más aún cuando vieron a la británica tropezar cuando subía al escenario.
A los pocos días su representante anunció que cancelaba la gira.