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La Liga Árabe ha readmitido esta madrugada a Libia después de que el país fuera suspendido de militancia en febrero por la represión de las manifestaciones a manos de las fuerzas de seguridad del régimen de Muamar al Gadafi. Ahora que Gadafi, aún en paradero desconocido desde que los rebeldes accedieran a Trípoli, parece haber perdido el poder, la Liga Árabe ha readmitido al país bajo la representación del rebelde Consejo Nacional de Transición (CNT). Ello supone el reconocimiento de los sublevados como legítimo representante del pueblo libio. Una decisión que ha quedado escenificada fuera de la sede de La Liga Árabe, cuando un individuo ha reemplazado la bandera libia actual por la de los rebeldes.
Ciudadanos libios sotienen una bandera de su nación mientras la cumbre extraordinaria de la Liga Árabe en El Cairo ha readmitido al país en la organización.
Por otra parte, el Consejo Nacional o gobierno rebelde libio ha descartado este domingo cualquier acuerdo con Gadafi sobre el futuro de Libia. El dictador sigue en paradero desconocido tras la toma de Trípoli por los insurgentes. Los dos millones de habitantes de la capital libia empiezan a quedarse sin suministros; el Gobierno rebelde se compromete a restablecer pronto los servicios.
Rebelde triunfante levanta en alto su AK47 mientras se baña en una de las piscinas de la residencia veraniega de Moamar Gadafi.
Mientras, la llegada de los rebeldes a Trípoli y la huida de los Gadafi ha puesto de manifiesto los lujos y extravagancias del clan. La última 'sorpresa' con la que se han encontrado los rebeldes libios ha sido un complejo de casas en la afueras de Trípoli para el descanso de la familia Gadafi.
Si la irrupción de los rebeldes en Bab al Aziziya puso de manifiesto la pasión del líder libio por Condoleeza Rice o el gusto kitsch de su hija Aisha, los rebeldes han descubierto ahora un complejo vacacional para todo el clan.
Según The Daily Mail, el lujoso 'resort' -con espectaculares vistas sobre el Mediterráneo- ha sido descubierto por los rebeldes a las afueras de Trípoli. A medida que pasaban de una casa a otra -pertenecientes a los hijos de Gadafi y sus asesores más cercanos- los insurgentes se encontraban con nuevos lujos.
Jacuzzis, motos acuáticas o un gran mural de un Lamborgfini son algunas de las sorpresas de las casas de los vástagos de Gadafi, bajo las que también hay túneles subterráneos como los que recorren su cuartel general de Bab al Aziziya.
El dictador sigue en paradero desconocido tras la toma de Trípoli por los insurgentes.
Los saqueadores ya se han encargado, según el tabloide británico, de llevarse algunos de los lujos de las villas, como un aparato musical de miles de euros o una televisión de plasma de 65 pulgadas, difíciles de utilizar en una Trípoli sin electricidad.
"Qué buen musulmán era", ironiza otro rebelde cuando se encuentra en una de las casas de los hijos de Gadafi una botella de vodka vacía. A su lado, en una barra de bar de diseño, botellas de ron, whisky y Martini.
Un hombre que dijo haber pertenecido al equipo de seguridad de Hanibal Gadafi explicó al diario que la familia sólo permitía a sus guardaespaldas personales entrar en el complejo. El resto del equipo de seguridad se quedaba fuera. Además, francotiradores protegían el complejo ante posibles intentos de asesinato. La seguridad de las casas se completaba con puertas de acero de unos ocho centímetros.