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Entrevistado por Televisa sobre el atentado ocurrido en Monterrey la semana pasada, el presidente, Felipe Calderón Hinojosa, sostuvo que la presencia de las fuerzas federales en lugares como Ciudad Juárez, Monterrey o Tijuana ha sido respuesta a la violencia generada por los criminales y no una causa para alentar la violencia. El gobierno federal es parte de la solución, no del problema, y es parte, dijo, porque también los estados y municipios deben involucrarse en este combate.
Hoy en la mañana (29 de agosto de 2011), el presidente Felipe Calderón insistió en responsabilizar a Estados Unidos de la violencia que registra nuestro país, tanto por tener un mercado consumidor de drogas que ha involucrado a cien millones de estadunidenses, como por mantener un lucrativo negocio armamentista por medio del cual han permitido que las bandas del crimen organizado puedan adquirir armas de alto poder que han fortalecido su capacidad de operación.
Cuestionado por el periodista Carlos Loret de Mola de que existen voces que exigen el cambio de estrategia, Calderón dijo que está abierto a escuchar alternativas, pero sostuvo las líneas generales de la misma. En especial, consideró que el fortalecimiento institucional en materia de seguridad pública es clave para el combate al crimen organizado y destacó que a través de la Plataforma México, la base de datos de huellas dactilares y de rostros, permitió la detención de cinco responsables del ataque al Casino Royale.
Ahora, la verdad sobre el narcotráfico en México:
Al día siguiente del horrible atentado en el Casino Royale de Monterrey —en el cual murieron 52 personas por culpa de narco-terroristas— Felipe Calderón, presidente de la República, exigió a Estados Unidos detener la venta criminal de armas a los carteles del narcotráfico.
Por eso es instructivo el Informe sofista de la agencia 'Stratfor Global Intelligence", el mismo elegante membrete que intenta demostrar que sólo 12% de las armas que usan con tanto gusto y frecuencia los sicarios que quieren acabar con nuestro país, provienen de EEUU.
El conocimiento de la terminología armamentística en que indudablemente está versado Scott Stewart es una trampa para que creamos lo que él quiere: las armas no vienen de Estados Unidos, vienen de cualquier otro país; ni siquiera las que dicen 'made in USA' vienen de Estados Unidos, sino que dieron la vuelta por otro país.
El flujo de las armas que usan los narcotraficantes en nuestro territorio se divide en tres categorías:
1) Armas legales para civiles. Son las que vende la UCAM (Unidad de comercialización de armas y municiones de la Secretaría de la Defensa Nacional). Entre ellas, las menores al .357 Magnum, como los revólveres o escuadras .380 y .38 Special.
Se comercializan en México. Muchas son robadas a sus legítimos propietarios. La UCAM tiene regulaciones estrictas para venderlas a civiles; los narcodelincuentes emplean a testaferros para comprarlas. También las consiguen de policías corruptos.
Los sicarios generalmente usan pistolas calibre .380 con silenciador, que se manufactura y adapta en nuestro país.
Scott Stewart admite que es más fácil comprar una pistola en Estados Unidos y traerla de contrabando, que comprarla en México. En el país del norte circulan libremente pistolas baratas que aquí se pagan a buen precio.
Aquellas cuya procedencia de Estados Unidos se ha probado caen en esta categoría, como las pistolas calibre .380 y los rifles y pistolas calibre .22.
Mas eso no significa, aduce Stewart —seguro miembro de la National Rifle Association— que 90% de estas armas de fuego sean de origen estadounidense.
Por otra parte, los carteles emplean artefactos explosivos improvisados con Tovex, de venta libre.
2) Armas disponibles en EE. UU. pero no en México.
Fusil AR-15 (M16 en EE. UU.)
Las pistolas de calibre 9mm, .45 y .40 están reservadas para el Ejército y la Policía. En cambio, en Estados Unidos están a la venta junto con los rifles calibre .50, versiones semi-automáticas de rifles de asalto como el AK-47, el M16 y la pistola semi-automática FN Five-Seven.
Así, si se encuentra una de estas armas en México, probablemente fue comprada en Estados Unidos.
Asimismo, son de uso común las semi-automáticas calibre .45 y de 9mm y revólveres .357. Se consiguen de los desertores, de funcionarios corruptos ('purchased from corrupt Mexican authorities') o en Sudamérica. El mercado negro es toda una industria.
En esta categoría se incluyen los calibres .45, 9 mm, .40 y .44 Magnum, que aunque su posesión sea ilegal, es un hecho que muchos ciudadanos las compran para su defensa y la de su familia.
FN Minimi,ametralladora ligera de origen belga, actualmente fabricada FN Manufacturing LLC, en Estados Unidos.
3) Armas prohibidas en México y EE. UU.
Son las armas bélicas: granadas de mano, granadas de 40 mm, granadas propulsadas por cohetes, rifles de asalto, ametralladoras...
Son difíciles de conseguir y muy caras. No están a la venta en Estados Unidos. Así, el surtido arsenal de los carteles del narcotráfico en México tiene que venir de otros países, dice Scott Stewart. Procedencia: el mercado internacional (vía China, lo mismo que los precursores químicos de los narcóticos) y desertores del Ejército Mexicano. Los narcos tienen equipo que no hay en Estados Unidos, como las granadas de fragmentación y los RPG-7 de Corea del Sur.
Así, concluye Stewart, muy pocas de las armas de magnitud llegan a México desde EE. UU.
Los Zetas, Gente Nueva y la Línea han ido sustituyendo los rifles deportivos por el armamento militar, como se puede ver en los arsenales que tienen en sus campos de entrenamiento. Se han hallado ametralladoras M60 y cientos de granadas de 40 mm, que entran por Guatemala.
Vienen de Sudamérca y América Central; la vía de la droga es la vía de las armas. América Latina está inundada de material bélico que se empleó en las guerrillas y contraguerrillas.
Debido a la corrupción en la región, las armas tienen un eficaz trasiego en el mercado negro. Entran de contrabando por el sur de México.
Y aunque son armas hechas en Estados Unidos, no las envía Estados Unidos sino llegan de terceros países.
Lo que el Informe Stratfor quiere demostrar es: pese a que Estados Unidos le vende armas a todo el mundo, a México no se las vende. Entonces, Estados Unidos no tiene la culpa, para nada, de que los narcocarteles estén armados hasta los dientes.
a) Así como el tráfico de drogas se rige por la ley de la oferta y la demanda, el tráfico de armas, igual. (Esto es: los mexicanos somos los culpables del tráfico de armas desde Estados Unidos)
b) Los sicarios mexicanos pagan hasta 300% el precio de un arma.
c) Si Estados Unidos sella la frontera, los sicarios pueden surtirse de pertrechos en cualquier otro país (textual: Even if it were somehow possible to hermetically seal the U.S.-Mexico border and shut off all the guns coming from the United States, the cartels would still be able to obtain weapons elsewhere).
d) Si sí es verdad que ha habido tráfico de armas de Estados Unidos a México, eso no significa que 90% de las armas venga de EE. UU.
Con Think tanks como la 'Stratfor Global Intelligence', Estados Unidos puede lavarse las manos, seguir drogándose y vendiendo armas.
México no le importa a Estados Unidos.