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La coyuntura política que vive Yucatán es una oportunidad para definiciones trascendentes. No es tiempo para mezquindades ni egoísmos personalistas. Es la hora de la generosidad, de reconocer que cuando el PAN ha ganado en Yucatán es porque ha contado con el aval de un gran esfuerzo social, más allá del mismo Partido Acción Nacional, para con dificultades superar a la maquinaria corporativa del PRI, hoy más vigente que nunca en nuestro estado.
Si no se genera ese "clic" con la sociedad civil, con las agrupaciones cívicas, con los miles de ciudadanos que quieren un proyecto que entusiasme y embone las piezas sueltas, los yucatecos corremos el enorme riesgo de ser vencidos de nuevo por la "ola roja". La maquinaria del PRI representa enormes retos para cualquier actor en solitario, llámese partido de oposición, como el PAN en Yucatán, o cualquier agrupación social por sí sola.
En estas semanas ha gravitado la posibilidad de que el PAN brinde su plataforma y su estructura a algún o algunos candidatos de la sociedad civil, ajeno al PAN. A alguien que no pertenezca ni haya pertenecido a la llamada "clase política". Si lo que se impone en las próximas semanas es la soberbia o la autosuficiencia personal de algunos actores sociales o políticos, estamos condenados a padecer en Yucatán en los próximos seis años, a gobiernos del mismo corte que el que sufrimos ahora con las dos "ladies" de nuestros céntricos palacios.
No es hora de paños tibios: ¿estamos dispuestos los panistas, sobre todo quienes aspiran a ser gobernadores o gobernadoras, alcaldes o alcaldesas, a dar un sí generoso si eso nos exige la coyuntura histórica de nuestro estado?
La solución retórica fácil sería decir que "los estatutos del PAN permiten y siempre han permitido las candidaturas de externos". Esa afirmación cierta de suyo hoy no resuelve nada. De lo que estamos hablando es de si existe o no la disponibilidad verdadera de "abrir cancha" a algún genuino liderazgo social que pudiese permitir que se embonen todas las piezas para vencer a un aparato priísta que trae los dados bien cargados en el Ipepac y que tiene los recursos económicos casi ilimitados del Estado y del presupuesto público para aplastar a la oposición o a los organismos civiles si no se embonan todas las piezas que podrían, sólo unidas y alineadas, hacerle frente. El estatuto panista no sólo permite candidatos externos, sino también admite en situaciones extraordinarias como la nuestra otros mecanismos de selección de candidatos que pueden incluir una votación abierta a la población en general, sea o no miembro del partido. No limitemos en un momento histórico como el que estamos sorteando a la decisión de unos cuantos miles de militantes ni al clientelismo intrapartidista.
Porque decir nada más con disimulo: "Pues que vengan los externos a competir y a ver cómo les va en una elección interna", es poco menos que cancelar cínicamente la posibilidad de que se dé ese gran esfuerzo cívico y político que Yucatán hoy exige.
Y no nos cerremos siquiera a las ofertas de "ciudadanas" que bien que han sido integrantes de la clase política. Hace muy poco proclamaron "o yo o el diluvio". Y ya en pleno aguacero diluviano se acogieron 4 años al arca roja o al paraguas colorado de la gobernadora Ortega Pacheco. El PRI ni tardo ni perezoso se encargó de brindarles sueldo del erario para cumplir la tarea de protegerle las espaldas y cuidarle a Ivonne la imagen de su ya proverbial falta de transparencia. Si hay propósito de enmienda, todos son bienvenidos, siempre que sea a colaborar y a remar juntos. Yo diría que no para encabezar, sino para apoyar juntos, desde afuera y desde adentro, un esfuerzo y algún liderazgo verdaderamente ciudadano.
La auténtica generosidad se pone a prueba en la hora actual. Al existir la posibilidad generosa de hacerse a un lado y sumarse a alguien que concite una genuina confianza ciudadana para que encabece la lucha. Si por poner un ejemplo, se diese la aceptación -esta sí generosa- de algún liderazgo empresarial o de algún dirigente cívico, quien desde su trinchera no partidista haya dado muestras de singular valentía y capacidad de catalizar el esfuerzo cívico. Y si esa persona fuese la indicada, sepamos los panistas decir y asumir que ponemos a su disposición -alguien de esos tamaños- la estructura de nuestro partido para contribuir a ese gran esfuerzo que los yucatecos esperan de los diversos liderazgos panistas y de la sociedad civil. Eso es lo que tiene que estar sobre la mesa del bien común. Con las cartas abiertas y sin dobleces.
Examinemos esa posibilidad con apertura transparente y sin trampas. Sentémonos los panistas a la mesa con las agrupaciones civiles a analizar todas las posibilidades. No cancelemos puertas. No es hora de oportunismos. Es tiempo de la generosidad que tanto pregonamos y de la que hemos sido capaces en otros hitos de la historia yucateca. ¿Estaremos a la altura?- Mérida, Yucatán.
halm611031@hotmail.com
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*) Miembro activo del PAN