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27 de marzo.- Cada 11 años el Sol nos ofrece una experiencia inolvidable. El actual ciclo solar, que lleva el número 24, está en marcha y acelerándose. Casi a diario nuestra estrella muestra signos de actividad creciente en su superficie, que no son sino manifestaciones visibles de complejos fenómenos que están ocurriendo en su interior.
Recientemente, entre el 2 y 12 de marzo, pudo verse una gran mancha oscura, de un tamaño 5 a 6 veces el diámetro de la Tierra, que se movía por el disco solar Estas zonas oscuras son regiones del sol con una temperatura ligeramente inferior al resto de la superficie (por eso se ven oscuras). Generalmente están asociadas a fuertes perturbaciones magnéticas y alcanzan un máximo de actividad cada 11 años. El anterior máximo fue en 2000/2001, y ahora estamos en un nuevo pico de actividad solar: el SolarMax de 2012/2013.
La mancha solar de ahora (llamada AR 1429) está asociada a una fuerte explosión el 5 de marzo, que alcanzó la categoría X1.
Mancha solar fotografiada el 8 de marzo. Nótese la comparación con el tamaño de la Tierra.
Las erupciones solares se clasifican en cinco niveles :A (las más débiles), B, C, M y X (muy fuertes), cada uno con diez sub-niveles que van del 1 a 10.
Así, la erupción X1 es del mayor nivel con un subnivel bajo, hasta ahora.
Este incremento en la actividad solar tiene una influencia notable en el “clima espacial”, es decir, en las condiciones en las proximidades de nuestro planeta pero fuera de la atmósfera terrestre. Por ello es posible que durante estos dos años se vean afectadas las comunicaciones que dependen de satélites orbitales. También aumentará la frecuencia de las auroras boreales.
{youtube}dBR3WyqJhZA{/youtube}Afortunadamente, el impacto de las llamaradas solares en nuestro planeta es mínimo.
A nivel de la superficie terrestre los efectos, en general, son muy escasos, ya que afortunadamente estamos protegidos por diferentes componentes de nuestra atmósfera, entre ellos la ionósfera y la capa de ozono. La magnetósfera y los cinturones de Van Allen también juegan un papel muy importante para desviar el enorme flujo de partículas solares que llegan a las inmediaciones de nuestro planeta durante las explosiones.