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SANTIAGO DE CUBA, 27 de marzo.- El papa Benedicto XVI visitó el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba, donde dedicó sus plegarias a los necesitados y los presos, así como a la población negra y a la vecina isla de Haití.
En el segundo día de su visita a la mayor de las Antillas, Benedicto XVI realizó una peregrinación en privado al santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, venerada en Cuba como la patrona de la isla.
"Reciban el cariño del Papa y llévenlo por doquier", dijo el Pontífice tras orar en privado durante unos diez minutos y encender una vela ante la imagen de la llamada "Virgen mambisa".
El Papa dejó en manos de la madre de Dios el futuro de la isla para que avance por los caminos de renovación EFE
"He confiado a la madre de Dios el futuro de su patria, avanzando por caminos de renovación y esperanza, para el mayor bien de todos los cubanos", agregó. "También he suplicado a la Virgen Santísima por las necesidades de los que sufren, de los que están privados de libertad, separados de sus seres queridos o pasan por graves momentos de dificultad".
El Pontífice pasó la noche en una vecina casa del santuario, ubicado en la pequeña localidad de El Cobre, a unos 20 kilómetros de Santiago.
Además de a los campesinos cubanos, el Papa dedicó una mención especial a la población de raza negra, "descendiente de aquellos que llegaron aquí de África", así como a la vecina isla de Haití, que "aún sufre las consecuencias del conocido terremoto de hace dos años".
La visita papal rinde tributo oficialmente al cuarto centenario del descubrimiento de la imagen de la Virgen, que fue trasladada en la víspera a la Plaza de la Revolución de Santiago para la misa a cielo abierto de Benedicto.
El Papa viajó inmediatamente después hacia La Habana, donde tuvo lugar la ceremonia oficial de recibimiento por parte del presidente Raúl Castro. Benedicto XVI celebrará mañana miércoles una segunda misa al aire libre en la Plaza de la Revolución de La Habana como acto final de su visita a Cuba.
Benedicto XVI y el presidente cubano, Raúl Castro (derecha), observan una figura de la Virgen de la Caridad, obsequio del Mandatario al Papa. EFE
En su jornada más política en la isla, el papa Joseph Ratzinger acudió al Palacio de la Revolución, catorce años después de que lo pisara por primera vez en la historia un papa, Juan Pablo II, durante su visita en 1998.
El Santo Padre y Castro mantuvieron un encuentro cara a cara -ayudados por un intérprete- que se prolongó durante 40 minutos, un tiempo considerado "muy amplio" por el portavoz vaticano, Federico Lombardi, quien destacó que eso significa la importancia que el pontífice ha dado a la cita.
Preguntado Lombardi sobre las peticiones de la disidencia para reunirse con el papa, dijo que Benedicto XVI "está bien informado" sobre las demandas de ese colectivo, pero recordó que el viaje a Cuba ha sido "muy corto" y no se ha previsto ningún encuentro ni con esos grupos, "ni siquiera" con religiosos, sacerdotes o seminaristas.
En la reunión, el papa Ratzinger solicitó a Raúl Castro que el Viernes Santo sea declarado festivo en la isla, en la misma línea que ocurrió con el 25 de diciembre, en Navidad, cuando Juan Pablo II lo pidió a Fidel Castro y accedió.
El encuentro se desarrolló en un ambiente "muy cordial y sereno", según precisó Lombardi, quien destacó las "buenas relaciones" entre la Santa Sede y el Gobierno de Cuba.
El portavoz valoró como "muy positiva" la reunión. Lombardi añadió que el pontífice se encuentra "muy bien" de salud, aunque ya comienza a acusar el cansancio de este viaje, que inició en México el 23 de marzo.
El Obispo de Roma llegó al Palacio de la Revolución acompañado del secretario de Estado de la Santa Sede (primer ministro), Tarcisio Bertone, quien sostuvo un encuentro paralelo con el primer vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado Ventura, y el vicepresidente del Consejo de Estado, Esteban Lazo, entre otros, que se prolongó durante 20 minutos.
Por parte de la Santa Sede acompañaron a Bertone el sustituto de la Secretaría de Estado (número tres del Vaticano), Angelo Becciu, el secretario para las Relaciones con los Estados (ministro de Exteriores), Dominique Mamberti, y el nuncio apostólico en Cuba, Bruno Musaro.
Al principio del encuentro se escuchó a Raúl comentar al papa que había decidido aplazar el cambio de horario de verano en la isla como cortesía hacia él.
El Papa regaló a Castro un facsímil de "Geographia de Tolomeo" y el presidente le correspondió con una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre de madera.
Concluida la audiencia, salieron a la puerta del Palacio de la Revolución, que da a la plaza del mismo nombre, donde mañana el obispo de Roma oficiará una misa, último acto de su visita a Cuba.
En el acto se vio a Castro explicarle al Papa la plaza, en la que se alza el monumento al héroe de la independencia cubana, José Marti, famosa por la efigie a tamaño gigante del Che Guevara en la pared de uno de los edificios oficiales del lugar.
Un disidente logró burlar la seguridad.
“Abajo el comunismo”, alcanzó a gritar el lnes dos veces un hombre mientras corría hacia el altar donde el Papa oficiaría su primera misa en Cuba. El disidente, un hombre negro, alto y esbelto con pantalones de mezclilla y playera obscura, logró burlar la férrea seguridad.
Los elementos de seguridad lograron detenerlo y callarlo mientras lo arrastraban hacia fuera de las vallas para sacarlo de la plaza. Los asistentes abuchearon el acto y algunos de quienes lo tuvieron cerca se le fueron encima a golpes. Tras el incidente la gente se agitó y fue necesario elevar el sonido de la música para evitar los murmullos desatados por los gritos del disidente.
El papa Benedicto XVI ya se encontraba en la plaza y estaba por subir al altar. Castro se encontraba a algunos metros.
La misa terminó sin más incidentes. Una ligera lluvia comenzó a caer al inicio, pero amainó. La gente, expectante, aguantó hasta el final.