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LA HABANA, 26 de marzo.- El Papa ha llegado este lunes a Cuba sin intención de reunirse con la disidencia política, pero ha mencionado a los presos nada más pisar el suelo de la isla. Lo ha hecho, además, frente al presidente Raúl Castro, que lo ha recibido en el aeropuerto internacional de Santiago de Cuba.
"Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles, y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados", ha afirmado Benedicto XVI en su discurso.
El Papa, durante la misa que celebró en Santiago.
Los niños esperando ver al Pontífice en las calles de la ciudad.
Raúl Castro conversa con Benedicto XVI.
Decenas de miles de cubanos se han desplazado después a la plaza Antonio Maceo de Santiago, el lugar elegido para celebrar la misa por el 400 aniversario del hallazgo de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona nacional. El presidente cubano ha asistido en primera fila a la ceremonia religiosa. Allí, Benedicto XVI ha hecho un llamamiento a los cubanos para que luchen "para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios". En un discurso centrado en el papel de la familia, el líder de la Iglesia católica ha enfatizado que Dios "ha encomendado a la familia fundada en el matrimonio la altísima misión de ser célula fundamental de la sociedad y verdadera Iglesia doméstica". "Cuba tiene necesidad del testimonio de su fidelidad, de su unidad, de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitada", ha agregado, en referencia al aborto.
Benedicto XVI, el cocodrilo y Cuba
El aterrizaje del Papa en Cuba, tras su visita a México, ha sido celebrado por miles de cubanos que en la tarde de este lunes aclamaban el papamóvil mientras recorría aproximadamente ocho kilómetros de las calles de Santiago de Cuba, adornadas con banderas cubanas y del Vaticano y carteles que rezaban Bienvenido a Cuba, peregrino de la caridad.
"Es un Jefe de Estado y hay que recibirlo respetuosamente y para cumplir con nuestro deber", explicaba a EFE Maritza, una maestra de 50 años que no se define como católica. "Cualquier país que conozca las normas de conducta está obligado ser amable ante una visita como esta", subrayaba Luisa Limonta, santiaguera de 62 años, a la misma agencia.
A su llegada al aeropuerto internacional 'Antonio Maceo', donde ha sido recibido por Raúl Castro, Benedicto XVI ha recordado la visita a Cuba de Juan Pablo II, que inauguró una "nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano, con un espíritu de mayor colaboración y confianza, si bien todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, especialmente por cuanto se refiere a la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad", ha puntualizado antes de destacar las "profundas raíces cristianas que conforman la identidad más honda del alma cubana".