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México ha vivido los dos momentos, perfectamente opuestos: 1) libertad disfrazada y 2) libertinaje informativo sin límites.
El régimen anterior al año 2000 controló siempre los medios masivos de información. Éstos transmitían o imprimían sólo aquello aprobado por los encumbrados de la política del momento. Desde el 2000, sólo gobiernos locales —como los “gratos” ejemplos de Yucatán— han hecho uso de la guillotina mediática: Gonzalo Navarrete, Gina Villagómez, Blanca Estrada son algunos personajes que vieron sus programas de radio desaparecer cuando el contenido no fue del agrado de “su majestad” la real señora de Dzemul.
Artículo 7 tuvo que sufrir el ataque velado e hipócrita de la compra de sus ejemplares antes de que éstos hayan sido repartidos o bien, el feroz ataque en contra de repartidores —incluso algunos menores de edad— en junio de 2009 en Tizimín: fueron masivamente traídos detenidos a Mérida y luego entregados a la PGR, de donde fueron liberados en la misma noche de los hechos.
El vendedor de camisetas con la leyenda “Yo chiflé a Ibom” también sufrió lo que es el uso del poder en la forma más corrupta que lo saben hacer los adeptos y empleados de cierto nivel del régimen estatal yucateco: no se trató nada más de retirar las camisetas, sino que se les “plantó” un delito: se les acusó de estar circulando “dólares” falsos, cuando un palero, ilegalmente contratado por gente del régimen, se hizo pasar por un transeúnte cualquiera “que había recibido un billete falso de $200″.
Fue públicamente mostrada la radiografía de los 2 huesos del antebrazo del diputado priista disidente, Ismael Peraza Valdez. Había sido seguido por personas, seguramente empleados del régimen, durante varios días. Intimidar, atemorizar, demostrar el poder de la autócrata, era, al parecer, la misión. Estallaron en cólera, finalmente; quizás tenían “permiso para matar”. Con un bate metálico le destruyeron dos huesos al disidente.
Para no mezclar “libertad de expresión” con “intolerencia a la disidencia”, no vamos a hablar de los casos de Eduardo Chuc Baas, José Gpe. Tzab (“El Brujo”), doña Minelia y otros más, todos ellos ciudadanos agredidos hasta ahora impunemente por el régimen intolerante que gobierna Yucatán.
¿Recuerdas un solo caso semejante a éstos acaecido entre 2001 y 2007? La desinformación generada por la prensa mercenaria es, a tal grado grave, que ha logrado inyectar mentiras que hoy son sustento de enfermedad política, flagelo para el desarrollo sano de nuestra sociedad.
Buenas tardes, lectoras y lectores.