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San Francisco de Campeche, Camp., 1 de noviembre de 2010.- Si un objeto pudiera describir la "personalidad" de un lugar, en el caso de la ciudad de Campeche sería el cañón, puesto que un centenar de estas piezas de artillería del siglo XVIII se distribuyen en fuertes, plazas públicas y museos, formando parte de la memoria de sus habitantes; su importancia en la vida social, cultural y turística, instó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) a aplicarles un tratamiento para controlar su corrosión.
A lo largo de dos temporadas de campo realizadas en 2009 y 2010 —con financiamiento del INAH a través del Proyecto de Conservación de Colecciones, y de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) mediante el Programa de Empleo Temporal— desde estudiantes hasta amas de casa de la ciudad participaron en las labores de mantenimiento de aproximadamente 70 cañones, 45 balas de cañón y un ancla.
Esta importante iniciativa, que ha permitido vincular a los campechanos con estos símbolos de su historia plagada de ataques piratas, partió de una base científica desarrollada en el Centro de Investigaciones en Corrosión, de la Universidad Autónoma de Campeche (UAC), auspiciada a su vez por el Fondo Mixto (Fomix) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y el gobierno estatal.
Diana Arano Recio, restauradora del Centro INAH-Campeche, explicó que como parte de su tesis de maestría por la UAC, se evaluó un método de conservación con base en el uso de ácido tánico (compuesto por glucosa e hidrocarburos aromáticos), el cual desacelera el proceso de corrosión de los objetos de hierro en contacto con la humedad.
La especialista indicó que además de la aplicación de este compuesto químico, también se efectuaron análisis electroquímicos para evaluar la velocidad de corrosión, y poder determinar la acción que tiene el óxido antes y después del tratamiento aplicado a estos objetos. El citado método de conservación demostró que en objetos de artillería en buen estado o estado regular, reduce hasta 10 veces la velocidad de corrosión.
Uno de los requerimientos del Fomix es que los proyectos de investigación a apoyar deben ser aplicados en la conservación del patrimonio cultural. Fue así, con el sustento de los resultados científicos, que se gestionaron fondos a través del Centro INAH-Campeche y la Sedesol.
"Con esos recursos pudimos capacitar a personas que no son especialistas. Es interesante ver la manera en que el trabajo científico redunda en beneficio de una comunidad, muchos de quienes participaron: estudiantes, profesionistas y amas de casa, recordaban sus historias personales alrededor de los cañones, en los que alguna vez se montaron como parte de sus juegos infantiles", expresó la maestra Arano.
En la primera temporada de trabajo se atendieron los cañones que mostraban un mayor deterioro, según un estudio previo realizado por la arqueóloga Belinda Díaz, del INAH. En la siguiente fase se dio tratamiento a piezas de artillería en estado regular; en total ha sido conservado más de 60 por ciento de una colección que ronda el centenar.
La mayoría de estos objetos son del siglo XVIII, de hierro gris y se desconoce la procedencia de gran parte de ellos, salvo algunos que fueron reportados por pescadores al localizarlos en el mar.
Los cañones están bajo resguardo de varias instituciones —entre ellas el INAH— en los fuertes de San Miguel y San José El Alto, que son sede de los museos de Arqueología, y de Barcos y Armas, respectivamente, donde se pueden admirar en sus adarves.
Otros están al cuidado del Ayuntamiento de Campeche y están expuestos públicamente en el malecón, en los barrios de San Román y de Guadalupe, en la colonia 7 de Agosto, y en la glorieta del aeropuerto. También hay otros once cañones ubicados en el Centro Cultural "El Polvorín".
Estas piezas de artillería que se hallan en todos esos espacios han recibido el tratamiento de conservación. En la colección se cuentan además otros cañones que están bajo custodia de la Armada y la Naval —cuyas condiciones son óptimas— y un par más que pertenecen a una colección privada.
La restauradora Diana Arano hizo hincapié en que si bien ya se evaluaron los resultados de la aplicación de ácido tánico en el mantenimiento de artillería, es necesario realizar otros estudios que permitan precisar cada cuándo debe volverse a realizar, considerando el clima tropical húmedo de la ciudad de Campeche
"Uno de los aspectos que más contribuye en el deterioro de un metal como el hierro, es la aportación de cloruros de la brisa marina. Campeche se encuentra en una escala media-alta de agresividad en cuanto a corrosión, a diferencia de Veracruz donde es alta. La diferencia radica en que los vientos de Campeche van de tierra a mar, y no en sentido contrario, como pasa en Veracruz".
"La siguiente parte de nuestro trabajo consistirá en la evaluación del mantenimiento. También hay cañones en otras partes del estado, como en Palizada o Ciudad del Carmen, tanto en línea costera como cerca de un afluente del río Usumacinta, condiciones que también ayudan a la degradación de este tipo de objetos históricos, para estos casos también se buscará gestionar recursos económicos", concluyó Diana Arano. Boletín del INAH.