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MEXICO, D.F., 9 de agosto.- En 1985, el homicidio de dos ciudadanos norteamericanos John Clay Walker y Albert Radelat, sacó del anonimato a Rafael Caro Quintero, nacido en Badiraguato, Sinaloa en 1952. Para entonces, ya era el jefe de la plaza de Guadalajara por parte del Cártel de Sinaloa tras la ausencia de Miguel Ángel Félix Gallardo.
Rafael Caro Quintero, nacido en Badiraguato, Sinaloa en 1952.
Los dos extranjeros habían ido a comer una tarde del 30 de enero al restaurante Crazy Lobster, ubicado sobre la avenida López Mateos, en el municipio de Zapopan, propiedad del capo.
Al personal del resturante le pareció que los dos eran agentes de la DEA. Unos sicarios de Caro Quintero los privaron de su libertad y después los ejecutaron.
En realidad, nunca se aclaró si eran o no agentes estadounidenses. Lo que se supo fue que eran estudiantes de la Universidad Autónoma de Guadalajara y su crimen, por ser extranjeros, obligó a las autoridades mexicanas a investigar para aliviar la presión política.
Los datos apuntaban como autores materiales de la doble ejecución a la gente de Caro Quintero y fue cuando un informante del consulado estadounidense en Guadalajara, Enrique Camarena Salazar, comenzó a monitorear los movimientos de Rafael y su gente.
En febrero de ese año, el informante y un piloto de la Secretaría de Agricultura, Alfredo Zavala Avelar, fueron “levantados”. Sus secuestradores los llevaron a una finca de la calle Tormenta, propiedad de Rubén Zuno, cuñado del entonces Presidente Luis Echeverría, donde los torturaron y los asesinados.
Incluso, un doctor tapatío, Humberto Machain, fue acusado de colaborar en el homicidio ya que, aseguraban, su función fue inyectar sustancias a las víctimas para mantenerlos con vida.
En marzo, las autoridades localizaron los cadáveres en las inmediaciones del rancho El Mareño, colindante con el Estado de Michoacán y así comenzó la persecución final en contra de Rafael Caro.
El 4 de abril de 1985, Caro Quintero fue aprehendido por la Policía de Costa Rica, en compañía de Sara Cosío, a la sazón, esposa de un delincuente apodado El Castor y sobrina del ex Gobernador Guillermo Cosío Vidaurri.
En Guadalajara, Caro Quintero fue custodiado por personal militar al mando de Jesús Gutiérrez Rebollo y Horacio Montenegro. Finalmente, Florentino Ventura lo llevó a la capital donde fue encerrado en el Reclusorio Norte.
Su aprehensión dejó al descubierto sus relaciones políticas, empresariales y policíacas.
Con la caída de Caro también fue detenido Rubén Zuno, los comandantes Benjamín Locheo y Gabriel González –aparece muerto- , así como el empresario Javier Cordero Stauffer, quien manejaba la distribuidora Ford en Guadalajara y que recientemente apareció en un acto del Ayuntamiento tapatío junto al hoy Gobernador Jorge Aristóteles Sandoval.
También fue aprehendido el comandante Armando Pavón Reyes, acusado de otorgar credenciales de la PGR a Caro Quintero para que pudiera salir del país.
En el 2009, el juez Adalberto Maldonado Trenado, titular del Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Penal en el Estado de Jalisco, sintetizó los cargos en contra de Caro Quintero: delitos contra la salud (narcotráfico) y asociación delictuosa; privar ilegalmente y explotar a más de 4,000 personas del rancho El Búfalo en Chihuahua, y por los homicidios de Walker, Radelat, Enrique Camarena Salazar, y del piloto aviador Alfredo Zavala Avelar. (Jaime Ramírez Yáñez/El Economista)