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Cinco estrellas
"Océanos" es considerado el documental más caro en la historia del cine. Con una inversión de 500 millones de euros —financiados entre Francia, España y Suiza—, su realización llevó 8 años (4 años y medio de rodaje y más de 3 para editarla y musicalizarla).
Este arduo trabajo estuvo dirigido por 2 cineastas franceses: Jacques Perrin y Jacques Cluzaud. Los mismos que hicieron la famosa cinta "Microcosmos" y que en 2003 compitieron por el Oscar a Mejor Documental con "Nómadas del viento". Ambos directores se han ganado el favor de la crítica mundial por tan importantes filmes.
Perrin y Cluzaud hacen de "Océanos" un producto educativo que busca concientizar a las nuevas generaciones sobre el cuidado de los ecosistemas marinos. Pero este documental no es una cinta cualquiera, sus virtudes técnicas son tan estilizadas que la hacen una obra artística.
La belleza de sus imágenes, el ritmo perfecto de la edición y su soberbia musicalización la vuelven un deleite para los sentidos. Su perfección es casi hipnótica y sumerge al espectador en lo más profundo de la vida marina. "Océanos" es un acercamiento a la vida de varias especies, un recorrido que va desde las lagunas tropicales, el Caribe, los congelantes polos, hasta los espacios subterráneos donde los peces son ciegos por la ausencia de luz solar.
Con sofisticadas cámaras acuáticas de alta definición, uno se sorprende no sólo de la calidad de sus tomas sino de sus puntos de vista, algunos tan increíbles que no es difícil explicarse cómo los lograron. Por citar dos ejemplos: al inicio del filme vemos a una especie de reptil náutico merodeando en el fondo del mar, de pronto comienza a nadar hacia la superficie y la cámara lo sigue en un over the shoulder (toma a la altura del hombro o costado) como si estuviera incorporada al animal, además en una sincronía perfecta de movimiento. Otro caso es cuando la filmadora va siguiendo el recorrido de una langosta en lo más profundo del océano, pasando entre corales y rocas. Las imágenes son el hilo narrativo de la cinta. Al igual que en "Microcosmos" los diálogos son muy escasos. Todo lo hace la fotografía y la música.
El responsable de la banda sonora es el reconocido Bruno Coulais, nominado al Oscar por "Los chicos del coro". Los cuadros son sublimizados por partituras que van desde la orquesta sinfónica, las percusiones, un ensamble de vientos con influencias orientales o la música coral. Todas ellas dosificadas con una gran sensibilidad artística.
Desde esta perspectiva estética, la cinta va adentrándose en los misterios del mar para luego mostrarnos los devastadores efectos de la contaminación y crear conciencia sobre la urgente necesidad de tomar medidas al respecto. Ese es el tema medular de "Océanos".
Imágenes de basureros acuáticos dan pie a momentos indignantes como ver a una foca nadando entre desechos, fábricas tirando veneno a los mares y una exposición de especies extintas en un museo. El mensaje es claro: la mayor amenaza para el mundo es el ideario económico y político que persigue el dinero a costa del exterminio. Qué mejor ejemplo en nuestra actualidad que el caso del derrame petrolero en el Golfo por una compañía estadounidense que aún sigue operando en la total impunidad.
Su denuncia es a través de imágenes poéticas pero a la vez sin concesiones. Una tortuga atrapada hasta desfallecer en una red, la masacre sanguinaria de delfines, los arpones atravesando ballenas y la tortura inconcebible a un tiburón blanco al que le cortan las aletas y es lanzado al fondo del mar para sufrir una muerte lenta y perversa. Actos de barbarie inhumana que hacen retumbar la conciencia de los espectadores.
Pese a la crueldad mostrada "Océanos" no es un filme pesimista. Se equilibra mostrándonos la otra cara de los seres humanos. Aquellos que sí respetan a los animales y buscan soluciones para convivir en armonía. Su discurso final alude a una visión esperanzadora si logramos despertar la razón de las nuevas generaciones.
La manera en la que algunas empresas y fundaciones han respondido a esta película es motivo de anhelo y enfatiza que hay mucha gente dispuesta a ayudar. Quicksilver está difundiendo el filme entre los aficionados al surf, Imaginarium lo promueve entre el público infantil, mientras que algunos parques y acuarios en España también divulgan su mensaje.
"La naturaleza siempre se renueva" es el diálogo que mejor enfatiza el anhelo de salvar el planeta. Perrin y Cluzaud han hecho de esta premisa una obra maestra que debería ser proyectada en todas las escuelas.
Lo mejor: las cualidades estéticas tanto de sus imágenes como de su música, sus tomas sorprendentes y el mensaje ecológico.
Lo peor: no verla.