805 palabras
Sé que mis amigos izquierdosos me van a mentar la madre por lo que sin duda considerarán un ataque, una nueva ofensa inferida a su ídolo por este editorialista conservador, clerical y reaccionario (y a mucha honra), pero en este caso, el calificativo no es gratuito, sino ganado a pulso por el hombre de la Chontalpa y a continuación demostraré porqué:
Lenin catalogaba como un idiota útil a aquel individuo, que sin compartir los ideales y valores socialistas, contribuía a su triunfo, las más de las veces sin proponérselo (aquí en México consideramos semejante personaje un pendejo con iniciativa, la calamidad más peligrosa y mortífera susceptible de concebirse sobre la faz de la tierra). Por anticipado ofrezco a mis lectores mis excusas por el lenguaje de grueso calibre empleado, pero pretendo que pueda ser accesible para la mayor cantidad de lectores posible. La revolución rusa contó con ingentes cantidades de idiotas útiles para poder erigirse en gobierno, fundamentalmente nobles que abrigaban cualquier tipo de enconos contra el zar, que ilusamente creyeron que al término de la revuelta, conservarían el gozo de todos sus privilegios e inclusive lograrían algunos más.
Así procede Andrés Manuel al descalificar la alianza electoral PAN-PRD en el estado de México y calificar como una traición el apoyo manifestado por Marcelo Ebrard a su conformación. Bien sabe Dios que no simpatizo particularmente con Marcelo, pero no puedo dejar de elogiar el pragmatismo político que manifiesta al externar su beneplácito ante la posibilidad de aliarse a su aparentemente irreconciliable adversario, en aras de derrotar al adversario común.
La historia nos demuestra los buenos resultados que arrojan las alianzas no obstante ser circunstanciales y su temporalidad: contribuir a rechazar invasiones como en la segunda guerra mundial sucedió en los casos de Francia y Yugoslavia específicamente, donde fuerzas políticas de diferente orientación se unieron en pos de expulsar a los nazis de su territorio, con semejantes resultados de victoria en términos militares. Concluidas las actividades beligerantes, franceses y yugoeslavos, se dieron a la tarea de elegir a quienes creyeron idóneos como gobernantes.
Así pues, resulta inusitada la actitud lopezobradorista y paradójicamente Andrés Manuel se sitúa ideológica y políticamente en una posición auténticamente inaudita respecto del conocimiento del acontecer político que tenemos los mexicanos, constituyéndose en alfil, mejor aún o peor más bien, en peón de los designios del PRI, a los que siempre se confesó contrario, pero a los que en esta ocasión y quizá sin proponérselo de manera consciente, sirve del modo más eficaz. Sin darse cuenta (al menos eso quiero creer), Andrés Manuel y los que le siguen, contribuirían eventualmente a facilitar el triunfo priista (lo que tanto han criticado y combatido), en el Estado de México, si continúan manifestándose adversos a la formación de una alianza, de un frente común circunscrito al proceso electoral inmediato, con el PAN (lo que necesariamente trae aparejada como consecuencia coadyuvar al retorno priista a la presidencia de la República, al contribuir al triunfo electoral de la mejor carta del tricolor, que vería dramáticamente reducidas sus posibilidades de hacerse de la candidatura presidencial y de triunfar, si se viese derrotado en los comicios de carácter estatal).
No hay que olvidar que la política es de acciones a corto plazo, pero de
efectos a mediano o largos períodos. Ojalá Andrés Manuel se oponga a la
alianza como consecuencia de su tozudez, de su obstinación proverbial, de su conocida soberbia, de la cerrazón derivada de sus aspiraciones mesiánicas y no como resultado de la aplicación de la fórmula política que el PRI maneja
desde época inmemorial y que ha sabido utilizar como auténtica panacea: la
corrupción, el viejo adagio revolucionario que sentencia que no hay general
que resista un cañonazo de cincuenta mil pesos. El tiempo nos dirá que
ocurrió. Ojalá y alguien encuentre manera de exponerle estos y algunos otros razonamientos que convenzan a Andrés Manuel a no rebajarse a desempeñar tan desairado papel, porque la verdad es que los priistas y particularmente Peña Nieto, elevan fervorosos sus preces a San Judas Tadeo, santo patrono de las causas difíciles, para que López Obrador persista en su obstinación y tome para ellos el traje de héroe, constituyéndose en el idiota útil del PRI.
Dios, Patria y Libertad