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Es fundamental despertar la conciencia ciudadana y propiciar que los yucatecos y en general los mexicanos, entiendan que solo a partir de intervenir en los asuntos de orden público y en la política, tan desairada y desprestigiada en los últimos años, es la única forma de propiciar una sociedad abierta y comprometida con la búsqueda del bien común, expresó Mario Alberto Romero Bolio, ex consejero ciudadano del Instituto Federal Electoral y fundador del Frente Cívico de Valladolid.
Expresó que lamentablemente existe un profundo desencanto ciudadano en la actualidad en cuanto a la actividad política concierne, debido a las inmensas expectativas que generó la alternancia y que por distintos motivos no pudieron satisfacerse.
Destacó que, lamentablemente, los partidos en general se han convertido en agencias de colocaciones y han perdido la mística y los motivos espirituales que los movieron y caracterizaron en alguna época, lo que igualmente se ha traducido en desánimo y en desencanto de parte de algunos de sus integrantes, que no han visto gestarse los cambios a la velocidad que quisieran, ni han podido, tampoco, satisfacer sus ambiciones.
Reconoció que los integrantes de las diferentes asociaciones y movimientos ciudadanos, se alejaron de la actividad cívica por diferentes motivos: por factores generacionales, por cansancio, desencanto o simplemente por inercia.
Admitió que la educación cívica es un factor del que adolece la enseñanza a cualquier nivel y debiera enfatizarse esta cuestión, que implica interesarse en las necesidades de los demás y no solo en las propias e igualmente en la búsqueda del bien común y no solamente del individual.
Indicó que la lucha ciudadana por mayores espacios de participación se dio por el enfrentamiento de la ciudadanía con un aparato estatal autoritario y con un sistema político reacio a ceder espacios, pero que ante la presión ejercida por la ciudadanía organizada y los partidos políticos opositores, tuvo irremediablemente que darse.
Reiteró que los espacios de participación ciudadana, la cultura de la transparencia y la rendición de cuentas no son graciosas concesiones del aparato estatal a la ciudadanía, sino reconocimiento de la fuerza e importancia de la intervención de la sociedad en los asuntos de orden público.
La única manera de que sea quien sea el partido que esté en el poder, se respeten las garantías y derechos sociales, es que exista una población consciente de sus derechos y obligaciones y que participe frecuentemente en la vida comunitaria. Esto significa sin más ni menos, empoderar a la sociedad respecto a los partidos políticos, para que éstos, al verse rebasados, vuelvan de nueva cuenta a intentar convertirse en catalizadores y vehículos de las inquietudes de la ciudadanía y a reflejar sus deseos y aspiraciones.
De otra manera, las luchas cívicas que este servidor y muchos otros, como mi compadre Guillermo Vela Román, Patricia Mac Carthy y otras pérsonas a las que no terminaríamos de enlistar y enumerar, no habrían servido de gran cosa, pues tendríamos una ciudadanía silente, apática y vulnerable ante la presión oficial o ante la dádiva.
Tomar conciencia de que siempre podremos hacer algo a favor de los demás, a favor de la sociedad, de que siempre podremos aportar nuestro granito de arena, es algo que contribuye indefectiblemente a forjar conciencia ciudadana, algo de lo que la sociedad yucateca en nuestros días está profundamente necesitada y los acontecimientos lo prueban.
Resaltó que las diversas asociaciones cívicas deben propiciar la reflexión y el análisis de la situación imperante a través de sus actividades para obtener un discernimiento claro que oriente a la ciudadanía hacia la toma de las mejores decisiones en todos los ámbitos.
Lo que es un hecho, es que se deben rechazar tajantemente la corrupción, la simulación, la deformación de la realidad y demás prácticas desaseadas, trístemente habituales en el quehacer político, finalizó.