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1. Charlie dijo "nel". La negativa de Carlos Loret de Mola Álvarez a recibir la Medalla Yucatán no es solamente un desmarque del régimen ivonnista, sino quizá también consecuencia del deseo del comunicador de no ser relacionado con ningún partido político, al menos en el ámbito local, toda vez que ya anteriormente había rechazado ser orador en la sesión solemne de cabildo que cada año se realiza con motivo de la fundación de Mérida, en época de César Bojórquez. Dejemos que transcurra un poco el tiempo y veamos si el caso de Carlos Loret de Mola Álvarez es paradigmático. O bien, resulta ser consecuencia de algún desacuerdo momentáneo con algún funcionario o con el régimen en turno, para concluir aceptando a posteriori la presea, tal cual lo hicieron en su momento personajes del mundillo literario yucateco como el bachiller Humberto Lara y Lara o como Raúl Cáceres Carenzo.
2. Medalla yuca-PRI. Desde hace ochenta años, el estilo priista de gobernar ha buscado premiar a los intelectuales, artistas o profesionales que les son útiles o cercanos políticamente. Eso no quiere decir que los premiados desde esos gobiernos careciesen siempre de méritos. Pero, sin duda, uno de los criterios para otorgarlos, es que le hubiesen sido razonablemente leales o cercanos al partido que fundó Plutarco Elías Calles hace ya casi un siglo. No en todos los casos ni siempre, pero claramente ésa ha sido la tendencia. Por cierto, durante el sexenio panista 2001-2007 no tenemos clara la razón para suspender las entregas anuales de la Medalla Yucatán.
3. A quién bajarle el sombrero. Muchos piensan que el gesto de Loret debiera ser imitado por otros de los galardonados con la Medalla Yucatán del gobierno de Ivonne Ortega: a Héctor Navarrete Muñoz, Adonay Cetina Sierra, o al doctor Edgardo Martínez Menéndez algunos no les ven los méritos sobresalientes para ese galardón. La verdad es que, de entre ellos, sólo destaca verdaderamente el padre Raúl Ignacio Kemp, que ha encabezado un humilde y constante esfuerzo de lucha contra el alcoholismo. Él y su voluntariado, que trabaja en esa obra, merecen el mayor de los reconocimientos, pero podemos estar seguros que su inspiración para la obra del Cottolengo no es la búsqueda vana de lustre social o la obtención de medallas metálicas. Y más si esas medallas provienen de un gobierno caracterizado por su turbiedad, su derroche y por una falta de respeto a derechos humanos tan básicos como la libertad de expresión. Al padre Kemp —y al voluntariado que él representa— bien lo podemos imaginar merecedor de una medalla, cualquiera que esta sea. Pero, insistimos, no la necesita.
4. ¿Sobresalientes y extraordinarios? De los otros “premiados” sólo podríamos decir que son los clásicos destinatarios de ese premio durante décadas, mezclados muchas veces con gente de verdadero mérito, como el padre Kemp, para que no se vea tan burdo el verdadero objetivo: premiar con la medalla la lealtad de quienes fueron fieles a una manera de hacer política “revolucionaria e institucional”. No se niega que sean personas con algún mérito. Pero no se encuentran, en ellos, los elementos verdaderamente sobresalientes o extraordinarios de contribución a su comunidad que justifiquen un reconocimiento como los que las bases de la Medalla Yucatán establecen o se supone que exigen. Por eso, de ninguno de ellos, excepto del padre Kemp, esperaríamos un gesto como el de Carlitos Loret: digno, mesurado y con los pies bien puestos en la tierra.
5. Sarabia en Babia. ¿O poseído por la rabia? Carlos Sarabia Barrera es un ex panista. Salió de Acción Nacional junto con Ana Rosa Payán en 2007, para fundar con ella "Todos Somos Yucatán". Como Ana Rosa, ha colaborado con Ivonne Ortega para atacar y dividir al PAN. Pero, la verdad, desconocíamos que el ex regidor y colaborador del tabloide al servicio de la nueva mayoría —Sarabia escribe en Por Esto!— además de ser actualmente subdirector de Cultura Municipal en el Ayuntamiento de Angélica Araujo, hubiera recibido otro nombramiento adicional de su madrina, verdadera jefa y promotora Ivonne Ortega Pacheco: el de recadero particular. Pero, además, recadero con ínfulas de gángster de las películas de Juan Orol.
6. Consejo de un tío a un sobrino. Pues sucede que Sarabia Barrera es tío de nuestro colaborador y amigo, Guillermo Barrera Fernández. Sarabia se encontró con éste camino del trabajo. Al divisar Carlos Sarabia al integrante de esta casa editorial, pidió a su hijo que parara el vehículo y de golpe y porrazo le espetó: "¿a donde vas Guillermo?". Le respondieron: "voy al trabajo, Carlos". "¿Y dónde estás?" Cuestionó nuevamente el tránsfuga del blanquiazul. "En Artículo 7", le respondió Guillermo. "Ah, ahora entiendo" masculló Sarabia y a continuación sugirió, poniendo los brazos en jarras sobre la encarnada camisa: "Guillermo, deja de atacar a la gobernadora, está muy molesta contigo... tú lo sabes, cuídate" y se despidieron, no sin que Guillermo Barrera le dijera con gallardía no tener miedo a su clarísima amenaza. Lo consignamos sólo por si acaso, por aquello de las cochinas moscas.
7. ¿Doña Chabe o Angélica? Según publicó José Luis Sierra Villarreal en su Facebook, la residencia de Itzimná (calle 22 entre 19 y 21) en la que desde hace una semana trabajan día, noche, domingos y feriados un ejército de trabajadores, albañiles, jardineros, decoradores y demás, es de la mamá de la gobernadora, doña Isabel Pacheco. Pero hay quienes aseguran que no, que esta vez se equivocó Sierra Villarreal y que la nueva propietaria de esa casa (que fué antes de la familia Gené-Boyancé) es la alcaldesa Angélica Araujo. Lo cierto es que una nueva marabunta de trabajadores —ahora del municipio— están reencarpetando la calle (que no lucía mayor problema), arreglándole las guarniciones de las aceras y aplanando, con maquinaria pesada, la calle, entorpeciendo visiblemente el tránsito. Vaya discresión de nuestras "autoridades". Ahora sí que, literalmente, tirando la casa por la ventana.