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Vivir es un fenómeno de minorías entre materiales que forman nuestro universo. Personas hay que se molestan porque oyen que nada está planeado, que todo es fortuito, que todo es casi azaroso. Se molestan mucho cuando se argumenta en esa forma. Prefieren oír que somos plan. Como es algo que aún científicamente no se puede probar en forma contundente, vamos a tener que aceptar que no sabemos exactamente cómo es que existimos.
Si vivimos es porque existimos. Somos materia que fue formada cuando soles estallaron y lanzaron grandes trozos de materiales de muchos elementos. Eso no es discutible, afortunadamente. Cada átomo que tenemos, de cualquier elemento, fue formado así, en un momento violento cuando un sol estalló por haber llegado a viejo. Se hizo un gigante rojo y en su interior comenzaron a chocar átomos que formaron hierro. Entonces todo cambió en unos cuantos segundos. Y así comenzaron a formarse cuerpos que flotaron en espacio abierto y chocaron entre sí, formando asteroides y luego planetas.
Hubo muchos planetas en cada sistema solar; hoy solo podemos ver pocos de ellos. Chocaron entre sí y se hicieron más grandes. Cuando ese sol padre explotó, sin embargo, formó materiales en cantidades que ahora están siendo usados por planetas, lunas y asteroides. No hay más que eso, formado durante segundos después de aparecer átomos de hierro.
Y nosotros, seres vivientes, conscientes de que estamos, somos, existimos, tenemos también de esos mismos átomos, ¡porque no hay de otros! Cuando se nombra nuestro sol como "padre", es correcto, pero para generaciones que vendrán más tarde. Nuestro padre atómico también fue sol, pero no este que hoy vemos, sino su antecesor.
Nuestros cuerpos están formados por átomos organizados en forma de moléculas. Estas son consecuencia de programas escritos en ácidos que llamamos DNA. Estos programas tienen cada instrucción necesaria para que átomos se asocien en moléculas y estas se asocien y formen tejidos y estos se asocien y formen sistemas y estos se asocien y formen cuerpos. Entre todo cuerpo existen sistemas concentrados en hacer posible pensar, tener consciencia de que se existe. Personas hay que se sienten obligadas a pensar o concluir que ser consciente solo es posible porque somos parte de consciencia universal mayor, que nos transciende a todos desde planos superiores, porque consideran inferior todo plano de materia.
Jerarquizar planos existenciales en escalas de superioridad a inferioridad es antropomorfizar todo eso que nos encontramos cuando aplicamos consciencia sobre existir. A pesar de que sabemos con detalles cómo nos formamos, queremos pensar que somos parte de algo superior. No nos gusta ser solo materia. No es algo agradable para algunos, al menos, no para todos. Algunos estamos contentos con ser materia. No vemos problema en ello. ¿Por qué habría de ser? Universo equivale a espacio y partículas, que se convierten en átomos, que se convierten en materiales, que se convierten soles, en planetas, en ligas de moléculas que forman vida. ¿Qué no es aceptable? ¿En dónde falta valor? Más bien, ¡es valor exacto!
Discutir si todo ello se origina por sí mismo o es producto de entidades que están más allá de todo, no es algo que podamos considerar que aporta valor a vivir. Estamos, somos, pensamos, tenemos consciencia de ser y estar, sentimos. ¿Qué falta?
Falta aceptar. Nuestra capacidad de investigar nos ha ayudado en forma determinante a entender ese todo en que aparecemos con una consciencia que hasta se rebela y dice: "a mí no me pidieron permiso de colocarme aquí". No hay entidad que otorgue permisos, no hay entidad que escuche peticiones: somos nosotros, esos seres conscientes de ser, responsables únicos de eso que encontramos ya siendo.