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La víctima más reciente del narcotráfico en el mundo de la farándula en México es –como informamos la semana pasada– el cantante sonorense Sergio Vega, El Shaka; fue acribillado, a fines de junio, por un comando armado cuando circulaba en su vehículo, un Cadilac rojo, por una carretera de Sinaloa, cerca de la caseta de San Miguel, rumbo a un espectáculo donde actuaría con otros artistas.
Horas antes, en una entrevista para el diario La Oreja, Sergio Vega había desmentido los rumores de su supuesta muerte, sin imaginarse que poco más tarde sería ejecutado por gatilleros.
Según la información publicada, el malogrado artista dijo que desde hace años había personas que hablaban a la radio o a algún periódico para decir que lo habían matado o que había sufrido un accidente y él tenía que desmentirlo y hablarle incluso a su mamá para calmarla porque estaba enferma del corazón.
Sin embargo, admitió que existe temor en el ambiente grupero porque a veces interpretan temas muy fuertes: "hay que encomendarse a Dios". Indicó que había reforzado un poco su seguridad, pero "cuando la raya está pintada, no importa cuánta gente traiga con uno, se va a ir de todos modos".
¿Puede un género musical ser considerado tan peligroso como para prohibir su difusión en radio? En algunas partes de México, sí, al grado de que, en su momento, las autoridades obligaron a estaciones de radio a tomar medidas para erradicar la cultura de los narcocorridos, a la que acusan de "idealizar el tráfico de drogas y las pandillas".
Los corridos han formado parte de la tradición mexicana —sobre todo en el norte del país— por más de un siglo. En las piezas, basadas en valses y polkas, el canto es acompañado por acordeones e instrumentos de viento. Entre 1910 y 1917, la Revolución Mexicana prodigó cientos de corridos sobre figuras legendarias como Pancho Villa y Emiliano Zapata.
Sin embargo, en los últimos 30 años, se han impuesto los "narcocorridos" basados en la vida real de los traficantes de droga. Los hermanos Arellano Félix, que dirigieron el cartel en la ciudad fronteriza de Tijuana, y su rival, Armando Carrillo Fuentes, basado en otra ciudad limítrofe, Juárez, son quienes más dedicatorias han merecido.
Los intérpretes del género frecuentemente cobran miles de dólares, o decenas de miles de pesos, para componer y tocar una pieza. También son populares los corridos sobre la inmigración, como Tres veces mojado, que incluso ha llegado al cine.
En principio, el narcocorrido no buscaba moralizar el tema del narcotráfico, sino sencillamente, detallar las vivencias típicas en las que se hallan envueltos sus personajes. Poco a poco comenzaron a surgir grupos que destacaban en los narcos virtudes esenciales para el desempeño de sus actividades: hombres con poder, valientes, justos e inteligentes.
Eso, sumado a que en estos temas la Policía y el Gobierno no suelen salir bien parados, destacando los numerosos casos de corrupción, hace que muchos narcotraficantes queden dibujados como personajes cercanos a Robin Hood.
Aunque durante algún tiempo los grupos negaron recibir dinero o regalos de los carteles por crear estos temas, poco a poco ha ido cayendo el silencio y muchos de ellos lo han reconocido. Según algunas fuentes, ése sería el caso de los célebres Tigres del Norte, que durante una etapa de su carrera pudieron haber aceptado dinero por parte de los protagonistas de sus canciones.
De hecho, hay muchos narcotraficantes que, tras llevar a cabo una acción, buscan rápidamente a una de estas bandas para que narren la hazaña en una canción, y que así todos se enteren de lo ocurrido.
En un intento por frenar su difusión e influencia entre los mexicanos, hace algunos meses un grupo de legisladores del PAN presentó una iniciativa en el Congreso para que se pene con cárcel la creación y difusión de narcocorridos, así como las películas donde se difundan los valores del crimen organizado.
Y lo consiguieron. Actualmente está prohibida la emisión de narcocorridos en radio y televisión de prácticamente todo el país, alegando que constituyen una apología del delito, porque pueden hacer pensar a los jóvenes que dedicarse al narcotráfico puede ser un gran negocio. Sin embargo, no dejan de componerse y grabarse nuevas piezas, y la gente los busca y los escucha, sobre todo en estados como Durango, Michoacán, Sonora, Sinaloa, Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua o Baja California.
La lista de narcocorridos y sus intérpretes es interminable: Contrabando y Traición, La Banda del Carro Rojo, Los Tres Gallos, La Camioneta Gris, Jefe de Jefes, La Reina del Sur (Tigres del Norte); Rafael Caro Quintero, Clave 7 (los Invasores de Nuevo León); Ayer Bajé de la Sierra (Lorenzo de Monteclaro); Cuerno de Chivo, La Suburban Dorada (Los Huracanes del Norte); Pacas de a Kilo, Mis Tres Animales, El León de la Sierra, Las Monjitas (Grupo Exterminador); El Corrido de Amado Carrillo (Los Traileros del Norte); Clave Privada, Fiesta en la Sierra, El Aguila Blanca, Los Juniors (Los Tucanes de Tijuana); Los Zetas (Beto Quintanilla); Chuy y Mauricio, El Señor de la Montaña, La Vida Mafiosa (Los Canelos de Durango); Está de Parranda el Jefe, El 24 (Banda MS), etc. etc.
Ejemplo de la violencia contenida en las letras de algunos narcocorridos es la de "El Padre del diablo", donde se exalta la figura del "Chapo" Guzmán:
—No se me pasen de tueste porque aquí los SIA buscado... Así les decía el chapo a unos que andaban muy bravos; a mí no me asusta nadie, yo soy el papá del diablo.
—Retenes y más retenes me los paso y sin bajarme, para eso mandé unas claves por donde quiera que yo ande; ya me han subido los perros, nomás para saludarme.
—Yo me la navego solo por todos estos caminos, yo soy el papá del diablo, oigan bien lo que les digo, si no, pregúntenle al diablo: le da miedo andar conmigo.
—Será porque a los soplones me gusta quemarlos vivos; los que traigan pantalones, ajústense bien el cinto; la lumbre tiene tizones para cualquier torbellino.
—Dicen que el diablo no duerme porque no le doy permiso. No traten de mí burlarse, porque me miren bajito, que yo los tengo muy grandes. Si no creen, vengan tantito.
—Ya me voy a despedir, nomás 10-4-14, es muy bonito vivir. Mas cuando andas con un 12, así se quieren morir. Sálganle ahí al chapo esta noche. JGCU