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Las sorpresas desagradables en la vida cívica de Yucatán continúan. Nuestros encargados de cubrir un evento en el local del congreso fueron expresamente impedidos de pasar. Nadie puede decir que se trata de un error:
—¿De qué medio eres? —pregunta el hombre de seguridad.
—De Artículo 7… —responde nuestro reportero.
—No, tú no puedes pasar —declara tajante el vigilante de los deseos del régimen.
En tanto el empresario Manuel Díaz Rubio busca generar un sentimiento de “paz”, colocando a Mérida como una ciudad de ídem y llevando a cabo —con sus recursos personales— el proyecto Zamná, el grupo que gobierna Yucatán viola los preceptos precisos por los cuales la paz se pierde.
El grupo opera en forma coordinada: ejecutivo, legislativo y judicial; gobierno del estado y de la ciudad. Todo “unido” para que ninguna voz desentone en la sinfonía de un sistema de gobierno obsoleto, rebasado por la historia e inaceptable en el presente o en el futuro.
Reina, por desgracia, una grave confusión de visión de la realidad. El afán de la cultura política mexicana —integrada en el sistema PRI— por destruir la imagen, méritos reales y posibilidades a favor del país del otro sistema —el panismo— ha logrado generar un ambiente de verdadera esquizofrenia social: se percibe un ambiente totalmente diferente de lo real.
A algunos les parece “increíble” que 55% de los mexicanos hoy piensen que “es mejor transar con los criminales, que combatirlos”. Hemos comentado ampliamente lo que vemos en torno al tema y te invitamos a ti, amable lector, a acudir ( http://goo.gl/koDLS ) y asentar tu opinión.
Con precaución declaramos ahora que todo indica que está llegando la hora de las definiciones. A veces nos preguntamos si, realmente, ¿será que México no lo logre?