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No es un mito: las mujeres y los hombres con una libido muy alta y un impulso sexual incontrolable, existen. Pero este desorden psicológico no debe ser confundido con un alto nivel de deseo y de temperamento sexual que pueden experimentar algunas personas, advirtió el psicólogo con maestría en sexología, Alejandro Méndoza Ávila.
Agregó que debido a que en la sexualidad no hay rangos específicos de lo que puede considerarse como normal, este padecimiento no debe ser tomado a la ligera.
Como ejemplo, citó que, una persona puede ser completamente normal sosteniendo relaciones sexuales tres veces por semana, mientras que, para otra, eso puede parecer excesivo.
Explicó que lo que hace muchos años se conoció como ninfomanía y satiriasis, un desorden psicológico caracterizado por un libido muy activa en mujeres y hombres, respectivamente, se convirtió, con el paso del tiempo, en hipersexualidad: una incapacidad para estar satisfecho sexualmente o, dicho de otra manera, la necesidad incontrolable por el sexo. Actualmente es conocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el término de impulso sexual excesivo.
En amable entrevista, el especialista destacó que la condición de hipersexualidad es muy clara: la persona no tiene control sobre su sexualidad porque no tiene saciedad. Entonces, su entorno social, familiar y laboral se ve dañado porque todo gira alrededor de la sexualidad.
Psic. Alejandro Méndoza Ávila
—Un hombre o una mujer con hipersexualidad encuentra que toda su vida gira alrededor de la sexualidad. Por ejemplo, en su lugar de empleo puede estar más interesado en ver videos pornográficos que en trabajar, lo que obviamente, puede ocasionarle problemas por su falta de productividad.
—En la parte de la salud, por ese impulso sexual incontrolable estas personas también se arriesgan ya que pueden tener encuentros sexuales con desconocidos, exponiéndose a contraer una enfermedad por no saber con quién se relaciona o salir lastimados, si la persona resulta violenta.
—En la familia la afectación también es grave ya que el paciente con hipersexualidad puede destinar el dinero que gana en frecuentar lugares para conocer parejas, para llamadas sexuales o para comprar juguetes sexuales en lugar de cubrir los gastos del hogar o de sus propias necesidades.
Señaló que, en una relación sexual, cuando la persona tiene un orgasmo, suele sentirse satisfecho y obtener un estado de tranquilidad. Lo que sucede con la persona hipersexual es que va por más porque no se siente satisfecho(a).
Dio a conocer que también hay corrientes que consideran que no existe la hipersexualidad, ya que mientras no se descuiden las tareas de socialización y no sea motivada por la ansiedad, entonces sería simplemente gusto por el ejercicio de la sexualidad.
Agregó que esta corriente en contados casos suele ser un asunto biológico, dado que el cerebro podría estar activando ese deseo sin que lo busque la persona.
Recomendó que en estos casos se realicen estudios más profundos a nivel neuronal y endocrinológico para saber cuál es la raíz del padecimiento y a fin de bajar la ansiedad que no permite controlar de manera coherente esos impulsos.
El Psic. Méndoza Ávila dijo que, aunque pueden darse sentimientos de culpa por no poder controlar el impulso sexual, la hipersexualidad también puede tener como base una afectación psicológica que hace a las personas estar en la búsqueda de una necesidad afectiva.
—Quieren cubrir esa falta de afecto con la sexualidad o con el contacto físico, pero como su finalidad es esa parte afectiva, al no obtenerla, vuelven a caer en lo mismo, es decir, más encuentros sexuales. Es un círculo vicioso, que les impide detenerse.
En cuanto a estadísticas, manifestó que se cree que aproximadamente 10% de la población está afectada: 6% hombres y 4% mujeres.
Al respecto, comentó que, por la cultura y la educación es más tolerado que los hombres padezcan este desorden que las mujeres.
Aclaró que es posible que en algunas etapas de la vida las personas experimenten un periodo de hipersexualidad, por ejemplo, en la adolescencia cuando se descubre el cuerpo y el placer que puede producir. Cuando se empieza una relación o cuando los hombres o mujeres rebasan los 40 años y desean demostrar que aún tienen mucha hombría o mucha sensualidad, respectivamente.
—Son fases temporales por las que se puede atravesar. Lo grave es que esa etapa nunca termine y afecte a terceros. Entonces sí puede volverse un gran problema.
Dijo que las personas afectadas por este padecimiento deben acudir en primer lugar a un sexólogo y, posteriormente, si así lo requieren, a la realización de exámenes neuronal y endocrinológico para encontrar el mejor tratamiento para el control del impulso sexual excesivo. L.I.