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Sociedades que no reconocen justamente méritos de sus instituciones, acaban modificando eso que sí funciona a cambio de algo que posiblemente no funcione. México, Yucatán y Mérida son 3 ejemplos de sociedades incapaces de reconocer y distinguir entre instituciones que sí convienen y aquellas que no.
Es absolutamente fácil, sin generar discusiones, clasificar periodos de gobierno entre buenos, mediocres y malos. Son 3 niveles muy sencillos.
Como "buenos" podemos clasificar esos periodos que sin endeudamiento logran resolver problemas de infraestructura, respetan leyes, concursan correctamente sus obras y no temen en absoluto total transparencia con sus cuentas, contratos, costos, inversiones y uso de recursos. Estos grupos gobiernan respetando poderes. Estos gobiernos respetan en forma total esa libertad de expresión protegida constitucionalmente: jamás se meten a dictar qué debe o no puede publicarse.
Como "malos" fácilmente encajan esos gobiernos cuyos responsables son irrespetuosos de leyes, simulan que hacen sin hacer, amañan concursos de obras, esconden cómo usan recursos, endeudan sin hacer obra, crean egreso ficticio, violan derechos humanos básicos y generan temor entre ciudadanos. Son grupos que intentan dominar, sin respetar niveles de poderes. Manipulan y tergiversan toda información relativa a sus acciones. Además, intentan controlar todo tipo de medios, provocando información falsa o alterada en perjuicio de cada ciudadano.
Como "mediocres" encajan esos gobiernos que quizás no endeuden, para tampoco resuelven. Están formados por grupos de políticos sin interés en algo diferente a cobrar emolumentos mensuales.
En sociedades con empresas muy activas, productivas y competitivas, nadie necesita sino gobiernos mínimos. Nuestro caso, México (Yucatán, Mérida, cada municipio) es diferente. Aquí necesitamos gobiernos activos, honestos, justos, capaces de generar ambientes propicios para crear nuevas empresas. Obvio, eso básico —como cuidar de nuestra seguridad— queda sobreentendido. Por ende, queda descartado cualquier gobierno mediocre, timorato o de cumplimiento mínimo. Obvio: para evitar este tipo de gobiernos, requerimos evitar este tipo de personas.
En Yucatán hay más de 600,000 personas con derecho a voto. Cada voto vale uno, no importa qué tanta información tenga quien lo emitió. Eso significa que, si creemos que tenemos información que otros no tienen, debemos hablar con muchas personas, cada día, y transmitirles eso que creemos será de utilidad para tomar decisiones electorales. Con metas claras no habrá confusión. ¿Qué tipo de gobierno queremos? ¿Cuáles han sido periodos de gobierno que más han actuado favoreciendo eso que nos conviene a todos como sociedad y no solo en nuestros bolsillos personales?