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¿Para qué correr riesgos? Lo más saludable es ¡prevenir! Así es, “curarse en salud”. Y eso es exactamente lo que ahora están haciendo los gobernadores salientes —ambos emanados del PRI— de los estados de Puebla y Oaxaca: Mario Marín y Ulises Ruiz, respectivamente.
Han puesto, ambos priistas de la era tradicional —de “oro” del PRI— “sus” congresos a trabajar para que, rápidamente, antes de que entren los nuevos —que no son de “su” propiedad— los exoneren de toda culpa o de toda posibilidad de juicio una vez que los entrantes tomen posesión.
Ese tipo de acciones, por demás, está fuera del alcance de la mentalidad panista. En Yucatán hemos visto cómo los priistas que entran a ocupar el lugar en donde antes estuvieron los panistas, tienen como primera acción el lanzamiento mediático de alguna acusación seguida de pronta acción para encerrar en la cárcel a algún ex funcionario del gobierno anterior. Quizás en los estados del norte de México, en donde la alternancia es más “natural”, cosas así no han sucedido. Pero en los estados restantes, prevalece la ley de la venganza.
Ulises Ruiz ha organizado un juicio político llevado a cabo por gente de su entera confianza. El objetivo no podría ser más claro: salir exonerado y, en esa forma, jamás poder ser juzgado de nuevo —por lo menos, por el mismo “crimen”, que en este caso es el exceso de violencia en los acontecimientos de 2006.
Mario Marín se quiere cuidar las espaldas y está buscando la manera de blindar su salida. Su congreso está trabajando a vapor para que las cuentas de su periodo queden totalmente aprobadas.
Eso, conciudadanos mexicanos, es lo que se llama la “genialidad maquiavélica mexicana” llevada hasta sus máximos niveles de intensidad. Los romanos más cínicos se habrían quedado pequeños ante lo que se puede ver hoy en la cultura política del priismo mexicano.
¿Cómo será el fin de sexenio de Ivonne Ortega Pacheco en Yucatán? Ya tenemos una colección de agravios tipificados como ilegalidades, en perjuicio de múltiples instancias ciudadanas —porque, a fin de cuentas, todo es asunto de los ciudadanos y ella lo sabe bien: por eso dicta informes ciudadanos.
Y, con todo y eso, ¡vive México! — Buenas tarde, amable lector.