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Mérida, Yucatán, 2 de agosto de 2010.- Un porcentaje elevado de quienes sufren un infarto cardiaco recaen poco tiempo después, debido a que el paciente incumple las indicaciones médicas, informaron especialistas del servicio de cardiología del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Yucatán.
Durante el año 2009, el IMSS Yucatán atendió 74 casos de infarto —47 hombres y 27 mujeres. Durante el período enero-mayo del 2010, se han atendido 35 pacientes: 24 hombres y 11 mujeres.
El infarto cardiaco es una de las primeras causas de muerte en la población general, aunque es una realidad que en los últimos años ha impactado con mayor agresividad a los menores de 45 años. Uno de los factores que ha colaborado en la conformación de este nuevo panorama son las cardiopatías congénitas (de nacimiento), sin embargo, la causa más relevante, es el estilo de vida de la sociedad moderna, que se traduce en malos hábitos alimenticios, tabaquismo y falta de ejercicio.
De acuerdo con los especialistas, la prevención de un infarto debe empezar desde la infancia, pues existen datos que demuestran que la ateroesclerosis (formación de placas de grasa en las arterias) se inicia en la niñez y se desarrolla en forma silenciosa durante décadas hasta convertirse en la causa que desencadena un infarto al miocardio (tejido muscular del corazón) o la obstrucción de los vasos sanguíneos cerebrales.
La obesidad y sus consecuencias, como presión arterial elevada, alta concentración de grasas en la sangre, diabetes (aumento en la concentración de sangre debido a la incapacidad del organismo para utilizarla) y la ya citada ateroesclerosis, son factores cruciales para experimentar un infarto.
De acuerdo con diversas encuestas nacionales de nutrición que se han realizado, la población mexicana ingiere abundante cantidad de alimentos de origen animal y lípidos (grasas), sin olvidar que frutas, verduras y fibra son desplazadas por refrescos, postres y bebidas alcohólicas. Lo anterior, produce altos índices de colesterol en sangre, lo que representa un alto riesgo para la obstrucción de las arterias que alimentan el corazón. Al evitar el sobrepeso en los niños damos el primer paso para prevenir un infarto en la vida adulta.
Ser el protagonista de un infarto es una de las experiencias más desagradables que alguien pueda imaginar. Algunas personas reciben avisos de que una arteria cardiaca está a punto de colapsarse (hay ardor en el pecho que aparece súbitamente y desaparece a los pocos segundos), mientras que otras experimentan el ataque sin recibir alerta.
En cualquiera de los casos, tras haber recurrido a los servicios de emergencia y cumplir con la estancia hospitalaria, el paciente deberá advertir que su vida cambiará diametralmente y si los pacientes no adquieren conciencia sobre los factores que desencadenaron su enfermedad, podrían tener consecuencias fatales en los siguientes doce meses por incumplir las recomendaciones médicas y negarse a hacer cambios notorios en su forma de vida, ya sea por resistencia al cambio, exceso de confianza, desidia o desinformación.
Es importante desarrollar una cultura para hacer ejercicio, dejar el tabaco y comprometerse a modificar radicalmente los hábitos alimenticios. También informarse acerca de la enfermedad, factores de riesgo y consecuencias que tendrían si se descuidan.
Contar con un plan de alimentación y rehabilitación física, permite a quienes han sufrido un infarto, reintegrarse paulatinamente a sus actividades sociales y laborales. Boletín de la delegación del IMSS en Yucatán.