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¿Quién da la orden? ¿Quién ordena que se haga todo lo posible para que todo lo que haga el gobierno federal parezca “malo”?
Cuando los periodistas estuvieron secuestrados, los otros periodistas, los que estaban libres y tenían ante sí el micrófono de siempre y el público de todos los días, criticaron las expresiones de simpatía que expresaron CNDH y gobierno de la república por los secuestros.
Sucedió que pudieron dar con los secuestrados. Sucedió que estaban vivos. Sucedió que estaban solos. Sucedió que habían sido abandonados. ¿Cómo dieron con los secuestrados con relativa facilidad? Diego Fernández de Cevallos tiene ya más de 2 meses de secuestrado y nadie sabe sino que están pidiendo US$50 millones, pero que pueden ser que le hayan bajado a US$30 millones.
Sucedió que las organizaciones del gobierno encargadas de hacer el trabajo de rescatar a los secuestrados, hicieron su trabajo. Para que el trabajo fuera posible —por lo menos en los 3 que ya están libres, porque falta uno del cual aún no se sabe— alguien dio un aviso. Pero ese aviso fue provocado por los mismos medios. Los plagiarios, o la organización detrás de los plagiarios, pueden haber llegado a la conclusión de que lo que estaba pasando a nivel nacional podría ser más contraproducente con la gente que ellos tienen que controlar para que sus ilegalidades funcionen.
Por otra parte, parece que no es conveniente que los que trabajan en este tipo de cosas, digan todo. Algo no se dirá, porque conviene para evitar el aviso a los que eventualmente serán detenidos también.
Pero todo esto, saberlo, ciudadano mexicano, es algo que sólo merece el calificativo de “presunción del gobierno, show mediático” para que tú y yo “creamos” que las cosas se hacen como se deben; para que “creamos” que el gobierno, en realidad, no protege carteles de la droga, sino que cumple con su trabajo. Esto es lo que José Antonio Ortega —dirigente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal— ha declarado a la prensa. Es decir, este señor está molesto porque en esta ocasión no se puede decir que “el gobierno no actúa”; en esta ocasión no se puede declarar que “no saben hacer su trabajo”; en esta ocasión no cabe expresarle al público que “deben cambiar de estrategia”.
Y como en esta ocasión las cosas salieron bien y además, se usaron los mismos medios para decir, al mismo público, que se habían resuelto parcialmente los problemas —nadie ha declarado que ahora pueden todos irse a sus casitas a disfrutar de algún premio— entonces, el tal José Antonio Ortega —de una probablemente bien oscura agenda, definitivamente partidista, con fuerte olor a 3 colores— nos quiere obligar a descartar que en realidad, todo sigue igual.
Ahora, para el tal Ortega, la SSP actuó “con ambición”. O sea, hacer tu trabajo y decir —por los medios públicos que exigieron que lo hagas— que ya lo hiciste, es “ambición mediática”.
Por otra parte, René Jiménez Ornelas, un “especialista”, se pregunta “¿qué es lo que nos estará tratando de decir la SSP con estas acciones?” El Sr. Jiménez Ornelas nos recuerda que la Marina mató a Bletrán Leyva, el ejército a Nacho Coronel y ahora rescataron a los periodistas. “¿Qué pasa?” Se pregunta otra vez Jiménez Ornelas, “¿qué nos quieren decir? ¿Qué mensajes nos quieren enviar?”
Yo le digo a él: “No hay mensaje especial, Jiménez”, ninguno, excepto el que cada uno capte y algunos traten de tergiversar, como usted, para que parezca que, de todas maneras, “todo lo hacen mal”. Porque, claro, ¡cómo va a ser que un simple gobiernito de panistas haga las cosas bien! ¡No, no puede ser! ¡Hay que rebuscarle, torcerlo, acabarlo! ¡Hay que hacerle ver al mexicano que es un idiota que no sabe elegir autoridades!
La realidad, sin embargo, nos está diciendo que las cosas no son como Jiménez Ornelas o como José Antonio Ortega quieren que las veamos. Las cosas, las acciones, están a la vista. Esperemos que el gobierno continúe haciendo su trabajo. Eso es lo importante.