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Tres estrellas
El Capitán Jack Sparrow vuelve al abordaje de la taquilla en la cuarta película de los piratas del Caribe. El personaje consentido —y más redituable— del actor Johnny Depp regresa a los mares de Hollywood, plagados de tiburones del marketing como su productor Jerry Bruckheimer.
La diferencia de "Navegando en aguas misteriosas" con las tres anteriores entregas es la ausencia del director Gore Bervinski, quien ahora se dedica al cine animado —recordemos la extraordinaria "Rango". Además, dos de sus protagonistas, Keira Knightley y Orlando Bloom, desaparecen de la saga para cederle cámara a la española Penélope Cruz.
En esta ocasión, las aventuras se centran en la búsqueda de la Fuente de la Juventud. Siguiendo la pista de un falso Capitan Sparrow, que está convocado a marinos para formar una tripulación, Jack termina en el barco del temido Barbanegra dirigiéndose a la Fuente de la Juventud. Otros que ambicionan la vida eterna son el ejército español y el Rey de Inglaterra —quien ha contratado a Barbosa para dicha misión.
El guión toma prestados algunos elementos históricos y los combina con la fantasía. Se cita al conquistador Juan Ponce de León —que pasó el resto de su vida buscando una inexistente fuente de vida eterna— y se representa acertadamente al siglo XVI, época de corsarios ingleses y españoles. Como es usual en las cintas de Jack Sparrow, la dirección artística —utilería, escenografía, vestuario, maquillaje y peinados— es la fuerza motora de su grandilocuencia.
La decisión de poner a un director como Rob Marshall al frente de este proyecto parece justificarse en su visión de espectáculo coreográfico. Marshall se ha desempeñado con soltura dentro del género musical —"Chicago" y "Nine"— y conoce bien las peripecias de la edición. El estilo del cineasta es por demás evidente en la rítmica escena de espadas entre Johnny Depp y Penélope Cruz y en la secuencia donde Jack escapa del palacio inglés. Con su buen manejo del encuadre, Marshall también logra disimular el embarazo de Penélope Cruz, utilizando mayormente tomas en medium close up (a la altura del busto) y protegiendo su silueta en planos generales con ropa holgada o dobles.
No se puede negar que "Los piratas del Caribe 4" tiene una historia fluida y con un par de situaciones ingeniosas como la aparición de sirenas, muñecos de vudú y hasta un ritual para conseguir la vida eterna. Sin embargo le hicieron falta esos asombrosos giros narrativos a los que nos tenían acostumbrados. Se sabe desde el inicio que el viaje de todos los personajes tiene un objetivo claro: la fuente de la vida. Conocemos también cuales serán los peligros del trayecto, y aunque el espectador lo disfruta, el desarrollo no aporta ningún imprevisto o sorpresa.
Johnny Depp ha manifestado que cuando interpreta a Jack Sparrow utiliza maquillaje, un delicado pañuelo, ciertos amaneramientos y movimientos de cadera con la intención de infundirle a su personaje un velado trasfondo homosexual. El humor de Depp no ha caído muy en gracia a los ejecutivos de Disney, quienes en reiteradas ocasiones han presionado al actor para contener sus polémicas declaraciones. Para infortunio de la productora, Depp es el alma de la franquicia y ha terminado imponiéndose a los estudios. Como parte del macabro juego del actor, Jack Sparrow utiliza algunos diálogos en intertexto (doble sentido). En esta cuarta película aparecen los siguientes:
1. En la escena donde Jack tiene un duelo de espadas con Angélica —disfrazada de hombre— cuando este la reconoce le planta un beso en la boca y dice "siempre quise hacer esto". Inmediatamente después le quita el bigote postizo.
2. En otra parte Jack critica a Angélica diciéndole "Caminas como niña", a lo que ella contesta "Tú también".
Lo mejor: la escena del ataque de las sirenas, Ian McShane interpretando a Barbanegra, el diseño de producción y la dirección de Rob Marshall.
Lo peor: faltan giros narrativos que den fuerza al guión, el viaje hacia la fuente de la eterna juventud es previsible y sin sobresaltos.