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Estamos a dos semanas de los comicios que renovarán, en quince de las treinta y dos entidades del país, autoridades locales. En doce de ellas se renovarán gobierno estatal, congresos locales y municipios. La mayoría de estos procesos se concentran el 4 de julio, aunque otras tendrán su desenlace en noviembre.
En política electoral no hay nada escrito, y el desarrollo de las campañas lo ha confirmado. De haber entrado el PRI a principios del año con una clara ventaja en la mayoría de los estados en disputa, hoy enfrenta una competencia cerrada en casi todos y está próximo a perder plazas que, sin duda, le mermarán su ánimo triunfalista y afectarán su pretendida definitividad en el regreso a los Pinos. Las elecciones realizadas en Mérida, Yucatán, el pasado mayo, en las que anticipaban un triunfo arrollador – con base en abultadas encuestas que le daba al tricolor hasta 10 puntos de ventaja y terminaron en una diferencia de 2.5 -, anunciaron el fenómeno que ya se ve en varias entidades.
Oaxaca será un golpe electoral demoledor en el entramado y estrategias del PRI con miras a la sucesión presidencial. Puebla y Chihuahua están a punto de dar la sorpresa, pues tanto Rafael Moreno Valle como Carlos Borruel Vaquera, respectivamente, han remontado extraordinariamente la desventaja con la que iniciaron sus esfuerzos. En chihuahua el reto mayor para el candidato panista lo constituye la expectativa de participación ciudadana pues, en medio de un clima de violencia e inseguridad como el que azota al Estado, el deber ciudadano de votar puede verse inhibido. La estructura electoral del PRI, entendida ésta como los mecanismos de acarreo, presión a los votantes y el uso de los recursos públicos del gobierno estatal siguen tan aceitados y vigentes como antes.
En chihuahua es claro que la lucha electoral de Acción Nacional y de nuestro candidato a la Gubernatura Carlos Borruel, se libra contra el aparato público que encabeza José Reyes Baeza, pues ya ha quedado de manifiesto que el PRI se equivocó en la designación de César Duarte, no sólo por la falta de probidad y honestidad que lo acompañan, sino porque ni su discurso ni su imagen lograron convencer al electorado chihuahuense. De ahí que el PRI chihuahuense haya tomado la decisión de poner en marcha la guerra sucia contra Borruel, decisión que demuestra que la carrera se emparejó, y que hace recordar aquello de que – con el debido respeto a Carlos Borruel – “caballo que alcanza gana”.
Al cerrarse la competencia en Chihuahua como en otros estados, los gobernadores han tomado control directo de las campañas, y en la desesperación actúan con desenfreno. Tan es así que, en menos de dos meses la disputa electoral muestra signos preocupantes para la estabilidad política en general, y se advierte un enconado cierre de campañas que hará complejo y difícil el ambiente postelectoral, con lo que eso significa para la consecución de acuerdos necesarios ante reformas estructurales impostegables para el desarrollo del país.
En el centro de ese cinismo político con el que los gobernadores han tomado a su cargo las campañas - con total impunidad-, el caso de Fidel Herrera en Veracruz y de Ulises Ruiz en Oaxaca, son ejemplos más que ilustradores de la regresión que se vive en materia electoral en las entidades federativas.
Esta semana, el periódico Excelsior documentó el hecho al dar a conocer las grabaciones de conversaciones telefónicas entre el gobernador de Veracruz Fidel Herrera y los candidatos del PRI, particularmente las que sostiene con el candidato del PRI, Javier Duarte, donde además de dar cuenta del trato de empleado que el gobernador le confiere a quien pretende de sucesor, se pone de manifiesto la descarada, la cínica participación de Herrera en la campaña electoral y el uso de los recursos públicos a favor del PRI.
En una de las grabaciones se escucha al gobernador con Marco Antonio Estrada Montiel, candidato priísta a diputado local:
- Mire, yo por ahí necesito algunos recursos”, le informa el aspirante.
- “Ven a verme”, ofrece Herrera; “a la hora de ser candidato, dales a todos, mano”.
Hay dentro de todos los comentarios de Fidel Herrera frases para la historia política del país como el que “estoy ahorita en plenitud del pinche poder; tengo el gobierno en la mano”. Justifica intervenir directamente para ganar ya que el candidato, según su propio dicho, “anda muy reapendejado”.
Esta perla del folcklor priista, además de ser un acto delictivo que debe llevarlo ante las autoridades, es una reminiscencia de aquella frase que expresara Porfirio Díaz en un telegrama cuando le ordena al entonces gobernador de Veracruz, Mier y Terán que, a los sublevados que tenía presos, “mátalos en caliente”.
Es la misma manera de ejercer el poder: “pinche poder que dice Fidel Herrera para hacer tropelías. Solo que Porfirio Díaz lo dijo hace más de cien años y el país no vivía en democracia.
Ese ejercicio del poder, esa cosa pinche para los priistas veracruzanos, desafortunadamente no es exclusiva de los costeños. En donde gobierna el PRI, ahí donde dicen que ellos sí saben gobernar, es la conducta cotidiana, vida diaria, es vergüenza que se sabe pero hasta ahora no se había podido documentar: se trata de una afrenta a la política.
En Oaxaca Ulises Ruíz es también el jefe de campaña de los candidatos del PRI,actúa sin escrúpulo alguno, ya no digamos el mínimo respeto por la ley.
El gobernador de Oaxaca también abandonó la tarea de gobierno y se asumió como el coordinador de la campaña de su socio y amigo Eviel Pérez Magaña, no sólo porque encabeza la tarea de promoción de su candidato abiertamente en actos oficiales, sino porque ha dispuesto de los recursos públicos a través del programa de “Unidades móviles” para ir armando la estructura electoral, están bajo su mando la actuación de los órganos electorales, conformó directamente la mayoría de las planillas a los concejos municipales, y personalmente se encarga de varios operativos de guerra sucia, entre otros, tratar de socavar a la coalición opositora mediante acciones directas de intimidación, chantaje y cooptación.
La última de Ulises es también para replay y fue videograbada: en ocasión de una gira de trabajo por el municipio del que es originario, chalcatongo, a donde llegó para inaugurar la pavimentación de tres calles, lo primero que hace al bajar de su camioneta, antes de saludar a cualquiera, es decirle al presidente municipal “ahí te encargo lo de las elecciones eh, necesitamos un chingo de votos para Eviel, porque si no valemos madre, no me vayan a fallar”.
En Sinaloa donde también se empató la competencia, acaba de hacerse público un diálogo telefónico entre la Presidenta del Instituto Electoral local y funcionarios priistas donde hace evidente la subordinación de las autoridades estatales al gobernador en turno. Le debe favores y su puesto se lo debe al gobernador y es su sirviente para cumplir sus deseos.
En Yucatán la gobernadora Ivonne Ortega hizo toda una elección de estado para favorecer a los candidatos de su partido. Utilizó recursos, controló organismos electorales, compro votos, controló a los medios masivos de comunicación y usó a las policías municipal y estatal para detener a representantes generales del PAN el día de la jornada.
Lo mismo sucede en las elecciones de Hidalgo, es abierta la intervención del gobierno estatal que controla medios de comunicación, manipula los organismos electorales. Igual sucedió en el estado de México en las elecciones del año pasado.
En Zacatecas se halló un lote de automóviles que habría enviado el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina para apoyar al candidato priista a gobernar la entidad que ahora gobierna la perredista Amalia García
Hay una brecha en el país entre el nivel federal y los estados gobernados por el PRI. En donde los gobernadores son los caciques actuales que controlan organismos electorales, medios de comunicación, burócratas estatales y municipales, azuzan comunidades para sacar tajada política para amedrentar a los opositores políticos. Desvían recursos públicos a las campañas priistas, realizan criminales gastos públicos en comunicación social, imponen a sus sucesores con la venia del CEN de ese partido político.
Es el regreso enterito, completo de la época anterior al PNR cuando los caciques regionales controlaban la región con métodos de terror. Fieles a su vocación de tahúres de la política se restauran también como truhanes de la democracia. Son los viejos dinosaurios con careta de modernos.
Ellos lo han dicho, saben gobernar y van por todo en el 2012. Ellos son los nuevos porfiristas que usan el poder para burlar la voluntad de las mayorías porque para ellos el poder es algo que se debe usar para ganar sin respetar las reglas de la democracia porque el poder para ellos es algo pinche pero necesario. A los candidatos que se atarantan hay que hacerles la campaña porqué no se puede perder, jamás.
Esto señala dos realidades del país, que se enfrentan en esta época electoral y describe dos tipos de clase política. Los que no tienen ningún compromiso con la Democracia y el futuro del país y los que se comprometen con la Democracia con sus reglas y valores. Los que están anclados al pasado remoto que nada bueno dejó y los que tienen la esperanza de construir el futuro con base al ciudadano y a la libertad. Los que están comprometidos en respetar la ley y los que simulan su cumplimiento.
De ahí que, como nunca, toma importancia la participación ciudadana en las elecciones para hacer frente al intento restauratorio del autoritarismo priísta, vía una versión neocaciquil.
Esta preocupación la comparten organismos y asociaciones que hace más de tres décadas lucharon or elecciones limpias, y que nunca se imaginaron que tendrían que volver a su antiguo giro. Es el caso de Alianza Cívica que organizó el proyecto “Juego limpio-Voto libre 2010”, que busca, según sus propias palabras, “contribuir a generar condiciones de mayor equidad y limpieza de los procesos electorales que posibiliten el voto ciudadano libre, consciente e informado”.
La iniciativa, de acuerdo con Rogelio Gómez Hermosillo, presidente de Alianza Cívica, consiste en un plan de observación y vigilancia de los comicios locales de este año, a través de acciones como la difusión de información, la asistencia técnica a grupos civiles, la invitación de observadores internacionales que certifiquen las votaciones y la conformación de un consejo que brinde su opinión sobre las elecciones. El contexto de 2010, --dijo Gómez Hermosillo a CNN México--, obliga a prestar especial atención a los procesos en cuatro estados: Puebla, Hidalgo, Oaxaca y Veracruz. La debilidad de sus institutos electorales, el activismo de sus gobernadores --todos del PRI -- y el rezago social que padecen los hace propensos a registrar acciones clientelares, esto es, que candidatos y partidos políticos intenten conseguir el voto de los ciudadanos a cambio de dinero u otros beneficios económicos, señaló.
Lo cierto es que el pasado no se ha ido del todo y falta mucho por construir. El sistema electoral mexicano está siendo brutalmente vulnerado por los gobernadores priístas, a quienes también se les llama los nuevos señores feudales.