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"La masturbación infantil, existe, pero sin la connotación que le damos los adultos", advierte especialista en psicología y sexología
—Si se les habla a los niños de sexo, pierden la inocencia o la educación sexual acelera el comportamiento sexual de los menores. Ésos son algunos de los mitos relacionados con los niños y la enseñanza de la sexualidad. Pero estos conceptos no sólo son incorrectos sino también alejados de la realidad, señaló la psicóloga y sexóloga Sandra Aguilera Medina.
Agregó que no se trata de dar información para confundir o traumar a los niños, sino de dar información correcta cuando el niño la pida. Son explicaciones apegadas a la realidad y adecuadas a la edad del niño(a) sobre su propio cuerpo, el de los padres y el origen de los bebés.
—Si un niño o una niña de cuatro años preguntara de dónde vienen los bebés, los papás no necesitan darle la explicación de las abejas y el polen, ni la historia de la semillita de papá. Lo más adecuado sería decir: de la pancita de mamá, donde crece y se desarrolla.
Señaló que, en la mayoría de los casos, los niños quedarán satisfechos con la respuesta, pero cuando no queden y quieran saber más, la estrategia para evitar hablar de más, sobre todo si los papás no saben qué contestar, es preguntarles qué saben al respecto, qué han oído o qué se imaginan del tema.
Destacó que a pesar de la importancia y la necesidad de la educación sexual en los niños, muchos padres y maestros no abordan el tema porque creen que la sexualidad se refiere sólo al acto sexual en sí, cuando en realidad también involucra la forma en que las personas se relacionan en lo afectivo y en lo social.
—Por esa falta de conocimiento es que todavía existen mitos sobre la sexualidad infantil, como: "que los niños sepan sobre ese tema les produce trastornos mentales", "que los confunde o los vuelve pervertidos". Esto no es así.
Explicó que lo que en realidad puede dañar a los hijos es la falta de esta información, ya que lo que no aprendan en casa, lo aprenderán erróneamente en la calle o con sus amigos.
—La verdad es que si hablamos de sexualidad con ellos, los informamos y nos ganamos su confianza, las probabilidades de retrasar el inicio de relaciones sexuales, evitar un embarazo no deseado o un abuso sexual son mucho mayores a que si ocultamos los temas excusándonos en que no necesitamos hablar sobre ellos.
La psicóloga y sexóloga que impartió en el Cendi "Itzimná" el tema Cómo hablar de sexualidad con tus hijos, enfocada a recién nacidos hasta niños de 5 años, manifestó que existen verdades sobre la sexualidad infantil que los padres deben conocer y aceptar.
—Para los niños, el juego sexual –la autoexploración y la exploración del cuerpo de otros niños y niñas– es una forma de conocerse; ellos no conocen la culpa y el pudor: eso lo aprenden a través los adultos. La educación sexual no sólo debe abordarse cuando los hijos pregunten, es necesario ayudarlos a reconocer lo que sucede en su persona y en su cuerpo cuando surge. Debemos indagar lo que saben de un tema de sexualidad antes de responderles. Lo sano es contestarles de manera clara sus preguntas.
Los temas de sexualidad en que los niños deben ser instruidos dependerán de su edad: los nombres correctos de los genitales, la función de las partes del cuerpo —incluyendo partes íntimas— y la higiene —cómo lavarse apropiadamente todo el cuerpo).
Señaló que los objetivos de la educación sexual incluyen abordar las preguntas de los niños como cosas normales, responder a su curiosidad sin ruborizarse o asustarse —porque ellos notan esas actitudes— no poner barreras a sus respuestas y contestarles con la verdad.
Explicó que, desde recién nacido, el niño o niña tiene muy presente su parte sexual, la que relaciona con mamá por los estímulos físicos que recibe al ser bañado, acariciado o amamantado.
Agregó que a los dos años de vida esos estímulos se van enfocando a los órganos sexuales, ya que se va formando la identidad sexual.
Mencionó que a los tres años el niño ya comienza a fijarse en mujeres embarazadas, ya controlan sus esfínteres y reconocen la forma y función de su cuerpo.
—Es a los cuatro años cuando empiezan los juegos sexuales, que, en realidad, son una exploración del cuerpo. Identifican la diferencia entre niños y niñas y muestran interés por saber qué hacen los adultos en el baño.
Comentó que a los cinco años ya hay rubor o risas hacia la desnudez o temas sexuales, mayor exploración de los órganos sexuales y curiosidad por saber por qué los niños tienen pene y las niñas vaginas.
—¿Se da en el niño la masturbación?
—Sí. La masturbación existe porque es placentero para ellos, como lo es chuparse el dedo, pero sin la malicia que le damos los adultos.
—¿Cómo debe reaccionar un padre o una madre ante esto?
—Lo primero es evitar hacerlo sentirse mal o hacerlo sentirse culpable. Como dije, un niño no le da la misma connotación que le damos los adultos. [En todo caso,] distraer al niño mostrándole algo, pero sin que sienta que está haciendo algo indebido. También es importante enseñarles que sólo deben tocarse cuando estén solos y que nadie más debe hacerlo.
—Hay gente que asocia la masturbación infantil con un posible abuso sexual o quizá con que los niños hayan visto algo inapropiado. ¿Es correcta esa apreciación? ¿Tiene algún fundamento?
—No siempre, porque la masturbación para ellos es algo natural, es una forma de conocer su cuerpo. Lo que sí puede suceder es que se convierta en un indicador de que algo anda mal en su entorno.
Trabajando en una guardería tuve el caso de una niña muy pequeña que se masturbaba demasiado y los padres estaban muy preocupados. Después de analizar la situación, resultó que había problemas en su familia y la niña encontraba en la masturbación una forma de liberarse del estrés, como le sucedería a un adulto. Lo que se requirió para ayudarla fue terapia psicológica, no sexual.
La plática generó más preguntas entre los padres que asistieron:
¿Hasta que edad uno debe permitir que los niños vean a sus padres desnudos o se bañen con ellos? ¿Es normal que mi hija bese a sus muñecas y a otras niñas en la boca?
Ante la preguntas, la especialista explicó que si los padres se sienten incómodos porque sus hijos los ven desnudos, entonces es mejor que lo eviten, aunque con el tiempo será el mismo niño el que busque la privacidad y respete la de sus padres.
En relación a los besos, dijo que hay una edad en que las niñas llaman novios a todos e incluso se quieren casar con el papá o cualquier adulto. Pero, para ellas y para los niños, los besos son una manifestación de amor, de afecto y no tienen la connotación sexual que conocemos.
—Son etapas de autoconocimiento, por eso no hay que censurarlos ni regañarlos, sino explicarles.
Finalmente, afirmó que para enseñar una adecuada educación sexual a los niños no es necesario ser expertos, sino que papá y mamá trabajen juntos y busquen un equilibrio en la educación. El tener en cuenta de que si falla en alguna situación, hay la posibilidad de repetir la experiencia, responder afectuosamente, tener en cuenta la propia historia, respetar la intimidad del hijo, mostrar disposición, pedir ayuda si no se siente apto para responder las dudas de su niño y tener en cuenta que, cualquier lugar y momento es el adecuado para educar. L.I.