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Por su condición femenina Hipatia ha vivido la sombra de otros grandes filósofos griegos como Platón, Aristóteles, Sócrates, Parménides, etc. Poca justicia se le ha hecho a esta figura precursora de las mujeres que, enfrentadas a esquemas misóginos, demandaron un papel participativo en la vida intelectual. Hipatia es considerada la primera mujer matemática.
Escribió varias obras dedicadas al estudio del álgebra y la geometría. Pero las mayores aportaciones de esta erudita radican en la astronomía y la física, donde planteó avanzadas ideas en torno a la gravedad y los movimientos circulares de los astros.
En "Ágora", el cineasta español Alejandro Amenabar —aunque nacido en Chile, la mayor parte de su vida la ha pasado en España— nos presenta un apasionante relato sobre la vida de Hipatia. Una superproducción que se desarrolla en los últimos años del esplendor griego previo a la llegada del cristianismo como nuevo poder hegemónico.
La historia se ubica en Alejandría en el 391 D.C. Ciudad donde confluía la cultura griega, romana y por supuesto la egipcia. El guión establece un triángulo amoroso entre Hipatia, Orestes (que pertenece a la élite de Alejandría) y Davo, un esclavo a las órdenes del padre de Hipatia. La anécdota romántica sirve de hilo conductor para hacer un retrato muy bien
documentado sobre la filósofa y exponernos el avance del cristianismo hasta volverse una fuerza imparable que arrasó con gran parte del conocimiento y la ciencia.
Amenabar se muestra como un autor muy seguro de su técnica y capaz de navegar por diferentes géneros con virtuosismo. Su filmografía ha recorrido con gran éxito el thriller ("Tesis"), la ciencia-ficción ("Abre los ojos"), el horror ("Los otros"), el drama intimista ("Mar adentro") y ahora el cine épico-histórico. Su estilo, tan diverso en contenidos, se caracteriza por un meticuloso trabajo de guión (escritos por él en mancuerna con Mateo Gil) que logra desarrollar sus temas con agudeza.
Los mejores atributos de este director están en su perfecto manejo de la intriga y sus construcciones rítmicas de la trama. Formalmente tiene una influencia de Stanley Kubrick palpable en su indagación plástica a través de la puesta en escena y en la sencillez de sus puntos de vista. Amenabar es muy habilidoso en la creación de atmósferas y sus conocimientos especializados de música lo han vuelto un autor muy completo.
El éxito de sus películas se ha debido en gran medida a que sus trabajos siempre consideran el papel del espectador como el elemento que completa el discurso. Preocupándose por encontrar tanto el ritmo como la estructura que mejor sostenga la intriga dramática y el desarrollo narrativo. Es por ello que "Ágora" es una cinta eficaz en lo que cuenta y mantiene al espectador absorto en los vaivenes amorosos, políticos y filosóficos de Hipatia.
Aunque tuvo muchos asesores históricos, la cinta comete algunas imprecisiones en la representación de Alejandría y en la biografía de la protagonista. Por ejemplo: la filósofa murió casi a los 60 años y en el filme fallece bastante joven, además su final es bastante romántico —según registros el asesinato de Hipatia fue mucho más brutal. No podemos dejar de lado que es una ficción y no un documental. Además, es probable que el compromiso emocional con el espectador haya obligado a dar un desenlace menos angustioso.
El diseño de producción recrea con puntualidad el contexto histórico. La escenografía y el diseño de vestuario revelan un trabajo escrupuloso y digno de elogio. La pasmosa fotografía de Xavi Jiménez está enfocada al realce de la dirección artística pero cumple eficientemente con las necesidades visuales de la atmósfera.
Actoralmente Rachel Weisz consigue una interpretación redonda en el papel de Hipatia. En un tono sobrio y contenido Weisz construye a una mujer que se va haciendo consciente que su talento intelectual la llevará por un camino de insatisfacciones emocionales. Una especie de pájaro atrapado en una jaula y amenazado por la ignorancia y el fanatismo.
La película ha tenido problemas de exhibición especialmente en Italia, Estados Unidos y en algunos países latinoamericanos. La Iglesia no ha visto con buenos ojos su mensaje y la ha acusado de "promover el odio a los cristianos y reforzar falsos tópicos sobre el catolicismo". Con todo respeto, las situaciones históricas que muestra (la destrucción de la biblioteca
de Alejandría, la persecución de los libre pensadores y el asesinato de Hipatia) son hechos comprobados y no "falsos tópicos". Creo que lo que más ha molestado no es el aspecto religioso sino el discurso político que denuncia como la ignorancia y el miedo a las ideas han sido un mecanismo necesario para ejercer control sobre las sociedades. Un argumento que, aunque se ubica en tiempos remotos, aún sigue vigente.