941 palabras
Tres estrellas
Enredados es el título del nuevo largometraje animado de la casa Disney. Se trata de una adaptación —al típico estilo Disney— del cuento de los hermanos Grimm, Rapunzel. Es usual que las reinterpretaciones literarias de esta productora dejen muy poco del texto original, todo en pos de lograr una versión edulcorada apta para el público infantil.
No juzgo lo que hace Disney; me parece válida la transformación que hace de dichas historias. Muchos de los relatos infantiles originales son bastante macabros y trágicos. En su época, esas fábulas buscaban impresionar a los pequeños demostrándole la crueldad que subyace en el mundo real. Hoy en día son los medios de comunicación los que han tomado ese papel y los cuentos se han reinventado como entretenimiento evasivo, útil para liberar tensiones anhelando finales felices.
Rapunzel es una parábola interesante que analiza las relaciones entre padres e hijos adolescentes. En el texto de los Grimm, Rapunzel no es una princesa sino hija de una pareja de aldeanos. La madre, embarazada, deseaba comerse las lechugas de su vecina: una bruja. El padre entraba al huerto y las robaba hasta que es descubierto por la bruja. Esta, en venganza, se roba a Rapunzel una vez que nace.
La bruja cría a Rapunzel como su propia hija. Pero a los 12 años —edad de inicio de la pubertad— encierra a la niña en una torre sin puerta ni escalera. El motivo es mantenerla apartada de los peligros del mundo. La única forma de subir a la torre es a través de la larga cabellera de Rapunzel.
Algunos análisis que se han realizado sobre el cuento original, explican como los Grimm abordan, en el relato, las dificultades de los padres cuando sus hijos entran a la adolescencia. La bruja encierra a Rapunzel para evitar su paso a la adultez, aunque al final resulta inevitable que la chica se enamore y se casa con el príncipe.
En la cinta de Disney, el guión no se ajusta a lo que los Grimm planteaban. Aquí la bruja rapta y encierra a Rapunzel porque su cabello tiene el poder de rejuvenecerla. Al igual que la villana de Blancanieves, la vanidad es el origen de sus perversas acciones. Otro diferencia es que la protagonista tiene un origen noble; es hija del rey y la reina, por lo tanto una princesa.
En lo que sí hay concordancia con el texto es en la voluntad de Rapunzel de desobedecer, a la que cree su madre, una vez que decide escapar de la torre para conocer el mundo exterior. Aunque la bruja le dice que el mundo es malo y cruel. La prohibición ejerce una especial fascinación en la joven. En este sentido, este argumento es muy frecuente en los adolescentes: "Prohibe y estimularás".
Puede verse que la rebeldía es un rasgo distintivo de la juventud desde siglos atrás y los Grimm lo sabían muy bien. Es interesante como las advertencias por lo general producen el efecto contrario. Un señalamiento a los padres para buscar un acercamiento más afectivo, directo y amistoso con los hijos. En lugar de las prohibiciones es mejor exponerles con franqueza cuáles pueden ser las consecuencias positivas y negativas de sus acciones, respetando su libre albedrío.
La película es más una historia típica de princesas Disney —canciones, animalitos graciosos, caballeros valientes y brujas malvadas— que un alegato sobre la desobediencia juvenil. En ese sentido, hay un cumplimiento cabal de las reglas propias del consorcio. Sin embargo, la cinta es lo suficientemente ágil en su relato. Bajo la salvedad de que los momentos musicales —infaltables en este tipo de producciones— se notan incluidos de manera forzosa para llenar tiempo en pantalla. A diferencia de otras cintas de Disney, las cancioncillas no resultan tan brillantes. Prefiero los inolvidables momentos de jazz y ritmos sureños de La princesa y el sapo.
Las canciones no destacan pero la música de fondo sí se luce en varios momentos de la historia: la liberación de Rapunzel, la persecución de Flynn Rider y la visita al reino. Aunque pocas, las secuencias de acción representan los mejores momentos del filme.
La animación por computadora —inspirada en los trabajos de Dreamworks— consigue un acertado diseño de personajes, con personalidades precisas en sus movimientos y gesticulaciones. Este aspecto se ve un poco empañado en el doblaje mexicano. Danna Paola es un tanto irregular y las tonalidades de Rapunzel van de rebelde a fresa con suma facilidad. Y para rematar Chayanne es incapaz de modular totalmente su acento puertorriqueño. La única que da el ancho es la soprano Irasema Terrazas dándole formidable voz a la villana de la historia.
Lo mejor: las técnicas de animación son impecables, las escenas de acción, el diseño de personajes y la música de fondo.
Lo peor: las canciones son bastante sosas —le he visto mejores musicales a Disney—, algunos gags simplones y la voz de los protagonistas que, como es costumbre, deja mucho que desear.