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La Iglesia católica, no considera el trasplante de órganos moralmente aceptable si el donante o sus representantes no han dado su consentimiento consciente. El trasplante de órganos es conforme a la ley moral y puede ser meritorio si los peligros y riesgos físicos o psíquicos sobrevenidos al donante son proporcionados al bien que se busca en el destinatario.
Es moralmente inadmisible provocar directamente para el ser humano bien la mutilación que le deja inválido o bien su muerte, aunque sea para retardar el fallecimiento de otras personas.
Cuando donar los órganos es un gesto de amor
En el año 2000, el entonces Cardenal Ratzinger dio una entrevista sobre la donación.
ROMA, 4 de febrero del 2000 (Zenit).- "Donar los propios órganos es un gesto de amor moralmente lícito siempre que sea un acto libre y espontáneo". Con estas palabras, el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, recuerda la línea mantenida por la Iglesia en este tema, cuando se acaba de aprobar ayer una ley en Italia para agilizar la donación de órganos y, por tanto, la realización de trasplantes. La ley, como otras del entorno europeo, presupone que una persona es potencial donante si no se opone expresamente. Es decir, quien calla otorga.
Por primera vez, el cardenal confiesa que forma parte de una asociación de donantes de órganos, mientras subraya la contrariedad de la Iglesia ante cualquier forma de procreación artificial --el Parlamento italiano debate un polémico proyecto de ley sobre fecundación in vitro--: "Poner a disposición, espontáneamente, partes del propio cuerpo para ayudar a quien tiene necesidad es un gesto de gran amor. No es así, en cambio, el caso de la fecundación artificial de los embriones, que no prevé el acto de amor entre cónyuges. Sobre estos aspectos, es siempre válido lo que está escrito en la "Instrucción sobre el respeto de la vida humana por nacer y la dignidad de procreación", la "Donum vitae", publicada en 1987. Aquel documento, después de doce años, sigue siendo actualísimo», recuerda el cardenal.
P.- Cardenal Ratzinger, ¿es siempre moralmente lícito donar los propios órganos?
R.- Cierto que es lícito incorporarse, espontáneamente y con plena consciencia, a la cultura de los trasplantes y de la donación de órganos. Por mi parte, sólo puedo decir que he ofrecido toda mi disponibilidad a dar, eventualmente, mis órganos a quien tiene necesidad.
P.- ¿Esto quiere decir que está incluso inscrito en una asociación de donantes?
R.- Sí, hace años que me inscribí en la asociación y llevo siempre conmigo este documento en el que, además de mis datos personales, está escrito que estoy dispuesto, si se da el caso, a ofrecer mis órganos para ayudar a cualquiera que tenga necesidad: es simplemente un acto de amor.
P.- ¿Qué significa para un cristiano ofrecer el propio cuerpo para trasplantes?
R.- Significa tantas cosas juntas. Pero, sobre todo, significa cumplir, repito, un gesto de altísimo amor hacia quien tiene necesidad, hacia un hermano en dificultad. Es un acto gratuito de afecto, de disponibilidad, que cada persona de buena voluntad puede realizar en cualquier momento y por cualquier hermano. Esto es todo.
P.- Un acto que, ahora en Italia, se codifica con una ley. ¿Qué piensa de esta ley?
R.- En mi situación, no me permito juzgar ninguna ley de ningún Estado. No juzgo las leyes. Digo sólo que donar los órganos para trasplantes, espontáneamente, en plena consciencia y en pleno conocimiento, significa dar vida a un verdadero, profundo, acto de amor hacia el prójimo.
P.- Y, sin embargo, en torno a este «acto de amor» se polemiza: en especial sobre el silencio-asentimiento informado. ¿Qué opinión se ha hecho sobre esto?
R.- No, no respondo. Son aspectos legislativos sobre los que no puedo absolutamente pronunciarme. Incluso porque aún no conozco suficientemente todos los términos de las normas en cuestión. Pero sobre las leyes no expreso juicios, más allá del hecho de que la donación es un gesto de gratuidad fraterna y afectiva.
P.- ¿Nada que decir sobre la fecundación asistida?
R.- Sobre la fecundación es siempre válida la Instrucción «Donum vitae», contraria a toda forma de manipulación y a cualquier acto procreativo fuera del amor conyugal.
En México existe una lista de 13 mil 500 personas que esperan la donación de órganos vitales como el riñón, hígado y corazón, entre otros, sin embargo, aún existe resistencia de los pobladores para permitir que su familiar, cuando cursa con daño cerebral irreversible, salve siete vidas.
Grupo de paquistaníes que han vendido un riñón. (AFP)
Se venden tripas
A los paquistaníes de la foto, la vida les ha costado un riñón. Lo que muestran precisamente es la herida por la que se lo han sacado en una clínica.
Observando el asunto desde aquí dan ganas de exhalar un suspiro de alivio, pues en Occidente se conforman con sacarnos la plusvalía o el hígado, este último en sentido figurado. El consuelo, no obstante, dura poco cuando uno sigue leyendo y se entera de que, también en Occidente, algunos ciudadanos a los que su banco ha decidido sacar un ojo figurado de la cara ponen a la venta un riñón literal para salir del paso. Se hace el compromiso por internet.
No se trata, en fin, de una práctica exótica o étnica. A lo mejor, ese vecino con el que coincidimos en la calle ha hecho frente con un trozo de hígado al préstamo hipotecario de una vivienda que el banco sobrevaloró en su día e infravalora hoy.
España es pionera en una técnica de extracción de riñones por la vagina, como el que le quita a otro la cartera del bolsillo. La intervención, poco invasiva, apenas requiere internamiento y no deja secuelas visibles, por lo que mucho nos tememos que en esto, como en tantas otras cosas, les vaya a tocar a las mujeres pagar el pato.
Aseguran las autoridades sanitarias que regular un mercado neoliberal de riñones (valga la paradoja) equivaldría a permitir la esclavitud, pues los pacientes ricos convertirían el Tercer Mundo en una carnicería.
Slim impulsará trasplantes
El instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, y el Carlos Slim de la Salud (ICSS), firmaron un convenio para impulsar la “Investigación en Materia de Procuración de Órganos y Trasplantes”, principalmente de hígado y riñón.
Fernando Navarro, director del INCMN, y Roberto Tapia Conyer, titular del ICSS, precisaron los alcances del convenio, entre los que destaca la recuperación oportuna de los órganos por medio de un equipo altamente capacitado ex profeso para obtención y trasplante.
“El equipo estará disponible las 24 horas los 365 días del año. Con este convenio se incrementarán las posibilidades de éxito en el trasplante de estos vitales órganos” y con ello se beneficie a aquellos que están en espera de un trasplante como única opción de vida y que no cuentan con las posibilidades económicas para conseguirlo.
Además se contempla la capacitación de cirujanos, intensivistas, coordinadores y enfermeras especializados en el proceso de donación y trasplantes, y se trabajará de manera directa con las autoridades locales para que trasladen el órgano a donde sea requerido.
En la actualidad, la mayor parte de los trasplantes que se hacen en México son de donadores vivos, no de donadores cadavéricos.
Existen alrededor de 400 centros donde se puede hacer procuración y trasplante, y lo que se necesita es que las personas se convenzan de que cuando ya no los necesiten, que es cuando ya se tiene daño cerebral, puedan donar.
Durante el proceso de trasplante es necesario hacer estudios serológicos para evitar infecciones como el citomegalovirus (CMV), que se da hasta en 90% de los casos. Sólo evaluar a un paciente para que done tiene un costo no menor a 50 mil pesos, porque se estudia su perfil serológico y cardiovascular.
En 2010, el Instituto Carlos Slim de la Salud (ICSS) comenzó el Programa de Salud Renal y Trasplantes, que ha realizado diversas acciones, como ayudar a 657 personas, de riñón y córnea que accedieron a trasplantes seguros a un costo accesible a nivel nacional.
De igual forma se Impulsó la iniciativa de Reforma a la Ley General de Salud en materia de donación y trasplantes, esta iniciativa contempla presupuestos para el pago de medicamentos inmunosupresores, ofrece plazas para coordinadores de la donación, incentivos a equipos de procuración.
(MILENIO / JUAN JOSÉ MILLÁS / ZENIT)