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1. Lo que faltó. ¿Qué resultado electoral tendría Mérida si el índice de participación en lugar de 54% hubiese alcanzado un 60 o 65%? Generalmente —aunque no es una regla absoluta— cuando la participación es alta en Mérida, el PRI pierde, ya que es rebasada la capacidad de su voto duro por la participación ciudadana libre. Los que no votaron, con su ausencia o con su abulia, también serán corresponsables de lo que ocurra o deje de ocurrir en la capital yucateca en los próximos dos años con dos meses.
2. Radio de grueso calibre. Fresco y diferente. Así se oye el noticiario radiofónico que encabeza en el 100.1 de FM el cronista Gonzalo Navarrete Muñoz. Ante la mediocridad y la abierta sumisión que lucen los demás noticieros de la radio yucateca, la estentórea voz de Navarrete sobresale por la diversidad ideológica de sus entrevistados, la frescura de los comentarios y la libertad de sus invitados. Ello hace que sobresalga en un ambiente radiofónico en donde lo que predomina es la autocensura y el miedo a opinar libremente. Qué diferente se escuchan las noticias de la mañana en la frecuencia de 100.1 Radio FM, en comparación con la anodina automordaza que se imponen personajes de la pobreza periodística de Jose Luis Preciado, Arcadio Huchim o Alejandro López Munguía para mencionar a los más prototípicos del chayote (chayo) hecho micrófono.
3. Caldos espesos. Patéticos. Luis Correa Mena y Ana Rosa Payán Cervera vuelven a “coincidir” en hacerle el caldo gordo al PRI. Ante el inesperado “final de fotografía” por la alcaldía de Mérida, en donde Beatriz Zavala empató los cartones —a pesar de todos los pronósticos en su contra— Correa sigue siendo el patiño “de lujo” de la arquitecta Araujo para avalar los resultados “le duela a quien le duela” y convalidar, junto con su hijo Luisito —el juniorcito del mismo ex paniwta Corree Mena— la “victoria” de Angélica. Dudoso triunfo, anticipado y festinado muy adelantadamente por Luis Correa “senior” desde hace semanas. Las declaraciones de ahora sólo rematan una triste y vomitiva labor, iniciada hace meses, de servir al PRI de compañero de viaje... o de tonto útil.
4. Egos y rencores. "Si lo hago yo está bien, pero si es otro… u otra, es inaceptable”. Ridículo se ve Correa al negarle a Beatriz Zavala Peniche su derecho a impugnar el triunfo priista en la capital del Estado. Gracias a un movimiento de protesta, Correa Mena fue presidente municipal en 1993, cuando a la mala Orlando Paredes se impuso al PAN. Entonces Correa convocó a la resistencia civil y muchos ciudadanos de buena fé lo apoyaron entonces. Ahora Correa le niega con mezquindad a Beatriz Zavala el derecho de interponer ante los tribunales electorales los recursos de inconformidad a los que legalmente tiene total derecho. Envenenado por un enfermizo rencor y el revanchismo contra el PAN, Correa escupe al cielo condenando justamente lo que tanto él como Ana Rosa Payán, hicieron en su momento: protestar contra el abusivo atropello electoral del PRI y el gobierno del estado.
5. Indiciada. Doblemente cuestionada asumiría el cargo de alcaldesa de Mérida la arquitecta Angélica Araujo Lara. La primera mancha sería por provenir de un proceso electoral en donde el gobierno y su jefa, Ivonne Ortega, usaron toda clase de ilícitos recursos estatales para imponerla en una elección marcada por la parcialidad y la inequidad, así como por el uso de la policía —la uniformada y la policía política— y de la procuraduría del estado como elementos de presión de estado a favor de su imposición. La segunda mácula tiene que ver con la responsabilidad de Angélica en el fraude de los terrenos de Ucú, operado cuando la arquitecta Araujo era directora del Instituto para la Vivienda del Estado de Yucatán (IVEY) .
6. PRIpepac. Gran perdedor del proceso electoral de Yucatán es el Instituto de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana (IPEPAC). Encabezado por Fernando Bolio Vales, el instituto se mostró parcial y dispuesto a mancharse las manos de rojo, de lodo y de miasmas cada vez que así lo ordenara su verdadera patrona, la gobernadora Ivonne Ortega. El IPEPAC y su presidente, el licenciado Bolio, se olvidó de su obligación y su compromiso originario con los ciudadanos. Su labor fundamental ha sido darle —a como dé lugar— un opaco barniz de legitimidad a los triunfos del PRI. En las redes sociales se comenta mucho sobre la decepcionante actuación de Fernando Bolio, ya que de Alejandro Góngora, de Ariel Aldecua y “los Rochel”, ya se sabía que traían la marca de la cuadra del “Grupo Modelo” de los hermanos Zapata Bello.
7. A-PAN-dejados. En el PAN también hay responsables. Este IPEPAC fue negociado con el PRI por la bancada panista de la legislatura 2004-2007. El presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados era Benito Rosel. Quien avaló lo que hoy conocemos como el “PRIpepac” fue el entonces diputado y hoy secretario del Ayuntamiento de César Bojórquez Zapata, Jorge Puga Rubio; desde el PAN avaló a Celis, a Aldecua, a Bolio Vales, a Alejandro Góngora, al famoso Rochel y a otros (y otras) más. Una sabia analista dice que fue en ese momento, cuando entregó el IPEPAC, que el PAN verdaderamente perdió la elección de 2007 y la de 2010. Se negoció con Federico Granja Ricalde, líder de la bancada del PRI, la conformación del Instituto Electoral. La fecha del “acuerdo”: agosto de 2006. Lo demás es historia. ¿Se aprenderá de la historia?
Campanada de Remate. Durante su ahora vilipendiado gobierno, Patricio Patrón no encabezó un solo evento partidista, ni uno sólo. Hoy, la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco discursa entre gritos y lágrimas en decenas de eventos del PRI, un día sí y otro también. Ni la sociedad ni los medios lo mencionan. Si no fuera porque es grotesca la intervención electoral de la gobernadora, sería cosa de risa. Lo que sí asusta es que la sociedad, sus organizaciones intermedias, sus universidades y los voceros sociales, miran con indolencia y a veces hasta aplauden, los excesos de la doña. ¿Hay sociedad civil en Yucatán? El nuevo escándalo de la semana: celebración del PRI encabezada por Ivonne entre miles de acarreados en el Centro de Convenciones Siglo XXI.