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A pesar de que el PRI parece haber obtenido un triunfo en Mérida después de 19 años, “la percepción (en el PRI) es de derrota porque las expectativas de triunfo eran tan grandes, que lo obtenido es insuficiente. Los responsables del mal paso tienen nombre: el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), y su patrón, Televisa: se han dedicado a vender ilusiones a gobiernos priistas con métodos fraudulentos” afirma Raymundo Riva Palacio en una formidable investigación periodística publicada en su portal “Eje Central” esta semana.
El ex director editorial de “El Universal” continúa: “El PRI no había hecho caso de las alertas que se prendieron previamente con el GCE. Primero les habían presentado una muestra para el levantamiento de la encuesta de salida con un mapa de distritos de elecciones previas. El PRI local se lo regresó exigiéndoles la nueva redistritación. Luego les entregó una propuesta del triple de lo necesario –según el GCE— pero en realidad mayor de lo necesario. Por ejemplo en Mérida, ofrecieron 240 secciones a medir, cuando una ciudad de su tamaño electoral no requiere más de 50. Es decir no tres veces más grande, sino casi cinco, lo que no habla de precisión sino de "subir el costo”.
Riva Palacio, quien ha sido dos veces recipiendario del Premio Nacional de Periodismo, agrega en su extraordinario trabajo editorial: “Cuando fueron advertidos del engaño, los priistas fueron a revisar las actas y la celebración se canceló. Comenzó la preocupación. No iban a ganar 100 municipios sino 63 y Mérida tendría una ventaja para ellos de casi la mitad de lo afirmado por el GCE. Sus directores, Liébano Sáenz y Federico Berrueto Pruneda no estaban en Mérida, sino en México, donde dieron sus avances en Milenio TV, que las presentó como en parte suyas. Los priistas estaban indignados y el GCE, en voz de Berrueto este domingo, en su colaboración habitual en Milenio, justificó: “No se hacen encuestas con polígrafo”. En efecto, sus encuestas tienen otra herramienta.
“El GCE es parte del esquema de mercadotecnia electoral que maneja Alejandro Quintero, el ejecutivo de la empresa responsable de negociar los paquetes electorales con los políticos. Quintero, de acuerdo con políticos que han negociado con él, ofrece la pantalla de Televisa para que se promocionen, encuestas que promete serán difundidas en Milenio TV y en los periódicos del grupo, además de estrategias de las que estarán a cargo Sáenz y Berrueto. Francisco González Jr., que dirige los diarios, ofrece, además, que las encuestas tendrán el resultado que desea el cliente, según revelaron dos políticos a los que así se las ofreció.”
El periodista analiza los paquetes que arman para los gobernadores del PRI Televisa y Milenio: “el paquete sí resulta como lo ofrecen, aunque no necesariamente siempre va a coincidir con el resultado en las urnas, como se probó en Yucatán. El GCE maneja entre otros productos, apoyado por un call center de telemercadeo, encuestas llamadas push polls, un modelo que hasta hace poco tiempo promocionaban en su página de Internet”. Los push polls, de acuerdo con la World Association for Public Opinion Research, son fraudulentos. “Son campañas negativas en forma de encuesta política”, define WAPOR. “Es telemercadeo político para persuadir resultados, no para medir opiniones”. El GCE ya lo eliminó de la promoción pública, pero sigue ofreciéndolo a los clientes.
Este tipo de campaña negativa fue usada en Mérida el pasado 16 de mayo. Se sabe que muchas familias recibieron llamadas telefónicas en las que se les instaba a no acudir a votar porque había violencia en las calles. El PRI se beneficia con los bajos porcentajes de votación.
Varios gobiernos y políticos de diferentes partidos, han caído ante la presión de Televisa, que no necesita extorsionar. “Si no lo hacemos, desaparecemos de sus noticieros”, admitió con resignación un político. Como armas del negocio de mercadotecnia política que tanto éxito comercial le da a Televisa, figuran el GCE y ahora Milenio. González Jr. ha desarrollado un modelo de negocios para su empresa donde venden entrevistas y convenios a gobernadores que tienen despliegues prominente en la primera plana de los diarios. Hasta ahora, la edición en la ciudad de México está excluida de publicar entrevistas a “ocho columnas” pagadas.
Rivapalacio afirma: “Televisa no se ve públicamente en este negocio. El GCE dice que 50% del costo de cada encuesta la pagan ellos y el resto Milenio. Cada encuesta estatal tiene un precio a costo de cerca de medio millón de pesos, y GCE realizará tres series de las 12 elecciones para gobernador. Según costos de mercado, esas 12 encuestas saldrían en 18 millones de pesos. No se conocen los costos reales de GCE, pero sí se sabe que quienes están pagando las encuestas son los priistas. En el caso de Mérida fue el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz. No se saben tampoco los costos directos de Milenio en esta aventura.” Artículo 7.
{xtypo_quote} El periodista nacional Raymundo Riva Palacio analizó el uso fraudulento de encuestas para hacer ganar al PRI.{/xtypo_quote}
La conexión del joven gobernador de Nuevo León puede explicarse por la presencia en Yucatán de un operador electoral clave el regiomontano, Felipe Enríquez Hernández, delegado del PRI en Yucatán. Diputado federal con fama de alquimista electoral, y a quien se le relaciona con una red conocida como la “mafia ejidal” o “mafia inmobiliaria” que opera en varios estados del país para financiar al PRI a partir de turbios manejos de terrenos ejidales, incluyendo al denunciado fraude del “Plan Maestro de Ucú” del que Artículo 7 ha dado cuenta con amplitud, y que involucra a la candidata del PRI a la alcaldía de Mérida la arquitecta Angélica Araujo Lara, quien era la directora del Instituto de Vivienda de Yucatán (IVEY) cuando se cometió el peculado en el proceso de “adquisición” del ejido de Ucú.
Así finaliza el profundo e interesante análisis de Riva Palacio: “es decir, el GCE está metido en un conflicto de interés donde presenta como suyas encuestas que le encarga el PRI. Peor aún, Milenio, que reproduce como propias, y de GCE, que son pagadas cuando menos en parte, por un partido o un gobierno, y que forman parte de un paquete de mercadotecnia electoral que ofrece otra empresa, Televisa. Esto es un problema serio de opacidad en los medios que están desacreditando un método de medición científico con fines de lucro, a costa de credibilidad. En el caso de los políticos, a costa de sobresaltos y eventuales sorpresas. Entre los políticos y el gremio de las casas de opinión pública se sabe de las deficiencias metodológicas del GCE y sus ineficientes técnicas, pero prefieren correr riesgos los políticos por tener acceso a las pantallas de televisión. Hay quien se molesta y está en desacuerdo, pero nadie se chupa el dedo. Aquí, al único que se engaña es al público.”
La interpretación que localmente hacen algunos analistas en Yucatán, es que las encuestas de Milenio, difundidas profusamente por varios medios de comunicación en Mérida (junto con encuestas de la empresa Wilsa, que algunos partidos también consideran sospechosas de haber manipulado cifras con el mismo objetivo), influyeron decisivamente para generar desánimo entre los ciudadanos que pensaban votar por partidos diferentes al PRI. “Para qué votar si el PRI va a ganar por amplio margen” se oyó con frecuencia en varios círculos sociales yucatecos. “Todas las encuestas lo dicen” se oyó comentar con insistencia en la mayoría de los medios de comunicación controlados por el PRI y el gobierno del estado de Yucatán, que en Mérida son la mayoría. Especial A7.