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{xtypo_quote}Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 19. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.{/xtypo_quote}
Regresamos a lo básico: el pacto social. ¿Qué es? Somos 6.5 mil millones de ejemplares de homo sapiens sapiens viviendo sobre la faz del planeta. Para nuestras dimensiones como mamíferos, somos el animal que más éxito ha tenido en poblar la tierra. Hemos fundado asentamientos humanos en todos los rincones del planeta, en todos los climas. A donde sea que hemos llegado, hemos dominado el entorno, declarando que lo que está allí es para que explotemos según nos parezca necesario.
Hemos hecho un pacto que llamamos leyes: locales, nacionales, internacionales. Hemos decidido que todos los humanos deben adoptar lo que hemos llamado derechos humanos básicos. Algunas personas, algunas veces, olvidan cuáles son esos derechos básicos. Las Naciones Unidas nos recuerdan la colección, en todos los idiomas. En español los podemos leer en este vínculo:
http://www.un.org/es/documents/udhr/
Vale la pena releerlos de vez en cuando. Allí encontraremos qué se espera de nosotros dentro del Pacto Social universal. El artículo 5 es digno de ser recordado todos los días:
(5) Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Nadie. ¿Te han torturado alguna vez? ¿Te han tratado cruelmente tus autoridades, tus padres, tus maestros, tu pareja? ¿Cuántas veces al día se viola este artículo en tu sociedad, en tu entorno?
El artículo 9 es muy claro:
(9) Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
¿Alguien ha sido arbitrariamente detenido y preso en Yucatán últimamente?
El Pacto Social nos dicta cuáles son nuestros límites y cuáles son los derechos de los demás. Cualquier actuación que viola los derechos humanos, sustento del Pacto Social Universal, es un rompimiento de condiciones para preservar paz y armonía entre individuos; es, efectivamente, una invitación a la guerra.
Nadie puede desear una guerra entre humanos. Pero la historia de nuestra especie está plagada de guerras. Los conflictos surgen cuando dos visiones diferentes se enfrentan. Generalmente, de un lado del conflicto están los que buscan alguna forma para imponer su voluntad —violando esos derechos universales— sobre los otros; éstos se verán obligados a defenderse para preservar sus derechos. Así se da la guerra.
En México, hoy, hay dos clases de mexicanos que progresivamente se están definiendo con gran claridad: los que abogan por el respeto constante y sin excepciones al pacto social y, la otra clase: los que buscan la forma de conseguir lo que se les antoja sin importarles el rompimiento constante del pacto social. Son dos clases que no pueden coexistir, mucho menos convivir. Lo único que puede resolver las diferencias de visión es la guerra.
Hoy estamos —esperemos— en el momento exacto para evitar una guerra civil en nuestro país. El alimento para la conflagración es la abulia civil. La guerra se puede evitar con lo contrario: la acción civil sin tregua. Cuando permites silenciosamente que tus derechos sean violados, te estás haciendo cómplice de las próximas violaciones.
Artículo 7 hoy cierra 2 años (104 números) en busca del respeto al pacto social.