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Sólo se apedrea al árbol que da frutos
Proverbio hindú
Concluida la etapa electoral (al menos en apariencia, porque quedan por sustanciarse en las diversas instancias jurídicas en que esto es posible, las impugnaciones), la abanderada priista Angélica Araujo, se ha apresurado a clamar a voz en cuello pidiendo transparencia en la administración y las plumas y micrófonos a sueldo del gobierno del estado no han parado de denostar el zoológico del Parque del Bicentenario, también conocido como Animaya. Curiosa actitud de los priistas, cuando su candidata se negó a transparentar sus propuestas y postulados de campaña participando en el debate, cuando se negó a responder los cuestionamientos que diversos sectores le formularon, a partir de preguntas que le envió la agrupación Sociedad en Movimiento, extraña postura de quien sistemáticamente se ha opuesto a transparentar sus erogaciones de campaña y que rebasó notoriamente los topes establecidos, raro que lo solicite quien por costumbre ha ignorado y desdeñado todos los señalamientos que le ha planteado la sociedad civil.Para morir de risa, el coro de graznidos de los xkaues pagados desde palacio, que se han volcado en críticas a la magna obra municipal, sobre todo tomando en cuenta que el gobierno de Ivonne Ortega no ha hecho NADA, en ningún aspecto de la obra pública, se ha limitado a la cuestión mediática y de manejo de imagen. Para infartarse de tantas carcajadas, toda vez que la administración gubernamental se ha limitado a aumentar desmesuradamente la burocracia para pagar los compromisos asumidos con amigos y compadres, sin importarle en lo más mínimo que la base trabajadora a su servicio carezca de prestaciones y seguridad laboral (como ejemplo de lo anterior, se encuentran numerosos trabajadores de diversas entidades, entre las que podemos citar, el Instituto de Cultura que carecen de base y prestaciones médicas y sociales, a los que la gobernadora ha prometido tanto y cumplido tan poco). Para partirse los labios de tantas carcajadas, escucharlos hablar de corrupción y latrocinios en el gobierno de Patricio Patrón, cuando éste no solo dejó dinero en caja, sino una administración sana y funcional, con obra pública verificable y obra en marcha y una infraestructura operativa de primera, tanto en equipo, inmuebles como en vehículos.
Para todos los meridanos queda claro que a partir de ahora, Angélica Araujo y sus corifeos harán cuanto sea posible para desacreditar no solamente al régimen de César Bojórquez, sino los veinte años de logros y buenos gobiernos de Acción Nacional. Será preciso estar atentos al antes y el después: recordar en que estado se entrega la ciudad, con calles libres de baches, limpias y bien iluminadas, con parques y avenidas bien cuidados, con servicios públicos de primera calidad, con transparencia y rendición de cuentas garantizadas y sobre todo, tener pendiente que la diferencia no será perceptible al primer golpe de vista, toda vez que César deja dinero, infraestructura y equipamiento urbano, que los priistas se llevarán algún tiempo en descomponer. La pregunta de los sesenta y cuatro mil, que los angustiados meridanos nos formulamos es: ¿Cuál será el siguiente blanco de los dicterios de los integrantes de la llamada nueva mayoría?
Angélica debería no olvidar que más del ochenta por ciento de los habitantes de la ciudad no sufragó a su favor y mostrar sensibilidad y tacto político en su actuar. Aunque francamente merced a su notoria subordinación a los deseos de la gobernadora, no debemos abrigar grandes esperanzas.
A partir de ahora inician las descalificaciones a la obra y la labor de un ayuntamiento que destacó precisamente en ese rubro. Cabe preguntarse a quien se escogerá como víctima propiciatoria de las ansias de vendetta de los priistas, que desconocen por completo las nociones de generosidad y de grandeza en la victoria y que tan pronto se ven dueños del poder, de inmediato ceban sus impulsos revanchistas en el primero que se les ponga a mano (lo malo para ellos, es que sus abogados son tan ineptos y sus imputaciones tan falsas, que a todos tienen que liberar y como inocentes, díganlo si no, Rogelio Canto y José Guzmán). Comenzará pronto una nueva era de oscuridad y persecución, donde los meridanos tendrán circo a tutiplén, pero no pan y donde lo único que se oirá será el croar de los batracios incondicionales y no la diversidad de las voces sociales. Ni modo, son consecuencias de la democracia. Las malas decisiones cuestan. El tiempo lo confirmará.
Dios, Patria y Libertad