749 palabras
Al llegar a la etapa adulta, Andy —que ha dejado de jugar con Woody y compañía— se
prepara para irse a la Universidad. Los juguetes discuten si acabarán en el desván o la
basura, pero Woody mantiene la esperanza de seguir junto a Andy. Un malentendido
confunde a los juguetes con basura y terminan en un orfanato donde un oso llamado
Lotso se ha autoproclamado líder y mantiene una estructura de abuso sobre otros
juguetes. La película gira sobre la doble misión de regresar a casa y acabar con las
injusticias de Lotso.
Esta tercera parte da señales de cansancio, quedando por debajo de sus predecesoras.
Su guión hecha mano de gags y situaciones de comicidad fácil, además de repetir
momentos previos como el cambio de personalidad de Buzz o el rescate de último
momento por parte de Woody.
Nuevamente el filme se sostiene por su galería de personajes. En esta ocasión se
gracias a Ken —compañero de Barbie— un bebe tuerto de apariencia aterradora y Lotso.
Sin olvidar al monito vigilante o al teléfono Fisher-Price. A diferencia de las dos primeras
cintas, aquí se incorporan escenas de influencia terrorífica cuando los juguetes deben
escapar de la guardería evitando la perturbadora vigilancia del monito y Bebote. Partes
oscuras que funcionan muy bien en su diversidad emocional.
Otro acierto de "Toy Story 3" es su capacidad emotiva sobre la transición a la etapa adulta y la despedida de nuestros amados juguetes. Debo reconocer que se me desprendieron un par de lagrimitas, pues la añoranza de la niñez es inevitable al ver el filme. La nostalgia es ineludible, más aún al identificar en algún personaje a un antiguo compañero de juegos; en mi caso fue el teléfono Fisher-Price.
Hay variaciones en las técnicas animadas, logrando imágenes más pulidas y con
mejores texturas. El 3D es un valor agregado del cual bien pudo prescindir. El ritmo
resulta irregular, colgándose a mitad de la película. Pero son sus personajes y sus
planteamientos emotivos los que la hacen levantar el vuelo rumbo al desenlace.
La transición de la adolescencia a la etapa adulta, la efimeridad de los objetos, los
recuerdos de la infancia y la melancolía por una época donde la imaginación y la
inocencia nos hacían la vida más fácil y sencilla. Estos son los elementos por los que
apuesta "Toy Story 3". Una historia que ha cerrado de forma emotiva la relación de Andy y sus juguetes. Pixar tiene ahora 2 caminos: respetar el espíritu del producto y dejar a "Toy Story" hasta aquí, o dejarse llevar por la vorágine comercial y forzar una historia que ya no da para más.
Lo mejor: la nostalgia de ver a alguno de nuestros antiguos juguetes en pantalla, los
nuevos personajes, su emotiva conclusión y sus guiños oscuros cortesía de Bebote y su
macabra apariencia.
Lo peor: la fórmula empieza a desgastarse, se repiten situaciones previas y su ritmo
irregular.