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1. Aumentillo. Para pagar la deuda por la adquisición de los polémicos terrenos que el gobierno de Yucatán le compró a Hans Thies Barbachano —en los que se dilapidaron 230 millones de pesos, más de 20 veces sobre su valor oficial de su avalúo— ahora el preclaro director de Cultur, el maestro Jorge Esma Bazán, planea elevar el costo de la entrada a Chichén Itzá a los extranjeros. La pregunta sigue siendo: ¿por qué el gobierno no expropió esas tierras y las pagó según el avalúo del INDABIN? A través de Cultur, el gobierno de Yucatán solicitó un nuevo, millonario crédito, para concretar tan discutible compra. Pero el desparpajo del despilfarro sigue imparable. Nadie explica.
2. El BID se prepara a darle fiado. ¿Sabrá el Banco Interamericano de Desarrollo con quién se está metiendo? Ése es el cuestionamiento que medio mundo se hace cuando se escucha que el gobierno yucateco solicitará nuevo crédito —ahora en dólares— a dicha institución bancaria internacional. Que el dinero será para varios proyectos "de desarrollo" que incluyen el remozamiento del Centro Histórico de Mérida. Fue una de las promesas de campaña de Angélica Araujo. Pero, al parecer, curiosamente, el dinero no lo administraría el Ayuntamiento de Mérida ni Angélica, sino el Gobierno del Estado de Yucatán. Se trata de US$130 millones, billetes verdes, "made in USA". Poca cosa para un gobierno tan gastalón: más de $1,600 millones de pesos mexicanos.
3. ¿Y los $343 millones de Ucú? Nadie le ha preguntado a la arquitecta Angélica Araujo Lara —que se apresta a sentar en la silla de alcaldesa de Mérida— cuál fue el papel del IVEY en el escándalo de las tierras del "Plan Maestro de Ucú. Fue el Lic. Sergio Cuevas, consejero jurídico del gobierno yucateco, quien señaló que fue Angélica quien recibió —y se asume pagó— los $343 millones que el gobierno admite haber erogado. Los campesinos ya se gastaron el dinero, las tierras siguen siendo ejidales, y, por tanto, el gobierno yucateco no tiene cómo comprobar ese gasto. Pero sospechosamente nadie de la prensa yucateca ha cuestionado a Angélica, quien supuestamente diseñó todo el Plan Maestro y ejecutó "la compra perfecta", en donde el bien comprado o adquirido no existe, puesto que no hay títulos que amparen la compra.
4. Papelito habla. Lo que tampoco se ha mostrado por parte de Sergio Cuevas y mucho menos por la calladita Angélica, es un solo documento de los que diversas voces han exigido se exhiban en el caso Ucú. Un ejemplo: De los $343 millones no se ha informado quién expidió los cheques, a nombre de quién se pagaron. Tampoco se han visto "los contratos o convenios" firmados, ni mucho menos entre qué partes se suscribieron. Si los ejidatarios no podían vender entonces ni ahora tierras ejidales —de las que no tienen el dominio pleno precisamente porque no se les han expedido títulos de propiedad— ¿cómo se pudo realizar esa "operación"? Toda la transacción es, por tanto, nula de pleno derecho. No han mostrado Cuevas, su jefa Ivonne y tampoco la indiciada, Angélica, un solo papelito de los que se han exigido por información pública. Los papelitos no han hablado. Hay demasiada gente callada, o que ha sido callada. ¡Qué papelón!
5. Plato frío. "La venganza es un plato que se come frío", parece ser una de las frases favoritas de la gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega. Después de la nueva e indigerible derrota que sufrió en Dzemul, donde nomás no levanta el PRI, la gobernadora ha amenazado —en algunos casos personalmente— a varias personas que trabajan en el sector público y que viven en esa localidad. Uno a uno han perdido su chamba varios dzemuleños cuyo único delito es que ha trascendido que ejercieron su voto por otro partido diferente al de la gobernadora. ¿Y "el Brujo"? ... ¡Sigue encarcelado! Está purgando la pena de haber exigido, hace tres años, a "la niña Ibom", que hiciera "la fila" para votar, como lo hace el resto de los mortales en Dzemul y en todo el mundo.
6. No hay ocupación. Los que sí ya empezaron a hablar son los turisteros. Están escandalizados del enorme gasto que han ejercido la Secretaría de Turismo de Yucatán y Cultur. Han aumentado hasta 20 veces el gasto en "promoción turística", pero que —a decir de los empresarios del ramo— no se ve en qué se ha aplicado. La ocupación hotelera ha caído, y, a pesar del millonario presupuesto ejercido, los eventos de promoción turística contabilizables han disminuido en número y en calidad. Al parecer toda la lana se ha ido en telenovelas, en pagos triangulados a Televisa y a TV Azteca para la producción de carísimos videos y su todavía más caro pautado (su costosa programación en los espacios comerciales de las televisoras cuesta otro ojo de la cara). No hay resultados. "Más bien —dicen los empresarios turísticos— sí los hay, pero a la baja..."
7. $17 mil milllones. Esa suma ha sido el histórico presupuesto que ha manejado Ivonne Ortega en cada año de sus tres ruinosos años de gobierno. Años de pachanga y de cero obras. Eso sin contar los millonarios créditos en los que nos ha embarcado a pagar los próximos 25 años. Ha manejado Ivonne más dinero por año que sus dos antecesores, Víctor Cervera Pacheco y Patricio Patrón. Sin embargo, a diferencia de los resultados que dieron estos dos últimos, cada quien a su modo, es llamativo que, ya pasada la mitad de su sexenio y quedándole dos escasos años, el gobierno de Ivone no muestra nueva obra pública en Yucatán. Todo se ha ido en planes, que como se ven las cosas, algunos no van siquiera a empezar, aunque se ha gastado mucho en elaborar los proyectos: el Tren Bala, el Malecón Internacional, el Parque Temático de Yaxcabá. Eso sí, desde hace tres años, cada uno de esos proyectos ha contado con presupuesto y personal que cobra quincenalmente por hacer muy poco o nada.