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La palabra meditación posiblemente provenga de la palabra latina "mederi" que significa sanar. Meditar es el verbo que describe la práctica de crear un estado de "atención concentrada". La meditación puede considerarse como una herramienta para el proceso de curación física, mental y emocional, así como también, en un ámbito más profundo, es una herramienta para el desarrollo del espíritu, un medio para establecer un verdadero contacto con la Divinidad. Meditar es acceder al silencio para escuchar la sinfonía de la vida. Es tiempo de mirar adentro.
Existe una amplia variedad de guías y enseñanzas para la meditación. Describir todas las categorías y las variedades de meditación sería el tema de varios libros. En términos muy amplios podemos dividirlos en dos grupos: 1) las prácticas seculares, es decir aquellas que son simplemente una herramienta para el mejoramiento de la salud física y mental y (2) aquellas técnicas de meditación que se practican en el marco de lo sagrado y se consideran un mecanismo para el desarrollo de la consciencia espiritual.
En el campo físico y mental, meditar mejora la salud, refuerza el sistema inmunológico, reduce el estrés, ayuda a reordenar la mente y a calmar la ansiedad. Con la meditación mejora la capacidad de razonar: al brindar claridad y orden a la mente, se agudiza el intelecto y la comprensión de las cosas. En el aspecto emocional, meditar nos ayuda a ser conscientes de nosotros mismos, a desentrañar nuestras emociones y perdonarnos a nosotros mismos y a los demás. Mas allá del mundo físico de la mente y de nuestro cuerpo emocional, meditar nos conduce al silencio interior, al florecer de nuestra alma, a la paz, al amor y felicidad y a las cualidades esenciales del espíritu.
Muchas veces actuamos de manera aprendida, sin cuestionar lo que hacemos o revisar las razones verdaderas y profundas que nos llevan a hacer ciertas cosas. Nuestra educación y formación juegan un papel activo y determinante en nuestra vida diaria. Respondemos a la vida con los patrones grabados, traumas, emociones o energía enquistadas de tiempo atrás sin poder liberarnos de todas esas formas externas —del ego— que nos determinan y nos definen. Somos atrapados, así, en la inconsciencia y el sufrimiento. La meditación nos ayuda a liberar todas esas cicatrices que nos impiden ser felices y tener paz. Meditar nos ayuda a limpiar toda esa basura acumulada y nos permite vernos a nosotros mismos, aceptarnos, perdonarnos y liberar el potencial positivo de nuestro Verdadero Ser.
El problema que la vida plantea al ser humano es, limpiar la escoria de su ser hasta el punto en el que su centro infinito pueda brillar en todo su esplendor. Huston Smith.
La meditación es una práctica comúnmente conocida en las tradiciones orientales. Sin embargo, en algunas culturas americanas, pre colombinas —como la Maya— podemos encontrar algunas imágenes de personas sentados en la tradicional postura de meditación —piernas cruzadas al frente y la columna y cabeza rectas, mirada fija al frente. La informacion disponible al respecto es muy limitada debido a la destrucción de las fuentes de información que se llevó a cabo en la conquista y la colonia. El intento de destrucción de las culturas americanas nos impide tener una comprensión completa de la cosmovisión del mundo americano precolombino y de su posible práctica de meditación.
En las semanas siguientes profundizaremos en algunas de las técnicas y variedades de meditación que se practican en las diferentes religiones que podemos encontrar en nuestro medio.
El número 17 lo puedes leer en el sitio a7.com.mx o en www.espacio-interior.co.cc