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La historia es la misma, Freddy es un personaje siniestro que aparece en las pesadillas de adolescentes que viven en la calle Elm, en un suburbio de los Estados Unidos. Freddy es un hombre con el rostro quemado, usa un sweter de rayas y porta un guante que lleva afiladas navajas por dedos. Usa este instrumento para asesinar —en sueños— a sus víctimas, pero quien muere en la pesadilla también fallece en la vida real. El secreto detrás del asesino es que los padres de los jóvenes atacados lo quemaron vivo años atrás debido a que Kruger asesinó niños y fue liberado por la justicia.
Lo único acertado en esta nueva versión es el título de "pesadilla", pues soportar esta película es un auténtico suplicio. Encontrarle aciertos es casi imposible. Siendo muy condescendiente con su poco afortunado director le aplaudiría la iluminación de un par de escenas, pero nada más.
Para empezar el desatinado casting puso a un actor inapropiado para encarnar a Kruger, perdiendo la poca capacidad aterradora que ya de principio tenía el personaje. Pero lo más grave es que se carece de la personalidad pavorosa-ridícula que alguna vez fue la chispa de Freddy.
Fue tan malo el sabor de boca que me dejó este bodrio que tuve que ir a rentar la original para quedarme con un recuerdo menos decadente de "Pesadilla en la calle del infierno". Se me había olvidado que Johnny Depp estaba debutando en esa película. Fue grato encontrarlo tan jovencito e inexperto. Nadie se imaginaba en 1984 que Depp sería una de las estrellas más cotizadas en Hollywood.
Y en efecto, me quedé con un mejor recuerdo de Freddy. Pero me aterró algo: ver que la ausencia de ideas, aunada a la falta de talento de algunos directores y guionistas, está tocando fondo en Hollywood. Si la película de Wes Craven era mediana, el refrito se queda tres niveles debajo de lo malo. Hay escenas que Craven resolvió bien, con pocos recursos pero con ideas creativas. Pues aquí, en pleno 2010, ni siquiera son capaces de copiar la medianía. Por ejemplo, la escena donde Freddy aparece en la pared del cuarto de Nancy, justo frente a la cama donde duerme, moviendo sus garras como si el concreto fuera una tela delgada —que de hecho lo es— consigue un buen efecto en la original, en cambio en la nueva versión la toma es burda y pierde toda su fuerza. Lo mismo aplica para la escena de la bañera o la alucinación de Nancy de ver a su amiga muerta envuelta en una bolsa de plástico por los pasillos del colegio.
Pero mi asombro no acabó allí. Descubro por el internet que la historia sobre el origen de Freddy es buenísima. Todo comienza con Amanda Kruger, una monja que trabajaba como asistente en un hospital psiquiátrico. Una noche, por accidente, Amanda se queda encerrada en el nosocomio y varios locos terminan abusando de ella. De ese ataque nacerá Freddy, a quien Amanda abandona en un orfanato. La dura infancia del personaje y su siniestro origen lo predisponen a ser un asesino. Una vez adulto, Freddy consigue trabajo como jardinero en una primaria y diseña su famoso guante para desollar a los infantes. Su esposa descubre su secreto y termina asesinándola. Es llevado a juicio y posteriormente liberado por la extraña decisión de un juez. Cuando los padres de los niños deciden quemarlo, Freddy profetiza una venganza a través de las pesadillas de sus descendientes. Esos poderes los obtuvo de rituales que realizaba en honor a los demonios de los sueños.
Los escritores tenían la mesa servida y la ignoraron. Todo estaba allí, perfecto y al alcance de cualquiera. Pero bueno... supongo que querían llenar la pantalla de asesinatos perpetrados por Freddy desde la primera secuencia por miedo a perder dinero. Me pregunto ¿Tendrá cura la miopía de Hollywood?