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Ciro Gómez Leyva está a cargo del noticiero de las 10 PM en el canal de cable de Milenio Noticias. Su lenguaje es, a veces, muy extraño.
César Nava dio a conocer grabaciones telefónicas que en forma contundente muestran que el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, hace exactamente lo mismo que la gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega —excepto que no tenemos grabaciones de ella—: usar los recursos monetarios del erario público para apoyar abiertamente las campañas de los candidatos del PRI.
El PRI de inmediato pone una queja ante el IFE: castigar a Nava porque lo dijo. Es decir, porque lo supo y lo informó. O sea, Nava debió haberse mantenido en silencio y esconder de los ciudadanos mexicanos lo que ha descubierto: cómo actúa Fidel Herrera. Otras grabaciones involucraron a los gobernadores de Puebla y de Oaxaca, quienes, a su vez, hablaron de "haber arreglado los asuntos con los de Milenio".
Si el pueblo mexicano tuviera una pizca de lógica en su método de seleccionar por quién vota, el PRI tendría 30 votos en todo el país. Se le ha embarrado en la cara la forma en que actúan los hombres y mujeres del PRI cuando se empoderan. Pero a los mexicanos, eso, les vale "pura madre". Ellos declaran y esto se ve en todas las encuestas: van a votar por el PRI. "¡Viva el PRI!", habrán de cantar.
El robusto legislador yucateco —Ramírez— está ahora viendo la manera de promover un juicio político contra quien fuera el director nacional del IMSS, Horcasitas, cuando el infame incendio de una guardería —por fuego en el edificio contiguo— mató a más de 40 infantes. Un juez —con el cual ningún otro juez estuvo de acuerdo— deseó a fondo meterle más fuego al caldo. Es, desde luego, sólo la hipótesis de ese juez la que maneja el robusto diputado yucateco.
Se le llama "guerra sucia" a todo lo que se declara y deja ver la manera en que gente del PRI viola la ley, sobre todo la electoral. No es guerra sucia promover un juicio político contra alguien que, a todas luces, no puede tener responsabilidad alguna sobre un suceso totalmente fuera de su control.
Por algo —fuera del alcance de toda lógica saludable— en México es "guerra sucia" todo lo que el PAN declara a nivel nacional que puede perjudicarle al PRI —por el pasado y presente de este partido.
Y tienen razón: no sirve de nada decirles a los ciudadanos mexicanos lo mal que se ajustan a las leyes los políticos del PRI en los procesos electorales que se desarrollan en los estados que gobiernan. De nada sirve: van y votan por el acusado y encontrado culpable.
La petición del PRI al IFE es que se castigue a Nava. Y nadie dice lo contrario, sino todo lo contrario: nadie dice que se le castigue al PRI por el apoyo ilegal que está recibiendo en los estados en los que gobernadores emanados del mismo partido, están usando fondos públicos para apoyar sus campañas. Eso, ¡no es problema! Eso, ¡ahí se va! En fin que no tienen IVA ni alimentos ni medicinas, por lo tanto, ¿quién pagó los impuestos que se usarán para las campañas del PRI?
Pero sí toma muy en serio Ciro Gómez Leyva la declaración del gobernador de Coahuila, quien amenaza abiertamente con contar públicamente historias de panistas homosexuales y heterosexuales en caso de que "alguien se meta con él". Gómez Leyva no pudo contener la tentación de hacer ver el parecido del cohahuilense con el Chávez de Venezuela.
Yo le pregunto a cada mexicano: ¿creen ustedes que si el PRI no contara con grabaciones comprometedores de actores panistas, no estarían éstas ya hechas abiertamente públicas? Y, lo más "interesante": ¡a nadie le parecería guerra sucia! El reto de Ciro Gómez Leyva fue espetarle a Nava que éste no tuvo el "valor" de declarar que ganaría una sola de las 12 elecciones estatales.
El hígado de Nava debe estar ya bastante enfermo. Cierto: no hay una sola encuesta que le dé al PAN ni la mínima ventaja sobre el PRI. En Durango y Zacatecas, tomando en cuenta los "indecisos", podrían haber sorpresas. Los demás estados están "firmes con el PRI".
Pero, ¿cuál es la marranada, de nuevo? ¿Decirle al ciudadano mexicano que los gobernadores priistas están usando ilegalmente fondos públicos, o el acto en sí de usar los fondos públicos en forma ilegal? ¿Cuál es la marranada?