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JARTUM, Sudán, 20 de febrero.- Insurgentes de Darfur anunciaron este lunes la liberación de medio centenar de soldados de la Misión de Naciones Unidas y de la Unión Africana (MINUAD), aunque precisaron que siguen reteniendo a tres civiles sospechosos de ser agentes de inteligencia sudaneses.
El Movimiento por la Justicia y la Igualdad (JEM), el grupo insurgente más militarizado de Darfur, había anunciado horas antes la captura el domingo de 49 miembros de la fuerza de mantenimiento de la paz, y de tres sudaneses sospechosos de ser espías de Jartum.
Un casco azul de la ONU vigila en Nyala, Sudán (AFP/Archivo, ashraf shazly)
La MINUAD matizó posteriormente a la AFP que los soldados (55 según la ONU) no habían sido capturados "pero están bloqueados desde ayer (domingo) en el noroeste de Darfur" y que trataban de lograr la liberación de los tres civiles.
"Hemos liberado a los soldados de (la fuerza de) mantenimiento de paz porque nuestra investigación confirmó que entraron en la zona (rebelde) sin saber que estaba bajo nuestro control", declaró a la AFP el portavoz del JEM, Gibril Adam Bilal.
Este portavoz confirmó que sus fuerzas retenían aún a tres sudaneses para comprobar qué hacían con los miembros de la MINUAD. "Si la investigación confirma que no son miembros de la seguridad (espías de Jartum), les liberaremos inmediatamente", agregó.
Una portavoz de la MINUAD aseguró que esas tres personas trabajan para la misión de mantenimiento de la paz de la ONU y la Unión Africana y no para el gobierno sudanés. "No son espías", aseguró.
El portavoz de los rebeldes había indicado anteriormente que los soldados de la MINUAD "entraron en una zona controlada por el JEM sin permiso y sin haber informado al JEM". La gran mayoría de los soldados eran de nacionalidad senegalesa, precisó.
Según Sawarmi Jaled Saad, portavoz del ejército sudanés, los cascos azules "fueron rodeados por las fuerzas del JEM a bordo de 20 vehículos y les instaron a abandonar las armas".
El JEM se negó a firmar el acuerdo de paz alcanzado en julio pasado en Doha entre Jartum y el Movimiento de Liberación por la Justicia (LJM), formado por una coalición de pequeñas facciones rebeldes, al considerar que no solucionaba cuestiones claves como el reparto de las riquezas, las violaciones de los derechos humanos y el futuro de 1,8 millones de desplazados.