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BERLÍN, 20 de febrero.- El teólogo protestante Joachim Gauck —defensor de los derechos humanos y figura destacada de la 'revolución pacífica' de la antigua República Democrática Alemana (RDA) que propició la reunificación del país— será el próximo presidente en sustitución de Christian Wulff, quien dimitió el pasado viernes. Poco antes de las nueve de la noche de ayer, distintos medios alemanes coincidieron en señalar que la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel y su partido hermano de Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU), aceptaban respaldar la candidatura de Gauck, que los socialdemócratas, principal fuerza de la oposición, apoyaban con fuerza. Tenían la intención incluso de mantener su candidatura aun en el caso de que el partido de Merkel le rechazara y presentase a otro aspirante que no les convenciera.
La canciller alemana, Angela Merkel, cedió a la presión el domingo y accedió a respaldar al popular candidato a presidente de la oposición, Joachim Gauck, evitando una disputa política que podría haber distraído a su Gobierno de la crisis de la zona euro.
"No olvidemos que tenemos a hombres de fe como Gauck para agradecer por el éxito de la revolución pacífica de Alemania Oriental", dijo Merkel, hija de un pastor protestante que creció en la fallida República Democrática Alemana.
La 'fumata blanca' llegó tras un maratón de reuniones en la Cancillería y en las sedes de los distintos partidos durante el fin de semana. Horas antes, Merkel aún se negaba tajantemente a aceptar la candidatura de Gauck. Pero sus socios del Partido Liberal (FDP) se pronunciaron a favor de este pastor evangélico nacido en la ciudad báltica de Rostock hace 72 años.
Al dar finalmente su brazo a torcer, Merkel cedió a la fortísima presión de los acontecimientos. Si después de asegurar el viernes que iba a buscar a un candidato de consenso con la oposición socialdemócrata y verde, hubiera insistido ayer en rechazar un candidato que también apoyaban sus socios liberales, una gravísima crisis de la coalición habría sido la consecuencia inevitable.
Además, Gauck es un personaje acostumbrado a decir lo que piensa. Recientemente calificó de 'pueril' al movimiento 'Occupy' y mantiene un muy personal rechazo a las críticas a los mercados financieros, en contraste con Angela Merkel, que basa parte de su popularidad en su insistencia en la necesidad de 'domar' los mercados.
De ahí que la sonrisa de Merkel pocas veces fuese más impostada que anoche, en la rueda de prensa que ofreció a las nueve y cuarto junto con Gauck y los líderes de los partidos del Gobierno y de la oposición. Elogió al candidato como un 'valiente defensor de los derechos humanos y de la protección del medioambiente' que, 'pese a las diferencias' en su común biografía en la RDA, lanzará 'un importante impulso' a los debates sociales. El viernes, Merkel había agradecido a Wulff la misma capacidad de 'impulso' tras abandonar el puesto después de que la Fiscalía anunciase su intención de abrirle una investigación por corrupción.
El anuncio allana el camino para el pastor protestante de 72 años y ex activista de los derechos humanos en Alemania Oriental para ser confirmado en el puesto por la Asamblea Federal alemana en las próximas semanas.
Gauck sucederá a Christian Wulff, un conservador aliado de Merkel que tuvo que renunciar a la presidencia el viernes por un escándalo sobre favores financieros. Al apoyar ahora a Gauck, Merkel se expone a acusaciones de que se equivocó en su elección hace dos años.
Merkel confirmó su apoyo a Gauck en una conferencia de prensa con los líderes de los principales partidos políticos alemanes.
La resistencia a aceptar la candidatura de Gauck en las filas democristianas es comprensible. Para Merkel, decir sí a Gauck ahora supone reconocer abiertamente que metió la pata en el verano de 2010 al presentar a Wulff. Los socialdemócratas ya habían propuesto entonces a Gauck, el candidato que más simpatías despertaba entre ciudadanos de todas las tendencias políticas. La líder democristiana apostó por Wulff para lanzar una señal de fortaleza política de su coalición, y también para quitarse de en medio a un posible rival dentro de su partido.
Digna de comentario es también la actitud del FDP en la jornada de ayer. Los liberales, que a causa de la manifiesta incompetencia de sus líderes y de una abrumadora ausencia de programa distintivo no arañan más de un 2 por ciento de intención de voto, vieron su oportunidad de exhibir músculos y se empecinaron en rechazar categóricamente a todo candidato que no fuera Gauck.
Gauck fue uno de varios pastores que jugaron un rol activo en la caída del régimen de Alemania Oriental, creando las condiciones para la reunificación en 1990.
Aparentemente asombrado, Gauck dijo a la prensa que acababa de aterrizar en Berlín y estaba entrando a un taxi cuando Merkel lo llamó para contarle la noticia.
"Lo que más me conmueve es que una persona que nació durante esta guerra siniestra y oscura y después vivió a través de 50 años de dictadura, que esa persona sea llamada para convertirse en jefe de Estado", comentó Gauck.
"Lo más importante para mí es que la gente en este país aprenda nuevamente que vive en un buen país que pueden amar", agregó.
Aunque el presidente en Alemania no tiene poder sobre la política, la persona en ese cargo ha sido vista como fuente de orientación moral y puede influir en el debate político pronunciando discursos.
Gauck administró los archivos estatales de la Stasi después de que la muralla de Berlín cayó, ganando reconocimiento por exponer los crímenes de la temida policía secreta de Alemania Oriental.
Un sondeo publicado en la edición dominical del periódico alemán Bild mostró que una mayoría de los germanos quieren a Gauck en el cargo.